Música

Y en el 2.006: The Who

Roberto Gutiérrez

The Who

El mítico grupo británico, después de más de cuarenta años de existencia llegó a nuestro país y cumplió sobradamente las expectativas de los que ansiábamos verles en directo.

The Who siempre ha sido un grupo irregular, con pocos discos que no obstante aglutinan muchas de las mejores canciones de la historia del Rock, reuniendo temas que se han convertido en clásicos absolutos y esas canciones sonaron y cómo sonaron en el verano de 2006.

Los asistentes a los conciertos íbamos con precaución ya que The Who, desde los noventa hasta ahora, ha realizado conciertos bastante desiguales y no ha sacado material nuevo. Las críticas de anteriores giras han sido variadas aunque en la mayoría de los casos eran generalmente negativas sin apoyar los últimos directos del grupo. También estaba el tremendo mazazo de haber perdido recientemente a su bajista original Jon Entwistle, al que muchos considerábamos irremplazable. A lo anterior había que unir los intensos rumores de que el guitarrista Peter Townsend estaba sordo.

Lo que escuchamos y descubrimos en el concierto de Madrid fue simplemente maravilloso y colmó todas las expectativas que teníamos. El nuevo bajista, el reputado músico Pino Palladito, sonó excelente. El batería actual, Zach StarKy, hijo de Ringo Star, aunque lejos de Keith Moon en cuanto a presencia y diabluras, dio una lección de maestría rítmica sobre canciones que en algunos casos son complicadas de desarrollar en directo. También tuvieron al teclista Jon Berdick, que estuvo comedido y al guitarrista de apoyo, el hermano de Peter, Steve Townsend que se limitó a reforzar de manera contundente, las maravillas que realizaba su hermano.

El grueso del concierto, cómo no podía ser de otra forma, lo desarrollaron el fabuloso cantante Roger Daltrey y el espectacular guitarrista Peter Townsend, los cuales se miraban y se reían con una complicidad que ni en su primera época. Ambos, aunque no se lo crean los lectores, están en plena forma. Roger y Peter aparecieron en camiseta, sin lentejuelas, sobre un escenario sobrio, con un telón de fondo y sin grandes juegos de luces ni efectos especiales, centrándose en su música que fue interpretada genialmente.

Roger no ha perdido nada, absolutamente nada de su potencia de voz y Peter sigue con sus molinillos y solos que sólo él puede realizar, habiéndose convertido en un guitarrista único.

El concierto empezó con su primer gran éxito "I Can´t Explain " que sonó como si lo tocara un grupo adolescente. Roger saltaba y tiraba el micrófono y Peter estaba absolutamente excitado. El concierto se centró al principio en su época mod, con temas tan increíbles como "Anywy, Anyhow, Anywhere". Sonó muy fresco el rotundo "Substitute". El esperado "My Generation", se desarrolló sin casi arreglos, fiel a su versión original y con sus inconfundibles solos de bajo. Emocionante fue oir " I Can See For Miles" y " Happy Jack". Me encantó la versión de "The Kids Are Allright", que no la tocaban desde hace treinta años.

La excitación total llegó con temas como "Bab O´riley" con los toques de sintetizador y armónica de siempre, "See Mee Feel Mee" un himno del flower power que sonó entre real y nostálgico y la increíble versión de "Won´t Get Fooled Again", tan abrumadora, potente y emocionante como en los setenta. The Who tampoco olvidaron algunos de sus últimos éxitos como "Who Are You", de finales de los setenta y "You Better You Bet" de principios de los ochenta. El grupo tocó también de los pasajes de la opera Tommy, dejando "Pinaball Wizard", que es considerado por muchos su mejor tema, para los bises. Por supuesto también sonaron canciones de Quadrophenia, emocionando con el tema que cierra el álbum "Love Reign Oér Me". También interpretaron alguna canción desconocida que quedó bien y que supongo que será de lo último que han compuesto, aunque evidentemente no podrán competir esos temas con la sucesión de éxitos señalados anteriormente.

En definitiva dos horas de gloria y precisión para una de las mejores bandas del mundo. El público disfrutó pero defraudaron dos cosas, totalmente ajenas al fantástico espectáculo que nos ofrecieron: en primer lugar que un pabellón de mediana capacidad en Madrid no se llenó; y la segunda, la edad de los asistentes, que demostró que a los jóvenes de menos de 35 años no les dice nada este maravilloso grupo, lo cual quizás no sea tan extraño dada la racanería compositiva de estos músicos en los últimos 25 años.

Por lo demás, los que nos reunimos lo pasamos muy pero que muy bien. Un diez para The Who porque los chicos están perfectos, tal como señalaban en su viejísima canción. Un sobresaliente para el veterano grupo.