LUKE nº 83

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Opinión

Miss Cantabria o el colmo del feminismo"

Juan Luis Calbarro
Miss Cantabria

El escándalo de Miss Cantabria ha alcanzado ya al Instituto de la Mujer y a la secretaria de Igualdad del PSOE, Maribel Montaño, que se han sentido en la obligación de intervenir y señalar la injusticia de que Miss Cantabria haya sido despojada de su título de belleza por incumplir la base del concurso que veda explícitamente la participación a las mujeres ya madres. Inmediatamente el antimachista que hay en todos nosotros se abre paso en nuestra conciencia y lamentamos una norma que discrimina a las madres con respecto a las no madres. Sin embargo, a poco que reflexionemos, veremos que el asunto no es para tanto o, por el contrario, es para mucho más y, por tanto, se plantea en términos inadecuados.

¿Es un derecho fundamental el de optar a Miss Cantabria? No. ¿Hay que encuadrar, así y todo, la corona y el cetro de las bellas en el ámbito de los derechos laborales? No sé qué normativa afecta exactamente a este tipo de convocatorias, pero las bases hablan de un "contrato de representación" y de "derechos de imagen". Sin una relación laboral explícita, yo no contaría con que la demanda de la joven Ángela Bustillo llegue a prosperar: nadie puede obligar a ningún particular o empresa a representar a alguien en cuyas posibilidades no confía, se deba esa desconfianza a la condición de madre de la aspirante a representada, al color de sus ojos o a la acentuación esdrújula de su segundo apellido. Porque, vamos a ver, ¿no podría alguien demandar igualmente a la organización de Miss España por no permitir que se presenten hombres al certamen, dado que esto supone una discriminación por motivo de sexo? ¿No podría alguien impugnar que la misma normativa excluya a las candidatas mayores de 27 años, por constituir esto una discriminación por motivo de edad? Los abogados y los jueces dirán lo que deban decir.

Pero, entre tanto, la despojada, a quien La Razón ha llegado a calificar de "militante comprometida" (con la causa de las mujeres, se entiende; no por nada este diario fue fundado por el periodista, académico y gran aficionado a los concursos de belleza Luis María Ansón), ganará muchísimo dinero yendo de plató en plató a contar sus penas; posiblemente verá cómo le llueven contratos bastante mejores que los que hubiera disfrutado de haber conservado su corona provincial; y, si tiene suerte en los tribunales, recibirá una indemnización cuantiosa por el lucro no obtenido debido a habérsele impedido presentarse a la fase nacional de Miss España.

Yo, sinceramente, entiendo la militancia comprometida de otra forma. Me parece injusto que un empresario discrimine a una joven de veintidós años por ser madre de un niño, en términos generales y sea cual sea la aspiración de la joven. Pero, dicho esto, me parece también indignante que una mujer, por joven que sea, desee y considere un privilegio dedicarse profesionalmente a explotar todo aquello por lo que la mujer ha venido siendo históricamente utilizada como objeto sexual y/o ornamental, y representar y legitimar, así, el statu quo machista que, nos cuenten lo que nos cuenten las series de televisión, seguimos tolerando. Ángela Bustillo y todas las que son como ella harían mejor en aspirar a una ocupación útil para sus congéneres, comprometida con la sociedad y no sólo con el oropel y la lentejuela de la televisión, la pasarela y las revistas. Los padres de Ángela Bustillo deberían haberse preocupado a tiempo de amueblar esa hermosa cabecita de su hija y procurar que se formase como persona integral, como alguien que siente vergüenza y no admiración ante espectáculos esencialmente corruptos como los concursos de belleza. En ellos, como en el mundo de la moda en general, se acepta como algo normal la incultura y la irresponsabilidad, se hace ostentación de un lujo postizo, grotesco e insolidario, se sobrevalora el regalo natural de la belleza, por el contrario se desprecia cualquier virtud fruto de la conciencia y el esfuerzo y, en los peores casos, se abusa de las jóvenes y, por consiguiente, incautas modelos, que se dejan arrastrar hacia las adicciones, el expolio de la salud y la explotación en sus diversas modalidades.

Hay causas mejores con las que comprometerse y con las que dar ejemplo a ese niño a quien, sinceramente, espero no llegue a salpicar nunca toda esta basura. Y lo mismo cabría recordar a los responsables del Instituto de la Mujer y a la secretaria de Igualdad del PSOE. De verdad: qué panda.