Literatura

Creación

Isidro Cabello Hernandorena

Isidro Cabello Hernandorena

Isidro Cabello Hernandorena nació en Aguilar del río Alhama (La Rioja) en 1950. Iniciados estudios universitarios en San Sebastián, terminó en Barcelona Filología Hispánica, Clásica e Inglesa, así como un Máster en Literatura Española. Catedrático de Secundaria en un Instituto de Tarrasa, sobre la enseñanza y su gestión tiene numerosas publicaciones en libros, periódicos y revistas especializadas, además de haber intervenido en congresos y en entrevistas, debates, mesas redondas, etc., en diferentes medios de comunicación e instituciones. Ha investigado y escrito sobre Retórica clásica y ha publicado artículos sobre lengua y crítica literaria en varias revistas, especialmente en Quimera, así como poemas en diferentes iniciativas individuales y colectivas. Entre otros libros de poesía, cabe citar Desarmonías (2002), donde recoge diez poemas que son diez momentos de su proceso racional y sentimental, no siempre mera autobiografía.

***

Querrás que mis palabras te construyan
un mundo de ilusiones y sorpresas;
querrás que te encuentre con mis versos
las luces matinales y serenas;
y querrás que te espante como un mago
los temores nocturnos que te aterran:
no sabes que también camino ciego
e indago mi destino incierto a tientas...

***

DEL TIEMPO DE LA ILUSIÓN A LA ILUSIÓN DEL TIEMPO

"A heap of broken images" (T.S. Eliot, The Waste Land)

Cuando éramos pequeños
la ilusión se vivía del mejor de los mundos,
mas de espaldas al mundo, con orgullo
y el Invicto, nuestra espada y nuestra clueca,
por la gracia de Dios,
-en lenguaje de palios y de duros,
del martilleo de la radio y del tebeo de Roberto Alcázar-;
abundaban la pana y la alpargata,
bigotillos, sotanas y uniformes,
nuestros pies nos llevaban y alguna bicicleta,
y había quien lucía su biscúter;
a la escuela llegaban,
con letras enigmáticas,
botes de leche y queso, y a la calle
el genuino sabor americano;
eran años escasos en comida
y de mucho rosario
y, ¿recordáis?, de ingenuas ilusiones.

En nuestros años jóvenes
degustamos el vértigo del viaje
al mundo rico,
con mucho miedo y muchas ilusiones
inseguras, con cuerdas las maletas
de quien nada valioso tenía o transportaba.
Millones de turistas
en dirección opuesta chocaban con nosotros;
con idas y venidas
entraban de matute
televisores, dólares, biquinis,
protestantes, marxistas, curas rojos
y nacionalistas sin mala conciencia.
Todo fluía,
como torrentes nuevos tras sequera,
con la Renfe, el seiscientos y autostop,
en viaje a libertades ensoñadas
de obrero, intelectual, sindicalista,
hotelero, empresario, mujer y habla pueblo.
Grises, verdes, secretas,
socavaban los cauces a destiempo,
mas el tiempo jugaba su baraja
entre triunfos y cambios.

Y nos llegó la boda
con el amor, la calle, las lecturas,
la música en inglés, el voto y las melenas.
Triunfábamos en todo, adalides del riesgo y prácticos profetas.
Mas inmediatamente,
de entrada, no, y nos metieron,
hechos diferenciales, cayó el muro,
banqueros, cardenales, pelotazos y emeuwes,
del PC al PC en casa,
cope, mundo, país, egin y la tres,
atónitos nosotros, insomnes, navegando
ilusos en el arca de ONGs:
mareo del toreo,
carrera de cangrejo, cabeza de avestruz,
casa de carac
cualquier tiempo pasado,
qué hacer.

***

Vuelve el tiempo a pasar
por delante de tu casa.
No hay sorpresas y siempre
la rueda solar canta
su canción caminera
cincuenta y dos semanas.
Un año. Quedan guiños
fugaces en la nada...
No creas. Se han grabado
en ti huellas, palabras
o estelas que parten
y llegan a las playas.
Sonríe. Por delante
asoman más mañanas
¿Difíciles? Confía.
Colea la esperanza.

***

De vita beata

Arrojado al albur de las riadas
en cuyos remolinos se entremezclan
barros, gravas y rocas, pedregales
doloridos, paupérrimos eriales
anegados, sin orden ni concierto,
así navegaré, sin que siquiera
orientarme consiga en mi agujero
negro -o blanco, no sé- que me despeña
acantilado abajo hacia la sima
de la nada y del todo -que es lo mismo.

Así pienso y no vivo.
Mi pensar contrarresto
con amigos y hobbies
que mis tardes serenan.
Digámoslo a lo rústico:
tirando de mi arado
un buey pausado y recio
y un alazán ligero
trazar un surco logran
profundo y rectilíneo,
sumando y no restando,
contrarios no, sinérgicos.

