LITERATURA: Maxi Single - "Borracheras – One Step to Oblivion" David Murders & the Representatives of Evil

Borracheras

Ser con todas las consecuencias, desarrollarse como de larva a mariposa en la noche distante del cosmos y volar, volar batiendo las alas libre y orgullosamente, o no ser, y quedarse en la crisálida, sobre la hoja, entre la hoja y el brote de la rama, como una momia que sueña lo que no fue, sabiendo que nunca nada volverá, y hacer un ridículo atroz ante la eterna risa del cielo. Ésa es la cuestión.

Los ciudadanos defecan en las bocas del infierno y millones de cosas suceden al mismo tiempo en este preciso instante. Los malditos gilipollas de la televisión han vuelto a sacarme de quicio, pero esta vez me he reído de ellos; he salido al balcón a agitar mis greñas al viento y he gritado a la ciudad. Adentro, me he puesto más vino y me he sentado en el sofá para seguir viendo la tele. Un viaje al desierto del Gobi es un documental interactivo en el que se muestran las relaciones entre mi mente y el mundo exterior.

One Step to Oblivion

Hemos comprado una lechuga en el mercado de la Plaza de U. Es una lechuga de baserri, bien hermosa y apetecible.

Saco la lechuga de la bolsa y la pongo junto al fregadero. La voy a limpiar. La voy a limpiar hoja por hoja bajo el grifo y voy a ir dejando las hojas limpias en el escurridor. No quiero comerme ningún pulgón con la ensalada, así que la voy a limpiar minuciosamente en el chorro del grifo y observándolo todo con lupa.

Un pulgón recorre la primera hoja en busca de buen comestible. Al sentir la tromba de agua, se detiene y se aferra a la hoja.

¡Équili cuá! ¡El pulgón se aferra a la hoja! Es del mismo color que la hoja. ¡Ah! ¡Maldita, repugnante criatura! No permitiré que te fundas en los jugos de mi estómago. ¡Repugnantes procedimientos! ¡Repugnante criatura!

Llevo la hoja hacia la encimera y desprendo el pulgón con un toque rápido de mi dedo índice.

Ha ido a caer boca arriba sobre la superficie bruñida de la encimera y agita las patas para intentar darse la vuelta y huir, pero no puede, ja, ja. No: el diminuto y horrible monstruo está, llegados a este punto, definitivamente perdido.

Y ahora, con un pedazo de papel de aluminio –porque no quiero hacerlo con el dedo al descubierto- me dispongo a aplastarlo. Será una muerte en un acto, como pulsar el interruptor. Una leve presión de mi dedo y lo que es ahora, agitando las patas como una máquina, dejará de existir para siempre. ¡No! ¡No! ¡No!

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