LUKE nº 85

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Creación

Poemas

María Eloy-García

La sopera

en el ciclo artúrico de mi mueblebar
todos prueban a abrir la llave que va a dar a ginebra
lleva una sopera dentro porque es un mueble conceptual
la cuestión de lo artístico se resuelve en lo cotidiano
¿por qué resulta mi sopera sin estrenar
atrapada en las entrañas del mueble
tan poderosamente sentimental?
qué duda tan presocrática
¿será la misma sopera?
¿la veré como la primera vez será menos azul?
¿cuántos pensaron en su producción en cadena
que estaría condenada a la oscuridad más absoluta?
¿puede llamarse sopera a lo que nunca contendrá?
ante mi intuición empírica el fenómeno es la sopera
sólo un juicio sintético podría acercarme a tocarla
pero cuántos
juicios universales necesito tan sólo para el recuerdo
este idealismo trascendental merece una crítica necesaria
imposible hacer pucheros
pero si me pongo empírico-racional y digo que
la experiencia es el origen y el límite de nuestro conocimiento
mi sopera tiene en sus cualidades sensibles
ideas complejas que mantienen mi religión y mi memoria
la sopera es este deseo imposible hacer pucheros
y yo me pregunto
¿cómo será la sopera con su realidad
o cómo sería la sopera sin mi idea?

El bien inmueble

la nostalgia vive en el sexto piso
tira un papel por la ventana
y por un segundo
se confunde con el vuelo migratorio
de un pájaro que quiere aparearse
la mierda que lanza desde su arriba
cae sobre la raya en medio
de un preso en libertad condicional
que no recuerda cómo se iba a su casa
aquí el niño que lo ve todo
crea en ese momento en la parte izquierda del cerebro
un comienzo de neura
que asociará a la placidez veinte años más tarde
la bondad vive en el tercero
tiene una casa confortable pero incómoda
el odio tiene siempre un perro en la puerta del cuarto
pero la decoración de su casa es impecable
la timidez que vive en el quinto
ve por la mirilla de su puerta blindada
la cabeza distorsionada de un gordo que es el mundo
en el noveno vive la veneración
la soltera que comparte piso con la envidia
el del octavo que es el tiempo
se quedó justamente encerrado en el ascensor
aquel día que viniste a mi casa
y yo soy ese edificio
pero nunca subo al décimo
la casa de la perfección que es una déspota
suelo sin embargo quedarme en el primero
del que nunca sé salir
allí vive el hastío que nunca pagó la comunidad
la memoria
que vive en el segundo
tiene el síndrome de diógenes
todo lo que sube a su casa
es digno de ser guardado
cualquier tontería tiene la dignidad de un tesoro
pero nunca recuerda al que se olvidó de ella
ese día subiré al séptimo
porque es justo allí donde habita el olvido

Mi cuerpo asesinado por su alter ego

no puede con el terco humano de la prisa
con los codos en los autobuses
con los auxiliares administrativos
en gélidas ventanas
con gestos de prisión preventiva
y su oposición con academia
con las manos en la barra tensa de los trenes de cercanías
con el lexatín de cada alzarse
con las marcas hechas por el ultravioleta
con las estrías que son logos corporativos
a mi cuerpo vencido por la resistencia de la desidia
a mi cuerpo le bastan solamente
los dedos levantados del orgasmo
las personas graduadas a su lente de contacto
y un cóctel para asomarse a la prisa de la tarde
en un sitio concreto que no digo
a mi cuerpo le bastan las aceras hundidas
por otros transeúntes que tomaron
un número que no fue nunca el 483
en el su-turno de la gestión tributaria
que me indultó del frío de la calle
que me cercó las ventanas con rejas de mi casa
que me permitió el adentro en vez del afuera
me ascienden del cuerpo preguntas tiranas
para las mismas respuestas sectarias
y me cumplen los meses con recargo
vendrá la muerte tan pavese
y pasará por tus manos burócrata

Sobre la espera

en la fila el último espera que alguien entre y pregunte
quién es el último para dejar de serlo
el primero tiene la ventaja de mirar hacia atrás
el segundo es siempre el que recoge la espera que deja
el primero que se va
la cadena de la espera nunca acaba
en nada que existes dejas de ser el último
y en nada que lo piensas eres terriblemente el primero

María Eloy-García

María Eloy-García. Málaga, 1.972. Licenciada en Geografía e Historia. Ha participado en revistas como Litoral, El maquinista de la generación, Laberinto, Nayagua, Fósforo (edición digital)