LITERATURA : "Entrevista a: Antonio Rigo. Poeta" inés matute

Antonio Rigo nace en Palma de Mallorca en abril del 57, escribe poesía. Actualmente dirige los encuentros poéticos “El último jueves” que se celebran cada mes en Palma. Antonio ha publicado los siguientes libros: “Luces de posición”, “Mujer triple”, “Poemas del polígono industrial” (con versión inglesa de Lucía Graves), “Página par”, con el dibujante Pere Joan y “Parpadea y me habré ido”- pintura y poesía- con el pintor Juan Pol. Ha sido incluido en numerosas antologías.

En tu primer libro, titulado “Luces de posición”, tu presentación no puede ser más escueta: “ Antonio Rigo nace en Palma en abril del 57, escribe poesía y trabaja en el taller familiar. Es especialista en motores diesel”. Han pasado muchos años, tu currículo ha crecido y los libros publicados se han multiplicado. ¿En qué te consideras especialista a día de hoy?

Absolutamente en nada. La búsqueda y el encuentro, cuando éste ocurre, siguen siendo brutales y deslumbrantes. Quiero mantener la pureza del aprendiz.

Alguna vez te he oído comentar que te molesta mucho la gente que se cuelga el título de poeta por haber escrito algún verso más o menos acertado. También a mí me molestan los que se dicen artistas por improvisar mamarrachadas y quererlas disfrazar de arte conceptual o de off art. ¿Dónde está el fraude? ¿Por qué todos quieren ir de creadores- iluminados? ¿Se liga más?

En cuanto al mundo del arte no sabría qué contestarte, el abanico pictórico, por ejemplo, es infinito en registros. En cuanto a la poesía el título de poeta, como decía el gran Robert Graves, lo otorga sólo la muerte. Se liga más en una banda de rock. Este mundo, en apariencia pálido, lírico y sutil está lleno de farsantes. La iluminación es una mariposa que viene del Japón.

En uno de tus libros aparece el siguiente párrafo: “Elegisteis vuestras tareas porque prometían proporcionaros un ingreso seguro y tiempo para prestar a la Diosa que adoráis un valioso servicio de media jornada. ¿Quién soy yo – preguntaréis- para advertiros que ella exige un servicio de jornada completa o ninguno en absoluto? Y, ¿acaso os sugiero que renunciéis a vuestras tareas? No (...) yo sólo me atrevo a hacer una exposición histórica del problema; no me interesa cómo os arregléis con la Diosa. Ni siquiera sé si sois serios en vuestra profesión poética” (Robert Graves, - La Diosa Blanca-) ¿Qué es para ti la poesía? ¿Dónde aparece el compromiso?

La poesía es mi vida. Hace ya años que decidí vivir todos y cada uno de mis actos lo más cerca posible de lo que yo considero poesía, es decir, observar la naturaleza, saber y conocer qué luna gobierna, acariciar el árbol, admirar a los animales y hablar con el agua. Duermo de pie y respiro en sauces. Me parece que te estoy hablando ya de compromiso, que apareció cuando La Luna quiso.

Háblanos del Último Jueves, ahora también en Menorca. ¿Qué temas habéis tratado a lo largo de todos estos años?

Bueno, hemos dedicado especiales a multitud de poetas y músicos; por citarte a algunos y hablando desde la primera etapa, hace ya diez años: Arthur Rimbaud, Dylan Thomas, Jack Kerouac y la generación Beat, Jim Morrison, John Lennon, Poesía y Flamenco, Robert Graves, por supuesto, Jacobo Sureda y el Romanticismo, Lord Byron, Haiku, Oscar Wilde, Groucho y yo, etc. En cuanto a poetas invitados han pasado por El Último: Guiem Soler, Fred Paralelo, Biel Mesquida, Lady June, Mario Ricci, Cristóbal Serra, José Carlos Llop, Francisco Díaz de Castro, Román Piña Valls, Emilio Arnao, Juan Planas, Xisco Juan, Mitsuko Omitsu, Ralph Cardwell, Arthur Rodes y una lista realmente enorme de gente en la que destacaría la participación de muchos jóvenes como Emili Sánchez Rubio, Pau Castañer, Toni Capó, Magdalena Ferragut, etc. En cuanto a la música hemos contado con Sexy Sadie, impresionante su especial John Lennon y los Beatles, Pa amb oli Band, Mueve tus joyas, Men, Carlos Garrido, Guillermo Pérez de Diego y algunos más que guardo en el bolsillo de la gratitud. El Último Jueves continua siendo una mujer vestida de blanco en la noche oscura de la cultura palmesana. Seguimos arrancando las rosas que crecen en la avenida del aburrimiento. Continuamos la danza cada último jueves de mes en Literanta.

