LUKE nº 84

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Música

Olimpic

Joseba M. Garitano

Olimpic

Me confieso entusiasta de los conciertos en directo. Si bien me considero muy abierto en cuanto a gustos musicales se refiere, en mi discoteca personal faltan muchas referencias que, sin embargo, sé disfrutar ante un escenario en vivo. Prefiero el sonido abierto de músicos de carne y hueso y participar del lenguaje que se produce con un público dispuesto a convertir una sesión de escucha en una fiesta del sentido. Es cierto que para disfrutar de veras existen circunstancias que facilitan enormemente dicha interrelación: conocer al grupo, tu estado anímico, la compañía de amigos, las condiciones de la sala, etc.

Por eso, el pasado sábado, 17 de marzo, acudí con un grupo de amigos a la Sala HELL DORADO (Vitoria-Gasteiz) al concierto de los STANDARD, un grupo getxotarra famoso en poquísimo tiempo gracias a haber ganado el Proyecto Demo 2006 del Festival de Benicassim, un concurso que empieza a erigirse como la auténtica plataforma de lanzamiento para todo aquél que, sin pasar por la televisión, quiera hacerse un hueco en el panorama musical estatal. La sorpresa saltó al escenario con los primeros acordes de unos temas que nada tenían que ver con los previamente conocidos en su disco "3.000 V - 40.000 W", y al comprobar que sus componentes respondían a un perfil que sospechaba no tan joven... No estaban anunciados como teloneros y, confieso, no sin cierto rubor, que me dejé llevar por su frescura y disfruté de ellos sin saber que se trataba de un grupo del que llevaba días tratando de conseguir una maqueta que se habían arriesgado a autoproducir. Se trataba de los OLIMPIC, vecinos de Berango que, precisamente una semana después participarían en la final del mismo concurso con claras posibilidades de convertirse en los ganadores. Su concierto fue ante todo, no pretendo hacerles la típica reseña de comentarista taurino, fresco y divertido. Una voz, la del guitarra Asier Martín, de asombroso parecido a la de Robert Smith (The Cure), fraseando letras en un perfecto inglés de veraneos en Bristol, el bajo Igor Arias aportando la penetrante rotundidad clave del sonido "olímpico", la melodía de Adrián García que al control del teclado desgranaba acordes bien aprendidos, y un batería, Jorge Salvador, auténtico alma de la fiesta con su chaleco y sus gafas de empollón, demostraron que para transmitir sus vibraciones no hacen falta grandes arpegios, ni tremendas letras, sino de suficiente osadía para disfrutar con su música como si estuvieran en el local de ensayo, argumento por el que, sin duda, se erigieron en ganadores del Demo 2007 el pasado 29 de marzo en la Joy Slava de Madrid.

Tras calentar al respetable dejaron paso a los STANDARD, quienes como si de sus hermanos mayores se trataran, demostraron las razones por las que se les ha considerado grupo revelación del 2006, y llevan un año -y lo que te rondaré- copando los carteles de todos los festivales: da igual que se trate de rock, pop o electrónica, ellos caben en cualquier formato de escenario. Aunque su estilo recordaba de alguna manera a lo recién escuchado, su sonido resultaba mucho más potente, añadiendo a la instrumentación de la formación anterior, una guitarra más, otra percusión y las programaciones de un Mac atendido con inusitada destreza por el batería que, en ocasiones, y sin necesitar de un tercer brazo, se afanaba con una mano con la baqueta mientras con la otra buscaba afanoso la pista adecuada en el ordenador. Su directo fue contundente, demostrando beber de muchas y diversas fuentes que van desde el rock más subversivo, el pop más ñoño, el funk o el jazz, sin dejar de lado la música disco a la que le dedicaron un divertido homenaje.

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Standard

Curiosamente, otro escenario vitoriano, el del ARTIUM, brindó hace un mes las tablas de su sección "Art+sound" a otro grupo, MENDETZ, también ganador del Demo, esta vez en 2005, con una fórmula similar: guitarras potentes, voces en inglés, rítmica poderosa y grandes dosis de electrónica directa o pregrabada y, sobre todo, mucha juventud.

Tanto Olimpic, como Standard o Mendetz parecen tener orígenes similares: gustos musicales de amplio espectro, ellos mismos se trabajan al público desde sus webs en Myspace, donde cuelgan sus maquetas para que cualquiera, libremente, se las baje por internet, y no desdeñar ningún escenario que les brinde la oportunidad de un directo.

Así, estamos asistiendo en los últimos dos o tres años, a una auténtica explosión de nuevas bandas, con infinidad de estilos, que gracias a la autopromoción que les brinda internet y la proliferación de festivales alternativos, están convirtiendo la piel de toro -y otras pieles- en un auténtico hervidero, como lo fueron en su día Liverpool, Londres o incluso el Madrid de los ochenta. Los tiempos han cambiado y ésta actitud es quizá la mejor respuesta a la crisis del mercado de la música - tantas veces denunciada-, cuya raíz, no radica en la falta de talentos sino en el desaprensivo interés de las grandes discográficas por copar mercados donde lanzar sólo "grandes estrellas", a las que exprimir los millonarios beneficios de su aparatosa mercadotecnia musical.

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Standard
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