LITERATURA: La quinta columna - "Eslovaquia también existe" luis arturo hernández

“Un país lejano del que poco sabemos”
Milan Kundera, El telón

Después de vigilar rigurosamente los trenes editoriales que llegan al mundo de lengua castellana desde la antigua Checoslovaquia y de cuyos coches camas descienden autores checos de relumbrón, tras su viaje cosmopolita por el inglés, el francés u otras lenguas, asoman por fin, tímidamente, como del furgón de cola, con la modestia y humildad del provinciano, equipajes abandonados en el andén de alguna estación de cercanías, sendas obras de tres autores eslovacos en edición bilingüe: Campanas (1968), un poemario del Milan Rúfus, y dos clásicos del XIX: una novela de Janko Jesensk_ traducida como La vicerregenta (1898) y el cuento largo La novilla bermeja (1884), de Martin Kuku_ín.

¿POR QUIÉN REDOBLAN LAS CAMPANAS?
(CAMPANAS/ SVONY, de Milan Rúfus, La Poesía, señor hidalgo, Barcelona, 2003)


“Y ya el dolor también pide nombre.
Lo bautizas.
Zuzanka."
Milan Rúfus, Dolor, Campanas


Precisamente en 1968, el año de la llamada “Primavera de Praga” –impulsada por el eslovaco Alexander Dubcek-, se publicaba este segundo libro del eslovaco Milan Rúfus.
En la tradición neo-simbolista de maestros como Ivan Krasko, a quien hace un sentido homenaje, Rúfus hace de esas campanas que tañen a lo largo del poemario el símbolo de la llamada del Origen primero, de lo primigenio del Hombre, dividiendo el poemario en dos partes -de sentida reflexión a partir del renacer cotidiano de la vida en estampas del campo de Eslovaquia, la primera; y de mayor sentimiento trágico de la vida y mortales presagios en la segunda-.
CAMPANA SOBRE CAMPANA
Y es que esas campanas que repican trayendo los ecos de El País de la Infancia –“A menudo me despiertan las campanas./ Sueño un país”- redoblan recordándole la muerte de la inocencia –“Y con las campanas robadas/ el tiempo ruin acuña monedas falsas/ y compra lo que quedó de los niños.//Así morimos todos delante de ese portón”, afirma en el poema final Las campanas de la infancia-. Un viaje para el que no hay más peaje que el silencio –“Y él vio/ la monedita de silencio bajo la lengua del poema./ El pago del trayecto a la eternidad”, dice de Ivan Krasko-, pues la Poesía... es inútil –“¡Poesía, qué fútil es aquello/ por lo que eres más que nada de nada!”-, si no hay una llamada –Nos llaman-.Y sólo “Si es así, habla –dice en Bajo la campana-. Y si no,/ elige el silencio”.
CAMPANADAS A MUERTE
La campana –“Como bajo una campana estamos”- es, pues, imagen de bóveda celeste –la ventana, el altar, el paracaídas de Dios-, concavidad superior que cierra el círculo de la vida con la correspondiente concavidad inferior de la vasija –el vientre de la Madre, el pozo, la fosa o urna fúnebre-, sendas cavidades –como absurdas ampollas de un reloj de tierra- entre las que el Hombre –Los carreteros, Anciana cogiendo leña- arrastran su cruz –El descendimiento de la cruz, Dolor, El entierro de Ofelia, Calvario, La muerte-, acarreando troncos o portando el haz de leña sobre el tronco, escribiendo su Alfabeto de roderas y pisadas en el barro, tal y como a su manera lo hace el poeta inscribiendo unas torpes palabras en la tablilla de arcilla –“Poco de poco,/ poesía, y no obstante lo único”-.
Y UN REDOBLE DE CAMPANAS
Entrañado en el mundo rural y en las tareas de la vida campesina –la siembra, la siega la cosecha o el acarreo de las omnipresentes Patatas- de su Tierra natal, Rúfus arranca de los símbolos elementales de la vida doméstica- “Ponerlo en la mesa preciso como el pan/ o el agua. O la sal/ entre dos dedos. Eso es el poema”- para desarrollar una poesía que apunta al conocimiento “rilkeano” –“Que tiene tanto más/ cuanto que el poema es mayor que la palabra”-, y que culmina en el diálogo vehemente con Dios característico de un existencialismo cristiano de raigambre protestante –el dolor, el miedo o el hambre como pasatiempos que entretienen el sin-sentido de la estancia del hombre en la Tierra y la indiferencia de la Naturaleza, los animales y las cosas ante las paradojas humanas o el mutismo de Dios -“Ya ni Dios se ocupa de él./ Lo olvida”, en Así sin más-, clasicista en formas, metros y rimas, aunque recurra cuando es menester al verso libre o al versículo.
En una cuidada edición bilingüe a cargo de Alejandro Hermida de Blas, que ofrece -a manera de espejo- la versión al español del correspondiente poema eslovaco, asoma esa asimétrica complementariedad de El tiempo y el espejo de la existencia truncada por la muerte, que hace estéril cualquier redoble de conciencia –“Sobran palabras ahí fuera. En las profundidades/ domina el silencio, dado con justicia/ a los animales y a los dioses”-.


