OTROS - Cine: "Post 11’ 09” 01. Cuarto aniversario" enrique gutiérrez ordorika

Después del famoso ataque a las Torres Gemelas, un productor francés llamado Alain Brigand, recuperando el espíritu de una vieja producción cinematográfica de 1967 titulada Loin du Vietnam (Lejos de Vietnam) en la que varios autores como Jean Luc Godard o Alain Resnais se reunían para cuestionar la guerra de indochina, convocó a once cineastas independientes de distintas procedencias –como el británico Ken Loach, el bosnio Danis Tanovic o el japonés Shobei Imamura- a ofrecer su visión sobre aquel trágico suceso en once cortometrajes, con la única condición de que cada uno de ellos durara once minutos, nueve segundos y un fotograma.

El resultado fue un heterogéneo abanico de miradas creativas que en la mayoría de los casos rompen con lo convencional. Ninguna distribuidora americana aceptó el film para distribuirlo en salas de cine de los EE.UU.

El corto que abre el film es de la joven directora iraní Samira Makhmalbaf: una maestra de un campo de refugiados afganos instalado en Irán, cuyos pobladores viven atemorizados por el miedo a un bombardeo estadounidense, tras mencionar que acaba de producirse un acontecimiento de enorme relevancia en el mundo, comienza la clase preguntando a los niños quién sabe lo que ha ocurrido. Varios de los pequeños que creen conocer cuál es ese gran acontecimiento van contestando por turno, a la vez que la maestra les va diciendo que eso no es, que es algo mucho más importante. Un niño dice que se trata de que alguien cavó un pozo muy profundo y el padre y un vecino de un amigo suyo  que fueron a intentar sacar agua se cayeron dentro y se ahogaron en él. Una niña, a la que le cuesta comentarlo en voz alta, cree que se trata de una tía suya a la que en Afganistán enterraron en el suelo hasta la cabeza y luego la apedrearon hasta que murió. Otra niña dice que es por el agua, que seguramente llovió y se ahogó todo el mundo. La maestra insiste en que no es eso, en que se trata de una cosa mucho más importante, un ataque con aviones a unas torres en Nueva York, un ataque que incluso puede dar comienzo a una tercera guerra mundial, y trata en vano que los niños guarden un minuto de silencio por las víctimas de algo que parece demasiado alejado de su realidad, de algo que en su inocencia no comprenden. “¿Y qué hacemos si queremos hablar?” –pregunta un pequeño. Y la maestra responde: “Os mordéis los labios”.

El actor Sean Penn  -único director estadounidense que participa en este proyecto- lo hace con un corto impregnado de un audaz simbolismo dramático, tan arriesgadamente comprometido como poco complaciente. Un anciano solitario que vive en la oscuridad de un apartamento cercano a las Torres Gemelas manteniendo, en la penumbra, conversaciones con la imaginaria presencia de su mujer muerta a través de los vestidos de ella que coloca sobre la cama a la hora de dormir, se despierta el 11 de septiembre y, sin saber nada de lo ocurrido, comprueba con alegría que la luz del sol entra ahora por su ventana porque los dos edificios que lo impedían ya no están. Su alegría, sin embargo, es sólo momentánea, porque la desaparición de la penumbra le muestra la triste realidad: dentro del camisón tendido sobre la cama, su querida mujer no está.

Entre estas dos versiones de niños afganos y un anciano americano fluyen otros nueve cortos entre los que destaca uno del director mejicano de “21 gramos” y “Amores perros”, Alejandro González Iñárritu. Un corto de factura minimalista que recuerda la radicalidad de los cuadros negros y blancos de Malevich, y transcurre la mayor parte de sus once minutos en una pantalla totalmente en negro acompañada de voces recitando versos del Corán, sonido ambiente del momento del impacto de los aviones contra las torres, noticiarios en distintos idiomas trasmitiendo la noticia, testimonios de personas a pie de calle, declaraciones de portavoces políticos, etc.…En la pantalla negra, de vez en cuando, aparecen pequeñísimos flashes de gente cayendo al vacío desde los pisos altos de las Torres Gemelas. Por un momento el sonido cesa y los flashes se alargan unas décimas de segundo con imágenes del derrumbe de los dos edificios. Luego en la pantalla en negro se vuelven a oír voces recitando el Corán, voces que, por un momento, se oyen a la vez que una triste pieza musical y luego desaparecen, dejando sólo la música acompañando a una pantalla en negro que va aclarándose lentamente. Una pantalla en la que justo antes de alcanzar un blanco deslumbrante aparece escrita en árabe e inglés la siguiente pregunta: “¿La luz de dios nos guía o nos ciega?”.

A todo, también a este film y a este comentario de aniversario se les puede poner más de un Pero, y yo para finalizar voy a ponerle aquél con el que Vladimir Holan termina su poemario titulado Dolor: “El dios de la risa y los cantos hace ya tiempo que cerró tras de sí la eternidad. Desde entonces sólo de vez en cuando resuena en nosotros un recuerdo agonizante. Pero desde entonces sólo el dolor no alcanza nunca la dimensión humana, es siempre mayor que el hombre, y sin embargo tiene que caberle en el corazón.”



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