LUKE nº 91

a a a

Otros

"En mar abierto". Ponencia de Kepa Murua en Sao Paulo (nov/07)

Kepa Murua

Ponencia de Kepa Murua en Sao Paulo (nov/07)

La contemporaneidad en la poesía

Las palabras utilizadas, el gesto poético, la música del poema, su ritmo y fondo, el contenido, responden a una mirada que profundiza en lo que acontece al hombre como poeta. El poeta toma una distancia de los objetos y de las personas para reflejar con sus palabras esa realidad contemporánea. La realidad sustenta las interrogantes sobre el mundo y la condición humana. El poeta responde a meditaciones y vivencias personales con palabras. La contemporaneidad reside en la mirada. Somos poetas porque miramos con otros ojos lo que acontece alrededor. Somos poetas porque decimos con palabras lo que otros no son capaces de expresar por pudor o ignorancia. Una mirada exterior proyecta al paisaje, una mirada interior remite al hombre. Podríamos hablar del cuerpo y del alma de la poesía. El lenguaje poético es el latido donde estas dos esferas caminan con un paso u otro. Somos poetas porque intentamos descifrar el paso por el mundo. Descubrir el sonido de la existencia. Dotar a las palabras de su verdadero significado.

La creación poética en soledad en un mundo bilingüe

Me podría extender hablando de mí, pero no debo hacerlo, sólo decir que si se me ha tratado como un poeta inclasificable a todos los efectos es porque, siendo una persona euskaldún, desde un principio escribo en castellano desde el País Vasco. Provengo de una familia vasca que habla euskera en casa, pero todos mis estudios y lecturas de juventud fueron en español, por lo que me he sentido muy cómodo escribiendo en castellano en soledad, y hablando en euskera con la gente, pese a la hostilidad que esta situación generó en los ámbitos de la cultura vasca cuando aparecieron mis primeros libros.

No obstante, hasta que mi obra no fue reconocida en la prensa nacional, en la prensa cultural de Madrid, hasta entonces, tampoco se habló de ella ni se me entrevistó en los medios vascos. Hoy, esta situación, que recuerdo con extrañeza, como si estuviera congelada en el tiempo, se me antoja sin importancia, pero no debería olvidar lo que padecí y aprendí entonces. Fruto de todo esto, la creación literaria se remite en mi caso a una extraña soledad poética, quizá debido a un aislamiento que se confunde con una defensa ante las presiones sufridas en su día, porque, como dije, escribo en castellano en mi tierra y en España lo hago desde la periferia más aislada.

La presentación ante el público

Porque escribo desde la periferia, porque publico desde la periferia, es muy importante confrontar mis textos ante el público. Para el mundo vasco he publicado algunos libros bilingües, en euskera y castellano, como Flysch e Itxina, pero son mis libros en castellano de la editorial Calambur quienes refrendan mi personalidad literaria ante los lectores en general, donde defiendo una poética contemporánea, individual, más allá de grupos, modas o escuelas, debido ante todo a mi propia realidad: escribo desde la periferia, en un mundo complejo (bilingüe y problemáticos desde el ámbito social y político) y mi cultura literaria y lectora, a diferencia de mis colegas españoles, es europea y plural, porque me interesan en igual medida otros lenguajes y expresiones como son los propios del cine, del arte, de la música o de la filosofía.

La necesidad de otras colaboraciones

Desde una sociedad compleja, desde el aislamiento, desde la periferia se entiende mejor la necesidad de colaborar con otros artistas para salir de ese aislamiento y reconocerse en otras manos, para ir acompañado en el frío de la poesía, en el frío del mercado, para salir del atolladero de la creación, para aprender, para escuchar, para saber qué opinan de tu obra otros artistas, para escribir con otro tiempo y otro ritmo, con otro pulso, para llegar a un público diferente, para ampliar una mirada que necesita de nuevas experiencias.

Las experiencias con otros artistas me han llevado a compartir libros con escultores (Cuando cierras los ojos), con fotógrafos (Flysch e Itxina) y con pintores (Poemas del caminante), a grabar con músicos un libro-disco (Poemas y canciones), así como a ampliar mi compromiso con la poesía y los lectores mediante la publicación de textos ensayísticos donde hablo de mi poética, de las intenciones del escritor, del quehacer de la escritura, y de cómo se ha de defender la poesía más allá de la publicación de los libros de poesía. En otras palabras, de cómo se debe ampliar la poesía al mundo de la cultura y de cómo nos debemos apoyar los creadores para difundir los textos y las voces que nos sorprenden como lectores.

