LUKE nº 85

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Arte

Girbent

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La fotografía nos ofrece todo un mundo que nuestros ojos no pueden ver: estados intermedios de un proceso de cambio, de una modulación continua.

La fotografía nos revela un nuevo estatuto del objeto, temporal y cualitativo: las cosas son acciones (potencias) y no formas, las figuras prosiguen hasta donde va la luz que captan o emiten. Hay una expansión de luz-color que crea el espacio. Todo es relación, todo es grado... la fotografía nos muestra, antes que un mundo de identidades, un mundo de intensidades. En la génesis de mis pinturas hay una radical asunción de la fotografía como referente y como límite. Pienso que esta interacción de la pintura con otro medio no merma su singularidad, sino que la hace vibrar de forma más sutil, más profunda. La radical repetición en pintura de una imagen fotográfica la transfigura, la complica, la enriquece... las relaciones entre luz, movimiento, imagen y materia entran en una problematización vertiginosa en este nuevo ser de la imagen. Este nuevo objeto no es suma, sino producto (fotografía x pintura). Tal vez no sea mejor que su referente, pero es "más". La imagen se ha dramatizado (en un nuevo teatro) y se ha diferenciado. Ha adquirido carne, cuerpo... una nueva vida. La imagen se ha trasmutado en una imagen-piel. Estas imágenes-piel devienen singularidades fronterizas y abren una (rica) zona de indistinción entre fotografía y pintura, un "campo" refractario a los clichés establecidos.

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Insistir, aportar más información, invertir más tiempo, lograr más intensidad molecular, saturar, pintar milímetro a milímetro, llegar al grano o al píxel... apurar la mimesis, apuntar a algún tipo de desborde de la imagen misma... elaborar, en fin, una piel cada vez más densa, crear una repetición cada vez más y más idéntica y cada vez más diferente. No admito ninguna síntesis, sino incesante complicación: complicación, implicación y explicación... es decir (en este sentido concreto del término,) expresión. Solo quiero cambiar la imagen de grado y de naturaleza (repetición y complicación) pero intuyo que los medios, en su interacción, despliegan sus potencias de forma indirectamente proporcional a la notoriedad de mi intervención. Aspiro a la máxima objetividad, a la máxima concisión, pero siempre acabo dejando un resto: lo "demasiado humano" es decir, mis limitaciones (que tal vez sean mi firma). A pesar de que me complace la procedencia heterogénea de las imágenes "pues postula lo múltiple, lo diverso, la inabarcable riqueza de lo real" suelen ser las mismas imágenes las que retornan a mí una y otra vez, exigiendo una nueva repetición (y variación) reclamando una efectuación más completa, su (inalcanzable) máximo de ser. No descarto incluso repeticiones radicales, idénticas, de una misma imagen: aparentemente iguales, estas repeticiones diferirán inevitablemente (a pequeña escala, hasta el infinito) y serán en realidad una apoteosis de la pura diferencia. La singularidad de cada una de ellas será un reflejo de la singularidad de la pintura (paradójicamente, más afirmada en profundidad y sutileza como más estricta sea la mimesis). Es obvio: la efectuación de la imagen óptica en pintura (en materia) es en sí un proceso de diferenciación y en consecuencia, dos pinturas idénticas serán, en toda regla, dos originales: dos acontecimientos únicos e irrepetibles. Constato que hay siempre una especie de alegría (algo festivo) en el hecho de elaborar una imagen...Cuando se crea una imagen se está superando al concepto, al programa, al pensamiento. Filmar una pintura implica un nuevo cambio de grado y de naturaleza en la imagen (mis imágenes-piel se sustentan en esta doble operación). Se trata de otra repetición y complicación, del surgimiento de otra rareza. La imagen pintada - ya no tiene sentido hablar de imagen-piel- adquiere una nueva dimensión: adquiere tiempo.

El tiempo que transcurre, es decir, el universo en su devenir, se ha infiltrado en el plano, en el nuevo cuadro. Esta imagen pintada que ya no es pintura y ante la cual (o en la cual) la realidad fluye, deviene otra en cada nueva toma: en cada nueva "duración" el cuadro es el mismo y es otro.

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