Opinión

Mirando hacia otra parte

Crónica de un amanecer en Wuhan( dando la bienvenida a " Las Campanas de la Paz" de Hubei)

Vicente Huici

Mao Ze Dong

Esta madrugada, hacia las cinco y media de la mañana, me ha despertado un rumor que subía desde la calle. Me he asomado a la ventana de la habitación del hotel y he visto a cientos de figuritas moviéndose acompasadamente en la Plaza del Pueblo de Wuhan bajo un enorme retrato de Mao Ze Dong.

No he podido resistirme. Me he enfundado el equipo de jogging y con la gorra calada hasta los ojos para evitar ser reconocido, he bajado a la plaza. El calor húmedo que emanaba del Yangzi se dulcificaba con una suave brisa matutina. Desde arriba un sol blanco iluminaba a numerosos grupos de chinos de todas las edades que practicaban tai-chí, realizaban ejercicios de estiramiento y calentamiento o hacían volar grandes cometas.

Al principio, he deambulado entre ellos con tanta curiosidad como admiración. Después, me he sentido reconocido y reservadamente aceptado, por lo que he comenzado a correr entre quienes paseaban rítmicamente o caminaban hacia atrás.

He dado varias vueltas a la plaza y, al cabo, me he colocado cerca de uno de los grupos que continuaban con sus estiramientos. Mientras yo realizaba mis propios ejercicios he observado como cada uno de los chinos, uno por uno, me saludaba y sonreía con mucha discreción.

A continuación, me he dirigido con paso lento hacia el hotel que aún estando muy cerca de la plaza parecía estar ubicado en otro barrio. A la entrada de la puerta giratoria, un joven alto y espigado ha inclinado levemente la cabeza. " Good morning, sir" ha dicho con una extraña sonrisa mientras indicaba con su mirada el rumor que continuaba llegando desde la Plaza. " Ni hao! " le he respondido cabeceando.

Ya en la habitación, tumbado sobre la cama, he esperado a que el rumor se fuera extinguiendo mientras leía estos versos de Mong Hao Yan: " Allá abajo, en el valle, asciende el humo de la lumbre del pueblo". Sobre las siete y media de la mañana, en medio de una algarabía de cláxones de automóviles y timbres de bicicletas el rumor ha desaparecido.