***

De Cataluña a Zarauz

Me ha llamado mi padre, sin palabras,
y en día de trabajo acudo a verlo.
La distancia es olvido, dice el dicho,
que yo rompo, quizá por hijo y padre.
Por los Monegros silba el tiempo y pasa.

Céntrome en él, murmullo ensimismado
que su muerte mendiga, y no la quiere.
Soledad de febreros sin objeto
claro. Aguacero de años desnortados
y confusos. Mujer en cementerio
lejano, allá en La Rioja, donde júntanse
infancia y vejez, nacer y muerte.
Ansia de lo perdido y barruntado
nubladamente. Voy, en autocar,
a llevarle consuelo -y consolarme-
al País Vasco -grata tierra ingrata-.

No sufras, padre. Vive lo que tienes
y vive en ti la vida de la madre
ida. Apura tu tiempo con nosotros.
-Nubes y nieve, ocúltase el Moncayo-.
Es fría la rosada pero hermosa:
refulge con el sol y se deshace;
así tu desazón de larga ausencia.

Pónese el sol, cansino, en esos cielos
de Zaragoza. Llego en pocas horas,
tú me esperas. Señálame un futuro
para ti, que soy yo, no tan hundido.
La noche es dulce tránsito hacia el día.

Jueves, 15 de febrero de 2001

***

Llanto por mi padre

Los hechos

Viviste con amor y en paz te fuiste.
Con el tiempo volviéndote la espalda,
secado el manantial de tu contento,
se te fue lentamente la existencia
en huida irreparable hacia tu muerte:
veinticinco de agosto, dos mil cinco.

La memoria

Recuerdas a tu padre, moribundo,
diciendo: "Vete a misa", como herencia,
mas tú, eran ocho años, a por pájaros
irte. Frío vendría mucho tiempo
en casa, y peonadas de chiquillo
bien escasas, y duro aprendizaje
en caminos, telares y rastrojos.
La guerra no buscada, a los dieciocho,
con sobresaltos crueles y querencias
de amigos fraternales. Ilusiones
después con el noviazgo y con la boda.
Quebraderos por tantos remolinos
de pocos cuartos y dispendios muchos.
Ser padre, y admirado por mí verte
y comprendido. Quiebra de la fábrica,
angustia del presente, a ocho duros
de sol a sol jornales, la aventura
de arrancarte del pueblo, y los telares
a doscientos kilómetros extraños;
serán setenta y dos cada semana
las horas de suplicio en turno y medio,
entre desdenes étnicos y amigos
nuevos, con horizontes que no tapian
los regresos anhelantes a tu pueblo.
El retiro después y, sin respiro,
achaques incurables de la madre
que descubren tu traza cuidadora.
¿Recuerdas? Soledad en vida y dudas
desmoralizadoras desde dentro.
Hombre bueno, seguiste tu camino,
con aguante ejemplar mascando firme
sinsabores de absurdo incomprendido.
Cicatera la vida, como siempre,
tuviste, sin embargo, cirineos
y en tu pasión juntaste cruz y cara.

La promesa

No todo morirás, ya te lo dije
al ver tu desazón ante el olvido:
vivirás imborrable mientras viva
o mi gente imborrado me mantenga,
que en tu fe y mi querer hallarás, padre,
seguro trampolín hacia lo eterno.

***

NÓMADA

Pasar de largo
por todas las ciudades,
por todo campamento
y por los mares
plagados de sirenas
que pugnan por pararme.

Siempre avanzando
-eterno caminante-
por las rutas ignotas de las sierras,
trazando los senderos a mi paso por los bosques salvajes.

Abrir camino
sin sentirme heredero de nada ni de nadie
como un perenne Adán,
siempre inventando, siempre burlando los gigantes
obstáculos y trampas
de tierras y mares.

Mi pecho
late
ágil, raudo, veloz,
atravesando montes, ríos, valles.

Seguir andando
gozando del sinfín peregrinaje.
No quiero repetir
dos veces dos acciones semejantes
ni
en pequeño detalle:
constantemente
echar el pecho al aire,
respirar hondo,
seguir adelante.

***

Por los sueños del férvido universo
navegas al encuentro de tu sino,
e ignoras si cándido o perverso
te aguarda, como Jano, tu destino.

Solázate al ritmo de mi verso
trazado como surco campesino
en la arada del campo, limpio y terso,
prometedor de vida y de camino.

Si tus sueños resuelves vincular
a mi siembra, verás que, contemplando
tu arribada, herviré, multiplicado.

Pues unir uno y uno no es un par
en álgebra de Amor, que no es sumando
al cálculo habitual encadenado.