Arte

La noche del arte

Rafa Bestard

catedral de Palma

Me han dicho mil veces que he de cambiar de actitud, si. Debería mostrar más optimismo; los ricos, los-que-de-verdad-compran-cuadros, ellos, quieren optimismo. Ya ... pues si es así, que se fastidien los ricos. Porque yo lo intento, cambiar de actitud, pero me cuesta. Joder si me cuesta.

Recientemente, en Palma de Mallorca se celebró el décimo aniversario de La Noche del Arte (La Nit de l'Art). Durante una tarde-noche, la burguesía palmesana y sus artistas se echan en confusa procesión a la calle para visitar las galerías de arte y demás centros expositivos que, para la ocasión, permanecen abiertos un par de horas más allá de su hora habitual de cierre; o sea, hasta las 11 o las 12 de la noche. Las diversas paredes, para la ocasión, suelen estrenar nueva exposición. Más que nunca, que no es poco, las obras que se exponen son convenientemente asépticas. Pero los artistas a los que les toca en suerte inaugurar esa tarde, bien pueden sentirse reinas por un día.

Para los no estén acostumbrados a la realidad espesa y municipal de este rincón del mundo habrá que aclararles que en esa noche lo de menos es el arte que se expone. El público más bién se toma como excusa el evento para verse y celebrarse los unos a los otros. Si te fijas, ves que miran poco los cuadros, casi nada, se miran entre ellos, se examinan ... a ver, ¿qué tal le ha sentado el verano a Catalina?

Pero un nombre siempre es toda una declaración de principios. Somos animales simbólicos, los símbolos y las palabras nos hacen y en ellos nos reconocemos. Cuando uno, pongamos un galerista, decide ponerle un nombre a algo, nunca es inocente. Nada es inocente entre los hombres. ¡Vaya asunto! Ya podrían haber sido más descriptivos y llamarlo como lo que es: un Paseo por las galerias. O Paseo por el arte. Pero es que a ellos les tiraba el rollo de la noche ... esa patita canalla que se le ha de ver al arte para que sea chic. Vale, siendo así, ¿La Noche de la galerias?, por ejemplo, digo yo que no dejaría también de ser claro. Pero, ¡hay! ... el optimismo hombre, ¡que se te olvida el optimismo! ... tienes un problema de actitud. Les daba mal rollo eso de la-noche-de-las-galerias. Ya veían a algún gracioso añadir, entre líneas esa palabreja: oscura ... ¡y eso si que no!. Y, ya se sabe, como lo oscuro siempre acompaña los negocios del arte ... oye tú, que no conviene llamar a la tormenta. Pero había que quedarse con la noche ... solución: se la adjudicamos al arte; así, diluído, queda como bohemio ... y no veas que fina se ve la bohemia desde la terraza del Son Vida.

La noche ... si, ¿llegará el día?