LUKE nº 81

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Música

Living (room) with Momus o Nick Currie forrado de niño

Carol Paris

Si tienes un objeto bajo la mirada,
no le atribuyas más que lo que te revelen tus ojos"
Empedócles

Momus

Nick Currie, nacido en Escocia en 1960, forja con su pseudónimo, Momus, toda una personalidad. Su nombre artístico - que adopta en 1985- proviene de la mitología clásica y apela al hijo de Nyx que satiriza a Zeus. Apropiarse de este nombre ya dice bastante de la actitud del cantante escocés; como su antecesor mitológico, Currie también muestra en sus canciones la necesidad de la crítica y de la parodia.

En octubre del pasado 2006, en el marco de Kosmópolis - Fiesta Internacional de la literatura, que se organiza cada año en Barcelona - Momus ofreció un genial concierto que englobaba algunos de los temas más conocidos de sus (más de 20) álbumes. Los temas presentados en su actuación mostraban una superposición de efectos, gráficos y musicales, que se daban simultáneamente; una coherente y a la vez curiosa mezcla entre música e imagen. Momus necesita del sistema Mac Os X para funcionar; pero en sus conciertos no ofrece la clásica variación de imágenes que persiguen el ritmo de la música, sino que aquello que su ibook traslada a la gran pantalla es un peculiar instrumento, similar a las cuerdas y martillos del interior de un piano, que toca cada vez que quiere enfatizar algún pasaje o bien añadir un bajo más a la canción; en un movimiento que siempre descoloca y sorprende al espectador. Con este instrumento virtual, Momus convierte su Macintosh en un nuevo teclado, en una pianola de juguete propia de un clown. Como nuevo Ferdydurke, Momus recrea en su performación una actitud infantilizada; recontextualiza su puesta en escena comportándose como un niño que, aprovechando que sus padres no están, se lanza a bailar y a cantar en la sala de estar de su casa; con gran naturalidad, entra y sale de la escena cuando le apetece, se estira en el suelo, se esconde debajo de la mesa, simulando que el auditorio no importa: su ingenuidad exacerbada se convierte, por tanto, en un acto de provocación.

Partiendo de una actitud minimalista, nada exagerada y casi antiteatral, Momus consigue, curiosamente, enmascararse, disfrazarse de un "alguien" que ve las cosas y las cuenta por primera vez, y adoptar distintas voces gracias a la utilización de diversos idiomas en sus canciones: inglés, italiano (como el fantástico tema "Giapponese a Roma", con su ritornello "Voglio trobare la Dolce Vita") y francés (con melodías que parecen extraídas de Jacques Brel). Aunque, quizá, la influencia que más marca su estilo es la japonesa: Currie vivió durante varios años en Tokio, escribiendo y produciendo música para los artistas japoneses del movimiento Shibuya-kei. Por lo demás, Momus se autoproclama inventor del llamado Folktronic o Spooky Kabuki, así como de otro género denominado Vodevil Futuristico; algo que nos recuerda a los intereses de Schoenberg quien, durante varios años, fue director de orquesta y compositor del Cabaret Berlín. Similar a estas composiciones expresionistas, pero sin dejar de lado la tonalidad, los motivos musicales en Momus también son muy breves; con todo, sus letras son instantáneas de una materia en cambio constante, y por ello no encontramos formas rígidas en su música. En el tema "Radiant Night" Momus parece delatarse: menciona a Stockhausen -uno de los primeros compositores que se aventuró a la música electrónica- y también afirma "I find Schoenberg's "Verklarte Nacht" the loveliest thing I've heard". Y es que la transgresión que ofrece Momus sobre la figura clásica del "cantautor" parece tomada, otra vez, de aquello que hizo en su momento Schoenberg en varias de sus obras; una peculiar alternancia entre el Sprechstimme ("voz hablada") o el Sprechgesang ("canción hablada"), es decir, una mezcla entre discurso y canción; lo que ahora denominamos spoken-word.

Llevando al escenario un conglomerado de géneros, Momus juega con los espacios liminares existentes entre ellos, sorprendiéndonos a cada compás; "Good Morning World" es una corrosiva imitación de la música de los 60; en "The end of night", y aludiendo a la figura de Chopin, se caricaturiza el tono heroico y las cadencias de las polonesas, al presentar hiperbólicamente aceleraciones súbitas, in crescendos en el último compás del fraseo y los ritmos marcados propios de esta forma musical.

Estas cajas chinas sonoras también abren múltiples referencias a la literatura; Momus nos invita a un viaje irónico-festivo por su canon personal y por la llamada alta cultura: figuras como Louis F. Celine, Giacomo Leopardi, Stephane Mallarmé, Diaghilev, Rilke y "the Polish avant garde" se mezclan con las de Edward Munch o Rodin. De este modo, Momus, que tiene cargado el currículum de estudios y de licenciaturas, ironiza sobre el arte y sobre la literatura, presentando su erudición de una forma superficial, inmediata y por tanto desacomplejada; porque, es en otro material, en la unión de tecnología, música y performance, que Momus ha encontrado su Dolce Vita.