“Baja una nube y toma al pueblo por el humo de sus chimeneas/ soy tus brazos y tus piernas/ me llamo tu sangre y/ respiro de lo que dejas/ el romero y el almendro/ intercambiando colores y aromas/ bajo la atenta mirada de unas palomas/ declina la tarde con lentitud de bailarina y/ zapatillas de aire/ tres lagartos sobre una piedra/ se disputan el último rayo de sol / al final se lo ha comido el horizonte” (Deiá, 8 de febrero de 1990).
Deiá. Robert Graves. La sierra de Tramuntana. ¿Qué te dicen esos nombres?


El viaje de mi vida fue ir a Deià en busca de Robert Graves. Aquellos paisajes abruptos y salvajes, aquella piedra que parece licuarse en sangre a la caída de la tarde, aquellos bancales, la cala atravesada por el vuelo bajo de una garza, el Teix, las infinitas tonalidades del verde, los torrentes, los animales, las casas abrazándose bajo la colina. En fin, todo aquel paisaje que cautivó a Graves lo hizo también conmigo como con tantos otros. Conocer a la familia Graves me hizo adquirir conciencia de que se necesita para la poesía dedicación y entrega absoluta.

“Mientras los turistas ocupan la isla, los hoteleros lloran, los comerciantes gimen, los políticos difieren y los trabajadores se agotan, mientras los turistas se inventan las olas” (A.R). Aparte de nuestros intereses literarios, tú y yo compartimos una postura de denuncia, intensamente beligerante: No podemos soportar la destrucción sistemática de Mallorca. Yo sólo he vivido los cambios producidos en los últimos 20 años, pero ¿cómo vive un mallorquín la degradación del paraíso? ¿Qué podemos hacer?

La destrucción de Mallorca es total y además bien preparada por las tres mafias que gobiernan en esta isla que, efectivamente, era el paraíso: los hoteleros, los políticos y los constructores. No hacen más que trampear, besuquearse los morros con el aceite de la mentira y llenarse el uno al otro los bolsillos. No creo que podamos hacer nada más que alzar la voz cada vez que tengamos la oportunidad de ello, por ejemplo, en El Último Jueves de cada mes, denunciarles. Lo ideal hubiera sido destruir los hoteles, no votar a ningún político mentiroso y corrupto, que además suelen estar en el mismo partido y suelen ser los que gobiernan, y darles a los constructores martillos de goma para que se machaquen las ideas. No los aguanto. Y me duele el grito de cada árbol.

Durante unos años, viviste en un pueblecito cercano a Mahón. Háblanos de Menorca, de la atmósfera cultural que impregna a la que quizá sea la isla más auténtica de Baleares.

Menorca es la isla que sin duda está mejor conservada y más cuidada del archipiélago. La isla es de una belleza singular y acolinada. Culturalmente hablando es rica en teatro y música. El tiempo que estuve allí no tuve ningún problema en organizar lecturas poéticas y me concedieron todo el apoyo para ello. En cualquier caso el invierno es muy duro en esa isla; el viento la atraviesa de punta a punta y les pone lágrimas de sal a las vacas. Nunca he entendido el por qué a la altura más alta de la isla le pusieron Monte Toro.

En el próximo “Último Jueves”, ahora en la librería Literanta, hablaremos de los haikus. Ya en el año 91 te leí algo que, suprimiendo el paréntesis, es puro haiku: “ Un cerezo levantándose (entre las piedras y la tempestad, entre las ruinas del invierno y la traición de la primavera, entre las voces del agua y las sombras inconclusas del cielo) como un hombre enamorado”.

