ARTE: Transversales - "Publicaciones digitales y cuestionamiento del establishment cultural." adolfo vásquez rocca

Desde los años ‘90 hasta hoy la Red ha evolucionado considerablemente. Sistemas de publicación, más iniciativas, mejores tecnologías digitales, más usuarios y lectores.

Dada la instrumentalización radical a la que nuestra sociedad se ha visto llevada por muy diversos y complejos motivos, el mercado en general y muy particularmente el editorial, en la medida en que convencionalmente ha sido el encargado de la difusión de ideas, se ha convertido o en una forma de ganar dinero o en una plataforma ideológica de determinados grupos de poder.

Ante esta situación, por todos conocidos, pareciera que no quedaba resquicio alguno por donde introducir un pensamiento que no pretendiese o ganar dinero o legitimar alguna forma de dominación.

Si el desarrollo social humano se puede caracterizar por algo es por incrementar de forma constante los modos y formas de comunicación, pero no resulta difícil imaginar que la red termine siendo controlada por aquellos que esperan beneficios de cualquier cosa y muy especialmente de la producción de ideas (buenas o malas). Eso es lo que sistemáticamente se ha producido, uno a uno han ido cayendo bajo el control de grupos de intereses los medios de comunicación que las sociedades humanas han producido. Internet tiene el consuelo de que siempre habrá un nivel de vulnerabilidad que permitirá que nunca nada en ella sea fiable. Este es un conocimiento importante porque no permite que la gente idolatre el medio y acepte sin desconfianza la información o el conocimiento que transmite. Internet obliga a contrastar la información a complementarla o ampliarla, invita a la comunicación, crea, en definitiva comunidad.

En este sentido ha tenido lugar un importante cambio en los últimos años conforme Internet se ha ido imponiendo como el mejor medio en la difusión de ideas. Todavía queda el recelo respecto a quién está detrás de cada cosa y todavía queda el contraataque que desde los medio establecidos, que representan a los grupos de poder y de interés, se realiza, pues ellos siguen teniendo el control de las agencias de evaluación, de las revistas “prestigiosas”, de las cátedras universitarias y de los medios masivos de comunicación, pero inevitablemente la publicación electrónica se equiparará con otras formas tradicionales en los que se asientan en la actualidad los derechos, los méritos o la propiedad.

Es habitual, por ejemplo, que el autor, generalmente académico y no familiarizado con la Web, cuando publica en iniciativas on line su mayor preocupación son los derechos de autor, si le copiarán sus textos, si su obra será reconocida y valorada de la misma forma que en formato papel.

Frente a esto cabe reivindicar una idea que constituye o, más bien debiera constituir uno de los principios de la Web, entendida esta como una comunidad horizontal de conocimientos, y es que lo verdaderamente valioso son las ideas y éstas no tienen dueño. En el número cinco de A Parte Rei se tradujo y publicó el trabajo del Critical Art Ensemble “El plagio utópico, la hipertextualidad y la producción cultural electrónica” el que, junto a “El Hipertexto y las nuevas retóricas de la Postmodernidad; textualidad, redes y discurso ex –céntrico” 1 se ha convertido en una especie de ideario, del que se desprende una consideración valórica para toda la comunidad que interactúa en la Web, y es que se debe reivindicar el valor del trabajo del pensar y no la instrumentalización sistemática y aniquiladora que se hace de esta tarea. De ahí que ciertas prácticas descalificadas –como mal espíritu deportivo– por los lugares comunes de la crítica al medio informático, deban ser reivindicadas, y esto con sólidos argumentos desde la propia empresa del conocimiento y la cultura.

Argumentemos:

Las ideas mejoran. El significado de las palabras participa de esta mejora. El plagio es necesario. El progreso lo requiere. El plagio abraza la frase de un autor, utiliza sus expresiones, borra una falsa idea y la sustituye por otra correcta.

“En su forma más heroica, la nota a pie de página tiene una función hipertextual de baja velocidad, esto es, al poner en contacto al lector con otras fuentes de información que pueden más tarde articular las palabras del productor. Señala información adicional demasiado larga para poder incluirla en el mismo texto. No es una función objetable. La nota a pie de página es además una forma de vigilancia sobre un escritor, para asegurarse que no está utilizando de forma impropia una idea o frase de la obra de otro escritor. Esta función convierte a la nota en algo problemático, aunque pueda ser conveniente en tanto que se trata de una forma de comprobar las conclusiones en un estudio cuantitativo, por ejemplo. La función de vigilancia de la nota a pie de página impone interpretaciones fijas en una secuencia lingüística e implica la propiedad del lenguaje y de ideas por parte del individuo citado. La nota se convierte en un homenaje al genio que supuestamente ha sido el artífice de la idea” 2 .

Es así como la reconfiguración del concepto de autor, bajo el de escritura cooperativa, evita la hipostación de remitir el texto a una figura fantasmagórica –la del autor– que se encuentra fuera de él (del texto) y lo precede. Punto de vista que generaba esa apariencia de personalidad, que creaba la ficción de poder sacar o derivar una personalidad a partir –o como soporte de los textos–, creyendo hallar en ello una prueba de que existe una personalidad unificada “detrás” o “dentro” de los textos o incluso “implícita” 3.

La producción cultural, literaria o de cualquier otro tipo, ha sido siempre un proceso largo y laborioso. Una empresa colectiva. Hoy debemos entender las parcelas del saber como comunidades de retóricas, las que a su vez deben estar abiertas al dialogo interdisciplinario.

