ARTE: "Del interés del arte por las sensaciones" kepa murua

En estos tiempos en que se confunde arte con vida y la vida, a menudo, no tiene tanta importancia como el arte, el hombre que aspira a conocer la verdad de la historia olvida que las sensaciones individuales provocan el conocimiento humano. El modo de entender el arte proviene del trabajo del artista que repite una mecánica que desde la ignorancia le persigue hasta el último momento de su creación. Es cierto: el artista sabe tanto como lo que en verdad conoce. Y lo que conoce son la duda, el fracaso, la soledad, el abandono, las puertas cerradas, una y otra vez, del conocimiento que se abre de vez en cuando, como se confiesa el artista de puertas adentro, sólo con lo que le tocó vivir ante la indiferencia de los objetos. El artista que persigue en vida una quimera resiste en las sensaciones cercanas a ese conocimiento, que nunca es premeditado, y en cambio, sí personal e intransferible. El artista retiene en pocas palabras la explicación de un dilema, en leves toques la pincelada a una dificultad técnica, en pocos compases el motivo musical de una sinfonía, en un instante el paso del tiempo como una elucubración metafísica a cuestiones que no tienen una solución única. Se conoce por lo que se vive, rodeado de múltiples sensaciones, pese a todas las poéticas posibles que el artista descubre, como discursos, en su vital recorrido. Las sensaciones que compartimos con el cuadro, las que nos llegan cuando cerramos los ojos, cuando se escucha una pieza musical, las sensaciones que nos depara ese poema leído a última hora de la tarde o esa pieza representada por la noche. Las que se recuerdan como sensaciones encontradas sobre el amor o la vida, la muerte, el hambre, la soledad o el abandono, como metáforas secretas de un conocimiento que tantas veces no tiene palabras para explicar ese dilema del pensamiento y la razón oculta del arte. Esa locura de la vida que es el arte en busca de un componente más allá de lo representado, más allá de lo pintado en un cuadro, más allá de lo escrito en un poema, o más allá de lo que soñó el músico trasladar al pentagrama. Más allá de lo que se reconoce en la realidad de los objetos porque el conocimiento proviene de las sensaciones que surgen cuando sentimos un hallazgo, sin saber adónde nos dirigimos ni de dónde nace el desconcierto de una creación que por insistencia se nos escapa de las manos del arte.



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