El haiku es lo más parecido al cielo de septiembre. Es una manzana blanca y encendida que vuela con el pájaro, respira con el pez y crece amarilla en la espiga. Según Basho es lo que ocurre aquí y ahora. Nosotros añadimos que también es lo que habita entre los pétalos de la rosa y lo que escribe la hoja que vuela en su libre libertad. Y todo eso únicamente en tres versos, que para mi resultan infinitos. Me parece que ya dije antes que el poeta debe permanecer en contacto constante con la naturaleza, así lo entiendo y así permanezco alerta. Percibir el aullido de un perro lejano, escuchar el tañir de las campanas en la oscuridad, notar como se enguirnaldan las ramas o brazos de los árboles. Eso es, notar esas cosas y después intentar traducirlas. Si en el campo soy un hombre árbol, en la ciudad, donde no habita la Diosa, soy un hombre maceta.

En las islas vivimos en constante contacto con los elementos; los relojes biológicos marcan las horas del isleño. La muerte, contemplada desde sa roqueta, sólo es un estadio más del ciclo de la naturaleza, una manera – como diría Serrat- de darle verde a los pinos y amarillo a la genista. ¿Cómo lo ves tú? ¿Te angustia la idea de desaparecer y que no quede nada? ¿Es ese el motivo final de toda creación artística, la idea de alumbrar un “imperecedero legado espiritual”?

No tengo ni idea. Lo único que pretendo es conseguir escribir un poema más y, después de este, otro y después otro... poco a poco o velozmente pero sin urgencias. Vuelvo a Robert Graves: “el título de poeta lo otorga la muerte”.

En “Poemas del aeropuerto “ leo lo siguiente: “El mismo martes/ es una cebolla verde/ habitada por camiones y/ una manzana azul avión/ con vocación de agua/ ¿Por qué me acompaña entonces/ la negra ansiedad/ hasta que caigo rendido en la noche blanca?” Tremendamente pictórico. Leyendo tu currículo, veo que a menudo has trabajado con pintores.

He colaborado varias veces con pintores; pienso que la voz poética y el color están muy cerca. Uno puede hablar en colores, uno puede pintar con palabras. Siempre me he sentido muy a gusto trabajando con otro artista en la más absoluta libertad. Con Juan Pol, por ejemplo, realizamos unas carpetas de pintura y poesía tituladas Parpadea y me habré ido, de las que me siento absolutamente satisfecho. Voy a responderte ahora con un verso que escribí hace tiempo: “En un principio el color le dijo al hombre: sé claro”.

Sábado: Paseo, mercado, tren. En un cañizo de esos para hacer sombra, vemos un letrero que pone “cañizo para hacer sombra” (A.R). ¿Qué cartel pondría encima de esa España que todos quieren rebautizar con el nombre de su autonomía? ¿Qué banda sonora le pondrías?

Supongo que le pondría el mismo cartel que tú has citado, cañizo para hacer sombra. No creo en las banderas. Vuelvo a preferir el cañizo para hacer sombra. Le pondría una canción, que es a la vez un sueño, una crítica y un deseo: Strawberry fields, de John Lennon.

El amor, el trabajo y los árboles son una constante en todos tus poemas. ¿Es la poesía la constante de tu vida?
Sí. Rotundamente sí. No concibo una vida sin poesía. Me reinvento cada día el amor y ando siempre subiéndome a los árboles. Ese es mi trabajo.

Mecánico, mozo de almacén, empleado en una cafetería... ¿De qué vive un poeta?

De mecánico, de mozo de almacén, de empleado de una cafetería y, finalmente, única y exclusivamente, de escribir un verso.

Encuentro a una niña en la Calle/ del Estudio General/ tiene un jardín en el pelo y/ de entre sus manos extendidas cielo arriba/ brota un arco iris de azúcar en espiral/ se ríe en luces/ me saca la lengua y echa a volar/ era poesía” Pídele un deseo al mago de los poetas, y otro a Zapatero.

El mago de los poetas es Mujer y triple, no se le puede pedir nada pues es ella la que otorga a su capricho o antojo. En lugar de pedirle nada yo le hago nueve reverencias cada mes en el primer cuarto creciente para decirle aquí estoy. Y a Zapatero le diría buenos días, si me lo encuentro por la mañana, y buenas noches si es al anochecer.

¿De qué nos hemos olvidado en esta entrevista?

Para mi está bien así. Sólo darte las gracias por la entrevista e invitar a todos tus lectores al próximo El Último Jueves



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