Literatura

Mirando hacia otra parte

"Paradas amorosas" de Jacques de Decker

Vicente Huici

Paradas Amorosas

Paradas amorosas, de Jacques de Decker ( Ediciones Bassarai ) es una obra breve y delicada que describe algunos episodios de la vida de Gilbert, un profesor de literatura. A lo largo de ella asistimos a algunas de sus clases, a sus encuentros con diversos amigos y compañeros de trabajo, y también a algunos episodios de nostalgia levemente desgarradora como cuando recuerda un amor imposible. Paradas amorosas está escrita en un estilo ligero y escueto, casi se podría decir que está dibujada, pero su peso específico no hace sino crecer conforme avanzan las páginas y nos vamos sumergiendo en la cotidianidad de su protagonista. Un aire nuevo en la narrativa que recuerda y mucho a la nouvelle vague cinematográfica de los años setenta.

Hay además en Paradas amorosas una velada alusión al origen de la novela. Se dice en ella que la novela florece en la Gran Bretaña a partir del siglo XVII, cuando, ante la prohibición del teatro por el puritanismo cromwelliano, algunos escritores comienzan a describir los lugares de las acciones y las características de los personajes " para que los lectores se construyan su propio espectáculo interior".

Más allá de la objetividad del dato histórico-crítico, la indicación es singularmente interesante por cuanto permite reflexionar sobre lo que pretenda construir en la mente de un lector o lectora una novela en un contexto audiovisual expandido en el que asistimos a una nueva fase de oralidad cultural tras el largo reinado de la textualidad renacentista e ilustrada.

¿Qué puede dar, por lo tanto, hoy en día, una novela, más allá de su soporte sencillo y mobile - pero poco necesitado de recursos energéticos para su utilización - que no dé la televisión, el DVD o la play station?

Una de las posibles respuestas está en Paradas amorosas de Jacques de Decker: una historia directa, sencilla, que puede ser leída como si fuera contada por un buen amigo mientras paseamos y que nos hace sentir y reflexionar sobre nuestras propias historias aunque seamos conscientes - muy conscientes malgré-nous - de los imperativos formales consustanciales a todas las historias.