LUKE nº 90

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Literatura

"Los diarios perdidos de Rimbaud"

Kepa Murua

Crater

En la presentación que hice con motivo de la publicación de La isla móvil el 5 de octubre de 2005, en la librería Margen de Valladolid, dije que desde Bassarai "nos gusta recuperar autores que, por motivos varios, pasan desapercibidos entre los lectores. Autores periféricos por ejemplo". Y que este era el caso de Pilar Salamanca, una escritora con un mundo propio y varias novelas interesantes, pero desconocida más allá de un círculo limitado de lectores. Una escritora que necesitaba del apoyo de un catálogo serio para que pudiera crecer, de la misma manera que un sello crece con el trabajo de los autores que se identifican con la manera de trabajar de la editorial".

También hablé de las razones que me llevaron a publicar esa novela de Pilar Salamanca en Bassarai. Y dije que lo hice "porque me gustó al leerla por primera vez" y porque estábamos ante la obra de madurez de una escritora que si anteriormente había tocado algunas claves narrativas con acierto, éstas se descubrían con maestría en La isla móvil. El mundo de la mujer por ejemplo, que se muestra con una narrativa serena, elegante, y sin estridencias.

Otra razón para confiar en la publicación fue el modo de situar el tema en la novela, porque, aunque a primera vista destacaba la metáfora del cuerpo de la mujer convertida en isla, se describía a su vez una historia de amor y de soledad en medio de una contexto contemporáneo, como es el de la inmigración clandestina de África que asola en los últimos años a España.

Otra razón de peso fue la forma novelada, el estilo. Dije que "pocas veces una novela conjuga voces paralelas, incluso voces contradictorias, en un plano literario con una naturalidad que arrastra al lector a dejarse atrapar por la historia".

Y todas estas cuestiones que menciono ahora al recordar la publicación de La isla móvil se proyectan asimismo en Cráter, todavía con mayor sencillez si cabe, en una historia que nos atrapa de principio a fin porque la nueva novela de Pilar Salamanca gira en torno a la figura de Rimbaud y el enigma de sus diarios perdidos en Yemen.

Pero esta novela, tal como han comentado otros escritores y críticos en sus reseñas, tiene más cosas, pues sólo las partes centrales recogen la historia de Rimbaud y Asha, la del poeta que dejó de serlo para convertirse en un aventurero egoísta y codicioso, incapaz de amar a alguien más que a sí mismo.

Pilar Salamanca describe el presente y el pasado del mundo africano con una escritura precisa que cambia a medida que se adentra en las voces de los protagonistas. Cráter cuenta la vida de un mujer que abandona su posición académica para adentrarse en una investigación imposible sobre los pasos del poeta en Adén.

La inclusión de los diarios de Rimbaud es un acierto de la autora, que consigue meterse en su piel con naturalidad, y hay un detalle que enhebra esta narración con un golpe de efecto: la visión, en una aparición en el tiempo, de Asha, que confiesa cómo era y qué hacía el poeta en África.

Pero hay más cosas, esta vez relacionadas con mi trabajo como editor, pues con esta publicación Bassarai hace un repaso sobre tres íconos de la poesía moderna, como Baudelaire, Mallarmé y Rimbaud. De Baudelaire, en la colección de ensayo publicamos sus cartas más personales, y de Mallarmé, un libro de poemas que faltaba por traducir al español como es Para una tumba de Anatole.

Más coincidencias: Fuera del relato, otro de los títulos recientes de Bassarai, se remite a Lautréamont, un poeta que, como Rimbaud, abre el camino a la poesía moderna y desaparece sin dejar rastro, y Cráter contiene además el mismo paisaje que aparece en Los secretos del Mar Rojo, otro título de Bassarai que descubre la aventura de un escritor inclasificable como era Henry de Monfreid.

Y ya que estoy hablando de coincidencias he de confesaros una muy personal. Cuando corregía las pruebas de Cráter sucedió el nefasto atentado de Yemen perpetrado por un coche bomba de Al-Qaeda (3-07-2007) en el que perdieron la vida siete viajeros españoles, dos de ellos conocidos de Zarautz, lugar donde nací, así como una mujer que trabajaba y vivía en Vitoria, ciudad donde escribo y edito, por lo que a mi curiosidad por la figura de Rimbaud se le añadió la realidad del momento en una lectura intensa que me sirvió de concentración, revisión sentimental, y bálsamo, que nos regala, por azar o por necesidad, la buena literatura.