Ilustración: Josef Lada

DESENLACE MATRIMONIAL o JUSTICIA POÉTICA
(PANI RAFIKOVÁ/ LA VICERREGENTA, de Janko Jesensk_, Atenea, Madrid, 2002)

Relato realista de las postrimerías del siglo XIX, Pani Rafiková (traducida al español como La vicerregenta, por mor de sugerir cierto paralelismo con la novela de Clarín), la obra del eslovaco Jesensk_ es una nouvelle que satiriza la maledicencia de la pequeña burguesía y la miseria moral de la mesocracia, un cuadro de costumbres de personajes tipo que se zanjará con la justicia poética proverbial del desenlace de un cuento moral.
La señora Serafína Rafiková, casada con el vicerregente de la audiencia, se obsesiona por encontrar un buen partido para su única hija Miluska, aquejada tardía de bovarysmo –“Aprenderlo todo de las novelas, ya que no de la vida”-, y desacredita en su comadreo con otras damas de su sociedad a la viuda Elena Malinová, quien ha reencontrado en el Dr. Jaroslav Brveník un amor de juventud –“Ella citó el versito que él le había dedicado (legis actio per sacramentum). Ella no lo había olvidado y él, que lo había escrito, lo había olvidado”-, abogado emprendedor que Rafiková codicia como marido para Milka.
Menospreciado por ella y desacreditado por el círculo de amistades de Pani Rafiková, el abogabo se verá arrojado en brazos de Malinová, dando cuerpo a un amor de madurez y la hija de la nada seráfica Rafiková –¿Serafiková?- se fugará seducida por un vizconde.
Nacionalista eslovaco e hijo de su época –de finales del siglo XIX, cuando la minoría magiar marginal se intenta sacudir el yugo eslavo-, Janko Jesensk_ tiene todos los tics del escritor realista: desde la omnisciencia del autor implícito que organiza la narración –“Y ahora veamos lo que pasó con Malinová”-, o el conocimiento del soliloquio interior de los personajes, a la complicidad con el lector, mediante apelaciones –“¿Han estado ustedes en la ciudad de Lánové?”- y juicios de valor –“¿Dónde podría estar Rafiková? En ningún otro sitio sino en casa de la mujer del médico”- o merced al envolvente plural sociativo de persuasión –“Deseémosle un buen descanso hasta mañana. Se lo merece”-.
Pani Rafiková/ La vicerregenta, que ha sido publicada por el Centro de Lingüística Aplicada ATENEA, es una edición bilingüe destinada al aprendizaje de las lenguas por los textos y se acompaña de un estudio introductorio, una abundante bibliografía y un nutrido aparato de notas a pie de página que permiten contextualizar y conocer a fondo la obra. Tarea loable respecto de una cultura eslava injustamente alejada de la nuestra.


Ilustración: Josef Lada

ZAPATERO, A TUS BORCEGUÍES
(RYSAVÁ JALOVICA/LA NOVILLA BERMEJA, de Martin Kuku_ín, Atenea, Madrid, 2004)


Joza hacía un relato corto infinitamente largo, engarzaba cuadros distintos como las perlas de un collar.”
Kv_ta Legátová, La transformación


Narración típica del realismo costumbrista eslovaco de finales del s. XIX, La novilla bermeja (1884) es un relato que unce al sentido del humor la intencionalidad didáctica.
En el ambiente campesino de una feria en una aldea próxima a la frontera con Polonia, el zapatero cojo Adam pierde la ternera que acaba de comprar a un vecino por su afición a la bebida -¡qué mala pata- y ha de vérselas con su mujer Eva, que al igual que el resto de las mujeres del matriarcado de Adamovce tiene en un puño al borrachín del marido.
El desenlace es feliz, como era de prever, pues la esposa del vecino –Eva igualmente-, se había encargado ya de llevarla a casa. La moraleja final, puesto que el cuento tiene la finalidad de instruir deleitando, presenta a un zapatero que, tras el mal trago de haberse visto privado de la “novilla robadilla” –parafraseando el título de un compositor checo-, renunciará definitivamente a la bebida. Zapatero, a tus borceguíes, parece ser el consejo.
En ese “edén” eslovaco, adamítico paraíso rural de los hijos de Adam –Adamovce- en el que la mayor tentación es el aguardiente, Kuku_ín hace un ejercicio de reconstrucción del mundo rústico y popular -de costumbres y tradiciones, dichos y creencias-, al tiempo que supervisa la acción mediante su presencia como autor implícito que intercala, como granos de mak, otros relatos interpolados más cuajados, como el del reloj de Mrhanovo.
Lástima que la orientación didáctica de esta colección bilingüe Atenea, nos prive por ahora de obras de la literatura eslovaca de más largo aliento, inéditas en nuestra lengua, como pudiera ser La república de los curas de Dominík Tatarka, ese clásico del s. XX sobre la peripecia de la república filonazi de Eslovaquia durante la II Guerra Mundial.







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