Literatura

Joan Fontaine Odisea (mi deconstrucción)

Inés Matute

"Joan Fontaine Odisea" (mi deconstrucción)
Agustín Fernández Mallo
La Poesía, señor Hidalgo. Barcelona 2006.

La Poesía, señor Hidalgo, es como una doncella tierna y de poca edad, y en todo extremo hermosa, a quien tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar, muchas otras doncellas, que son todas las otras ciencias; pero esta tal doncella no quiere ser manoseada, ni traída por las calles, ni publicada por las esquinas de las plazas ni por los rincones de los palacios. Ella es hecha de una alquimia de tal virtud, que quien la sabe tratar la volverá en oro purísimo de inestimable precio; hala de tener el que la tuviera a raya, no dejándola correr en torpes sátiras ni en desalmados sonetos; no ha de ser vendible en ninguna manera, si ya no fuere en poemas heroicos, en lamentables tragedias, o en comedias alegres o artificiosas; no se ha de dejar tratar de los truhanes, ni del ignorante vulgo, incapaz de conocer o estimar los tesoros que en ella se encierran. Y no penséis que yo llamo aquí vulgo solamente a la gente plebeya y humilde; que todo aquel que no sabe, puede y debe entrar en el número del vulgo; y así, el que con los requisitos que he dicho tratara y tuviese a La Poesía, será famoso y estimado su nombre en todas las naciones políticas del mundo

Joan Fontaine Odisea

No he podido evitar, antes de comentar el poemario de Fernández Mallo, reproducir el párrafo que encontraréis en la contraportada de los libros de esta atrevida editorial catalana, cómplice indiscutible de escritores de altura, escribientes experimentales y otros merodeantes literarios. "Joan Fontaine Odisea" se presentó al mundo el pasado mes de febrero; como maestros de ceremonia, actuaron Román Piña, Marta Aguado y un ¿testimonial? bote de Nocilla, dado que el autor está embarcado en un proyecto artístico experimental denominado precisamente así, "Proyecto Nocilla", que se inspira, en parte, en la teoría del rizoma de Deleuze y Guattari y en los aspectos más fascinantes de la globalización. El cuerpo de la Odisea está formado por 81 enigmáticos poemas en los que Fernández Mallo reivindica el valor de la vanguardia y la postmodernidad de una manera lúdica y extraordinariamente creativa, constituyendo una de las voces más interesantes del panorama poético actual. No resulta raro, para quien opina que la realidad es básicamente información - una serie de códigos que no sólo dependen del emisor, sino también de la cultura que los interpreta- escribir un libro-performance basado en la ininterrumpida proyección de la película "Rebeca", protagonizada por Joan Fontaine y dirigida por Alfred Hitchcock, durante 365 días. El pensamiento que destilan sus páginas presenta contenidos muy profundos a través de elementos rabiosamente contemporáneos, donde las matemáticas y la física juegan un papel decisivo. Posible objeción: Quien no tenga unos conocimientos científicos mínimos, quedará al margen de los hallazgos más notables. En cualquier caso, estamos ante una iluminadora mezcla de ciencia y poesía cuyos antecedentes más claros están en Tales, Heráclito o Anaximandro, y que continúa hasta Platón. No me resistiré a recordar que la revelación del mundo (mostrar la verdad= aletheia) es una tarea que siempre se ha abordado desde la filosofía o la ciencia, pero muy raramente desde la poesía, y ese es uno de los méritos del poeta. Estructurado en secciones y subsecciones numeradas, réplica de su admirado "Tractatus Lógico Philosophicus" (Wittgenstein), el poemario huye del fundamentalismo poético dando paso a una estética peculiarísima; La proposición 25, o, si se quiere, el poema número 25, está formulado como un teorema. Así las cosas, el poemario sería una interrogación sobre el lenguaje, la crisis de la representación y los límites del mundo, donde están presentes las leyes del caos y un concepto no determinante del tiempo. La metáfora con la que Agustín relaciona la subjetividad y la función delta de Dirac, aquella que permite pasar del mundo continuo de los objetos al discontinuo de los procesos cuánticos, es digna de figurar en cualquier antología del conceptismo postmoderno. Si, como él dice, la vanguardia irrumpió hace más de un siglo en las artes plásticas, ¿Por qué no habría de reflejarse similar ansia de innovación en el campo poético? Obviando las nuevas expresiones de poesía no escrita contemporáneas - poesía preformática, holopoesía, videopoesía y poesía fractal- que también son objeto de su interés, Agustín intenta que sus escritos se empapen del pulso de la actualidad, de los avances de la ciencia, de los planteamientos formales de ésta, sin por ello olvidar las canciones que nos acompañaron hace dos décadas en Rockola. Para aquellos que se resisten a aceptar el uso de ciertos "signos" en un poema, les recordaré algo fundamental: el verso y la ecuación comparten lo más básico: ambas son expresiones sintéticas de algo complejo de definir, a las cuales no es posible añadirles o quitarles nada sin detrimento o total fracaso del resultado. Con todo, Fernández Mallo no inventa nada nuevo por mucho que emplee elementos propios de la física en su forzada renovación postpoética; lo experimental ha existido siempre. Lo que sí me resulta nuevo, y a la vez refrescante, es el resultado de su trabajo, la hibridación de su lenguaje y las imágenes que nos ofrece quien parece estar sumido en un diálogo permanente con lo invisible. He aquí un poema:

Describe la bola el movimiento parabólico y traza
en su espalda la golfista un arpegio equivalente.
Se tensa el cielo y los pechos
más mercurio que nunca completan la silueta
del océano de césped,
a contrapelo
llueve.

La geometría del agua no supera
al golpe seco de silencio cuando jadea la atmósfera y toca suelo.
Esfera contra esfera. Se apagan
(expectantes y sin fondo) tus pezones, ventanas
del hotel de playa en invierno
(suena el claxon, tu marido espera).
Ningún caddie te elegía
los palos como yo.