LITERATURA: "Grillo" inés matute

José Machado (Madrid, 1974) estudió Derecho y Creación Literaria en la Escuela de Letras, de la que durante un breve periodo fue profesor. Publicó su primera novela, A dos ruedas (Alfaguara), en 1996. Fue redactor de la revista cultural La modificación, ya desaparecida, y guionista para diversas series de televisión. Actualmente trabaja como colaborador de numerosas publicaciones, entre las que destacan Rolling Stone, El Viajero y Tentaciones. Grillo es su segunda novela.

Conocí a Paco hace mucho tiempo, recién nacida la web escritoras.com. Por allí pasaba Elena Medel cuando aún no era portada de El Cultural y su principal preocupación era encontrar una palabra que rimase con pitufo. También pasaba por allí Javier Martín antes de liarse la manta a la cabeza y publicar un par de libros y marcharse a Kazajistán, aunque no por ese orden; pululaba Paco con su cargamento de lecturas a cuestas, y también me asomaba yo con una cría en la barriga y otra en la guantera. Tiempo después, escritoras echó el cerrojo y desapareció de Internet porque no pudo soportar tanta lucha de egos y las impertinencias de algunos letraheridos descarriados, hizo borrón y cuenta nueva y resucitó pasados unos meses con mejor cara y un fondo de armario que ríete tú del de la Presley. De aquel tiempo han quedado amistades a las que no estoy dispuesta a renunciar, un par de cuentos nada despreciables y muy adivinables paquetes que viajaron de la península a la isla y de la isla a Almaty. Muchos de esos paquetes venían de Valencia, y detrás de ellos venía Paco, porque Paco para ser no necesita estar, y para estar contigo te envía un libraco, una carta y una diadema de piel de tigre. Porque sí. Porque le da la gana. Porque se le ha muerto una hija y encuentra lógico que su diadema favorita ahora la luzcas tú. Y yo le agradezco sus periódicas sorpresas, su indescriptible artesanía étnica, esos mil y un detalles que vienen a iluminarme los días, pero le agradezco, sobre todo, sus lecturas. Paco me trajo de París a Anna Gavalda cuando en España no la conocían ni los más puestos; me envió una carta con diez años de retraso firmada por Olga Guirao; me hizo sonreír con una pequeña joya de Julián Ayesta; me redescubrió al Pániker más sesudo; me reajustó el termostato con calenturas de Lola Beccaria y redecoró mi mesilla con impenetrables ensayos de Marina. Por eso, cuando la semana pasada me dijo “Te voy a enviar una cosita de Machado” admito que me sorprendió. Y no porque una tenga a Machado muy leído – Machado nunca me ha tocado la fibra- sino porque mi amigo valenciano suele estar a la última y Machado tiene notas de vinilo antiguo. Lógicamente, Paco se refería al precoz José Machado, de nombre honesto y apellido déjà vu, quien con su obra “Grillo” obtuvo el IX Premio Lengua de Trapo de Narrativa. En la contraportada podemos leer lo siguiente: “Compleja en la aparente sencillez de la trama, ambientada en un Madrid nocturno tan próximo como diferente, realista, iniciática, confesional, paródica, humorística... Con una envidiable habilidad en el control de la escritura y en la variación de estilos y registros, J.M. ha logrado en esta su segunda novela una obra rica en matices, viva y tremendamente verdadera”. Una obra verdadera. Me gustaría, si no es mucho pedir, que alguno de mis compañeros, duchos en la disección de novelas, la comente y me ayude a comprender qué es una novela verdadera más allá del chaparrón de tacos, el exceso bajo todas sus máscaras, el desorden en la forma y un dedal de histeria argumental. Con todo, la historia te atrapa irremediablemente, así que él dará por bien empleados los euritos que cuesta el libro, y servidora, y seguramente algún lector, le quedaremos eternamente agradecidos. Tan agradecida como yo le estoy a Paco Martínez Romero por ese constante flujo de libros con los que ha tenido a bien irme regando a lo largo de ocho años.



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