La necesidad de la traducción

Un aspecto esencial para entender esta cooperación entre los poetas y la difusión de la poesía entre los lectores es la necesidad de la traducción de las obras de los autores que se desconocen en un país. Yo, como editor, impongo esta realidad traduciendo autores vascos que escriben en euskera y que no se pueden leer más que en castellano, incluso por un amplio grupo de lectores del País Vasco. Pero de la misma manera me esfuerzo en traducir a otros escritores europeos (checos, nórdicos, franceses, alemanes o eslovenos) para difundir sus palabras entre los poetas y lectores españoles.

La experiencia personal en otros mercados

La difusión de la poesía, de la literatura, tiene un recorrido inagotable mediante la traducción. Una vez que los libros alcanzan cierto reconocimiento, la traducción sigue su curso. En mi caso nunca he forzado la traducción de un libro mío. Prefiero que el libro cautive a un traductor, que guste a un editor, y que sean el esfuerzo del primero, junto con la apuesta del segundo, las razones que me lleven a ser traducido a otras lenguas y publicado en otros mercados. Que Andrea Livini se haya fijado en mis libros me ha abierto las puertas al mercado italiano y me ha ofrecido la oportunidad de reconocer a nuevos poetas en una literatura distante y cercana a la vez.

Mis libros traducidos al portugués

Y que en uno de sus viajes a Madrid, la poeta y traductora Ángela Pieruccini se sorprendiera con la lectura de Siempre conté diez y nunca apareciste -quizá uno de mis libros más reconocidos-, fue el origen de la traducción de una antología personal que publicó en edición bilingüe, portugués-castellano, la editorial Maneco en 2002. Y que este libro se vendiera en el mercado brasileño nos animó a continuar con una antología poética más amplia, con el título de Poesía vasca contemporánea, publicada en la misma editorial el año 2003, donde esta vez estoy acompañado de poetas que escriben en euskera y en castellano, como Kirmen Uribe o Ricardo Arregi, y Eli Tolaretxipi o Karmelo Iribarren respectivamente.

Los libros de autores brasileños traducidos en la editorial

Del mercado literario brasileño o portugués hay importantes editoriales en España especializadas en la traducción de sus protagonistas, como la editorial Pretextos, pero en Bassarai Ediciones, si bien es verdad que miramos en otra dirección, a Europa preferentemente, también contamos en nuestro catálogo con pequeñas joyas, como es el caso de Barulhos de Ferreira Gullar, traducido con el título de Murmullos por José Morella, un libro donde aparece la historia reciente de Brasil, se ven sus playas, se escucha el murmullo de la gente, pero ante todo se reflexiona sobre la aparición del poema y la validez del lenguaje poético en los tiempos que corren.

Una colaboración intermitente, pero necesaria

Con sus límites y problemas añadidos, la traducción de poesía es tan necesaria como real, y es el resultado final de la colaboración de los diferentes agentes implicados, esto es, poetas, profesores y otros artistas, así como los principales, los traductores, que son los que en la sombra facilitan el encuentro entre culturas y lenguas diferentes, entre mundos contrastados, pese a la globalización del planeta, porque si algo de valor nos muestra la poesía es que pese a la palabra empleada, pese al lenguaje utilizado, cada hombre, cada mujer, cada voz, tiene un matiz diferente que completa la voz general del mundo como una ola que nos lleva mar adentro.

La música de cada lengua. Una vuelta al principio

La lengua expresa emociones y sentimientos, es conocimiento, es música y es silencio. Una lengua se aprende en la infancia, se cuela en la juventud como si nada y con tiempo madura en un código personal que busca la comunicación con los otros. Esa lengua es la que nos permite conocer la historia y la literatura, la que se impregna de cultura, de canto y poesía. Todo el mundo tiene una lengua con sus rencillas y pasiones, su riqueza literaria y su miseria política. Pero la lengua tiene vida propia. Como la familia, tiene también su razón de ser y su carga de sentimiento, tiene su herencia y su testimonio. La lengua es parte de un patrimonio común que congrega a tantos individuos y desheredados como lenguas existen en el planeta. Todo el mundo nace en algún lugar que otros eligieron por él. Todo el mundo cree amar una lengua por encima de otras, conocerla como si fuera sólo suya. Todo el mundo tiene una historia si habla de su lengua: el primer amor, la primera pesadilla, el primer golpe y jurar en voz alta como si no pasara nada. Pero la lengua cambia si los tiempos son otros. La tierra se mueve con el hombre, la lengua y los países cambian como cambian sus individuos. Hay ciudades que crecen, pueblos que desaparecen, sueños que se olvidan, pero la conciencia que manifiestan las palabras cuando uno puede abrir la boca es y será lo que siga imperando en todos los países, aunque a nadie le importe la poesía.