Prueba de ello es que el genio de un inventor de la talla de Leonardo da Vinci radica en su habilidad a la hora de combinar los entonces separados sistemas de la biología, las matemáticas, la ingeniería y el arte. Más que un creador fue un sintetizador. Ha habido muy poca gente como él a lo largo de los siglos, porque la habilidad de contener tantos datos en la memoria biológica de un individuo es algo muy raro. Ahora, sin embargo, la tecnología de la recombinación se encuentra disponible en el ordenador. El problema para los futuros productores de la cultura es el acceso a esta tecnología y a la información. Después de todo, el tener acceso es el más precioso de todos los privilegios, y por ello, está estrictamente custodiado, lo que a su vez le lleva a uno a preguntarse si para llegar a tener éxito en el mundo del plagio, tiene uno además que ser un buen pirata informático.

Todos los textos son utilizables y reutilizables. En esto estriba la epistemología de la anarquía 4 , es siempre mejor estar dotado de una conciencia que tenga el mayor número de perspectivas de interpretación que sean posibles evitando así la tiranía de los paradigmas y las interpretaciones canonizadas.

Además, las ventajas de una publicación virtual son evidentes. En primer lugar es más barata y consigue una máxima difusión, que es el fundamental problema que tiene la publicación en papel. Además el medio es bastante ilimitado lo que permite tener todos los contenidos disponibles para su consulta y uso. Por otro lado, permite una modificación en cualquier momento en que sea preciso, lo que el papel no permite.

Pese a ello sigue primando la racionalidad del mercado; todavía hay muchos autores que consultan si en las Publicaciones electrónicas se respetan los derechos de autor o si publicar en sus páginas aporta méritos académicos. Revistas del prestigio intelectual de A Parte Rei, por ejemplo, difunde ideas y si hacen curriculum, esto es sólo secundario.

En los últimos años conforme Internet se ha ido imponiendo como el mejor medio en la difusión de ideas la importancia de las publicaciones on-line han ido cobrando una mayor relevancia.

Sin embargo todavía queda el recelo desde los medio establecidos, que representan a los grupos de poder y de interés. Ellos desean seguir detentando el poder y teniendo el control de las agencias de evaluación, de las revistas “prestigiosas”, de las cátedras universitarias y de los medios masivos de comunicación, pero inevitablemente la publicación electrónica se equiparará con otras formas tradicionales en los que se asientan en la actualidad los derechos, los méritos o la propiedad.

Por lo demás, lo original, lo valioso o lo interesante no reside nunca en el soporte en el que se trasmite, sino en lo que cuenta o dice, en la capacidad de suscitar más pensamiento o de desordenar creencias. Contra el lema de Mcluhan 5 , el medio no es en ningún caso el mensaje. Pensar lo contrario es someterse. Aquí está nuestra reivindicación: que como sea, algún efecto produzca. Lo valioso debe elevarse por encima dejando al medio en sombra, transcendiéndolo y, en consecuencia, unificando todo medio imaginable.

De modo que no nos no nos engañemos, es infinitamente mayor el beneficio del soporte digital de la información que los males o vicios que ha engendrado.

Muchos estudiantes imprimirán los artículos o aquello que les interese para leerlo como se aprendió de pequeño, en el lugar más cómodo, siguiendo la ruta hipertextual que posiblemente sugiera la lectura. Otros se moverán a lo largo de la pantalla, en lecturas rápidas o depositando la mirada allí donde la atención recaiga. El futuro, no se sabe, pero seguro que durante mucho tiempo convive lo nuevo con lo antiguo, como se ha producido en todos los contextos de la vida humana. En cualquier caso, lo que se espera es que haya algo para leer sea en papel, en pantalla o lo que el desarrollo tecnológico vertiginoso produzca.

Finalmente, cabe anunciar, que el pensamiento goza de buena salud. Y, precisamente, la salud de la filosofía, está desde hace mucho fuera de los departamentos universitarios. En ellos lentamente desfallece y, a menudo, muere. Es desde fuera, donde todavía se respira aire puro, son proyectos como los de A Parte Rei, los últimos reductos posibles para esta actividad originalmente desinteresada y ociosa –en el buen sentido– donde aun subsiste la discusión crítica y atisbos de pensamiento original e independiente, no interesado en canonizar autores, ni asentar un pensamiento conservador, insípido, aunque políticamente correcto, aséptico y funcional al establishment.

NOTAS:

1.- “El Hipertexto y Las nuevas retóricas de la postmodernidad; textualidad, redes y discurso ex –céntrico”, Adolfo Vásquez Rocca, Originalmente publicado en formato impreso en PHILOSOPHICA, Revista del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile, Volumen 27, 2004.

2.- Critical Art Ensemble “El plagio utópico, la hipertextualidad y l a producción cultural electrónica”, en A Parte Rei, Nº 5

3.- VÁSQUEZ, ROCCA. Adolfo, “Reconfiguración del concepto de Autor”, En Revista Poética VersOados, Madrid, Sección Artículos literarios de Poesía, Enero -Febrero, 2005

4.- Según la expresión de Paul Feyerabend.

5.- Herbert Marshall Mcluhan (1911-1980). Dr. en Literatura Inglesa por la Universidad de Cambridge, Inglaterra. Autor de "Comprender los Medios de Comunicación", el libro de no ficción más vendido en Harvard y otras universidades.
Su teoría, "el medio es el mensaje", se convirtió en el lema de la contracultura de la década de 1960. En general su teoría trataba sobre las tecnologías y el efecto que producen en las formas y la escala de la organización social y la vida individual. Mcluhan insistió en la necesidad de tomar conciencia de las transformaciones que los nuevos medios de comunicación producían y producirían en la civilización contemporánea. A pesar de que en su opinión los libros no tardarían en quedar obsoletos, escribió centenares de artículos y más de diez libros. Varios de ellos en un formato ilustrado muy al estilo de la estética pop.






Mcluhan


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