Arte

Emergentes

Jugando con Pep Guerrero

Inés Matute

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exposicion Pep Guerrero Lo confieso: lo que hace este fácilmente reconocible artista no sólo me gusta, sino que, además, me divierte. No sé si se trata de su declarada falta de pretensión conceptual o si el magnetismo y la belleza que desprenden sus obras se bastan por sí mismos para justificar el grueso de su producción, pero su particular mezcla de humor, melancolía y colorido es una reivindicación directa y honesta del acto mismo de pintar. Monopatines, bolos, billares y una mesa de ping- pong, maquillados con las imágenes propias de la poética del artista y acompañados por sendos cuadros sobre pared, convierten el sereno espacio de la galería en una sala recreativa donde el desenfado y la joie de vivre se desvinculan de propuestas más dogmáticas, de la intervención intelectualizada al uso, frecuentemente incomprensible por pretenciosa.

La pintura de Pep Guerrero muestra rasgos del eclecticismo dominante en toda actividad artística actual, retomando hallazgos de movimientos artísticos anteriores para integrarlos como herramientas habituales en su creación: el collage aplicado sobre elementos cotidianos y la utilización descontextualizada de elementos de la cultura popular vinculan el trabajo de Pep Guerrero con tendencias artísticas como el Dadaísmo, el Pop o la Bauhaus. Componiendo sus piezas con iconografías dispares pero siempre armónicas (estampados, paisajes de toile de jouie o falsas pieles de animales), el artista incorpora ahora reproducciones de pinturas renacentistas, consiguiendo un resultado gratamente impactante. Los habituales zapatos de Camper - a buen seguro tenéis ya un par de mocasines pintados por él- o las piezas de mobiliario más clásicas, han sido sustituidos, esta vez, por simples juegos nostálgicos evocadores de un tiempo irrecuperable, de la infancia y la adolescencia de toda una generación. Bravo, Pep: tus recreativos refrescan y re-crean.

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exposicion Pep Guerrero