OPINION : "De tocapelotas y recogepelotas" inés matute

Andaba yo cavilando si tendrían o no razón esas mujeres que se ponen como locas ante el hecho de que un puñado de cachorras en minifalda (¿homenaje a Humbert Humbert?) recojan las pelotas que los tenistas pierden en el fragor de los partidos; del tirón me dio por pensar si convertir al género femenino en mero objeto de deseo es o no es una forma de humillación o una sutil maniobra de las féminas – retorcidas somos un rato- para vivir del cuento sin mayor mérito que un chasis de lujo y un muslamen esculpido. Pues no sé yo qué decirte: cada vez nos operamos más para explotar en nuestro beneficio el filón de la testosterona. Juan Bonilla comentó al respecto que no deja de chirriar que las mujeres progresistas de esas asociaciones coincidan con los curas más retrógrados en que ante cualquier sugerencia de índole sexual a la que nos someta la publicidad o la mera realidad, lo cabal es salir en defensa de la dignidad y abrazarse al verbo prohibir. El password para convocar al fantasma de la decencia es “sexismo”, aunque le sigue de cerca la palabra “perversión”. Que los partidos de tenis son un espectáculo de connotaciones sexuales parece, a juzgar por los comentarios que escucho, fuera de toda duda: cuerpos sudorosos y semidesnudos, grititos y gemidos al más puro estilo sadomaso, rubias que desde las gradas lamen polos con lengüeteos dignos de Traci Lords... No sé, no sé, demasiada anatomía publicitada, tal vez. ¿O quizá no? Como mujer no me ofende el reclamo de la carnaza joven y bella: al revés. Dado que no vivo de la política, correré el riesgo de ser políticamente incorrecta y diré que si los hombres son tan tontos como para sucumbir ante una teta respingona, un culo prieto y unos labios infiltrados, peor para ellos. Si además pagan por ver todo el equipo, mejor para nosotras que, además de poder vivir de nuestro cerebro, tenemos la posibilidad de vivir del culto al cuerpo femenino del cual muchas han hecho un rentable negociete. La bella Mar Flores tiró de palmito para saltar de conde en conde hasta pillar a Javier Merino y pegar el braguetazo del milenio. La bióloga Obregón no entiende de probetas pero sabe tela de braguetas, y de ello ha hecho un fructífero carrerón. Marilyn y su versión barriobajera (Pamela Anderson) hicieron su fortuna vendiendo ese par de air bags que lucen o lucían sobre el costillar. Fulanas de alto standing venden a precio de oro lo que ofrecen gratis a un amante delicado que sabe comerles la oreja con más arte del que despliega – es un suponer- al navegar por otras latitudes de su body. Donde el amor no llega llega la VISA, y olé por el negocio fácil y el amor a golpe de exclusiva. Que se recompense a las bellas por exhibirse mil veces más que por sacarse un master en dirección de empresas me obliga a congratularme, demostrando que también yo soy pelín retorcida: Mujeres del mundo, ojo al parche. Si sois listas pero poco agraciadas, podéis vivir de vuestro cerebro y reclamar vuestra parcela de autenticidad y belleza interior. Si sois bellas pero un poco limitadas, ejercitaros en el calientapollismo del poderoso, y si sois listas y guapas, vuestra vida será un camino de rosas, aunque en ocasiones la belleza eclipse a la inteligencia y os sintáis minusvaloradas ante el ojo del macho selector. Si por desgracia sois feas y no muy listas.... ¡En fin! Vuestro futuro no será peor que el de un hombre de similares características, aunque la silicona y un buen lifting allanarán el camino al éxito. Así las cosas, ¿quién demonios va a ofenderse? Dando clases de econometría, recogiendo pelotas o tocando pelotas, tenemos todas las de ganar.



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