LITERATURA: Entrevista a - "Román Piña Valls". Escritor" inés matute

Román Piña Valls es licenciado en Filología Clásica por la Universidad de Valencia. Profesor de griego hasta hace muy poco, colabora como columnista en El Mundo y como crítico literario en El Cultural. Dirige desde 1995 la revista literaria “La bolsa de pipas”. Antes de ganar el VI Premio Desnivel de literatura de montaña, viajes y aventuras, ya había publicado dos novelas, “Las ingles celestes”, “Un turista, un muerto”, el poemario, “Café con amazonas” y dos libros de relatos, “Museo del divorcio” y “La bailarina rusa”. Recientemente ha sido jurado del Premio Literario Ciudad de Palma.

Test para editores

Tras ganar el VI Premio Desnivel de literatura de montaña, viajes y aventuras, con tu espléndida obra “Viaje por las ramas”, un periodista te preguntó por tus planes más inminentes. Tu respuesta fue la siguiente: “En el plano literario, tengo dos novelas sin publicar porque no he encontrado aún quien lo haga. Esperemos que el premio me pueda dar ese empujón que me hace falta”. ¿Qué ha cambiado desde entonces?

Poco: sigo con esas novelas sin editor. He dejado a mi agente literario y he decidido publicar una de ellas, corta, en catalán, en mi propia editorial: La Bolsa de Pipas.

Columnista de opinión, crítico literario y crítico musical. ¿Qué música le pondrías a la España del nuevo talante?

La música del último disco, recién publicado, de La Búsqueda. No tiene nada que ver con el talante pero así les hago publicidad, que se lo merecen. Son los mejores.

Hasta hace muy poco dabas clase en un instituto, lo cual supone, según te he leído en un libro, “vivir inmerso en la adolescencia hasta que uno se jubila”. Transgresor como el que más, ¿cómo llevas el paso del tiempo ahora que te acercas a los 40?

-Bien, fenomenal. Me hace muy feliz descubrirme cada nueva cana. Envejeciendo te vuelves ahorrativo y adquieres esa conciencia de mudanza imprevisible que te evita comprar ropa nueva y escribir obras maestras.

¿Qué gana Cultura con tu fichaje y que pierde el mundo de la docencia con tu adiós a las aulas?

No es un adiós. Las aulas se libran, provisionalmente, me temo, de un señor nocivo para la formación humana y académica de los jóvenes. Cultura adquiere a un asesor que sabe pegar sellos y coger el teléfono.

Ojeando las últimas páginas de cualquier periódico, uno diría que el griego cada día tiene más adeptos, pero no en el sentido en que tú lo impartías. Podrías defender, escuetamente, la enseñanza de las lenguas clásicas en un mundo contaminado por el inglés, Internet y los mensajes de móvil de aberrante ortografía?

Podría, pero no vale la pena. Saber latín y griego te sitúa en un plano de superioridad en el dominio del lenguaje, y eso es algo que muchos colegas de la enseñanza, lectores, colegas de la escritura y editores no te perdonan. Las clásicas desaparecerán de los estudios, y qué más da. El estado de la enseñanza es de tal desvarío que es mejor eutanasiar ya ciertas asignaturas.

Admito que tu libro de cuentos “La bailarina rusa” vino a salvarme del sopor de cierta novela tan premiada como insulsa. Los cuentos titulados “El festín” y “Eloísa está debajo de un camello” me parecen francamente buenos. Por lo que veo tu vena humorística entronca con el surrealismo...

Gracias por el comentario. El festín, sin la menor duda, es el mejor cuento que he escrito en mi vida. Tengo madera de surrealista, y cultivé esa vena un tiempo, muy influido por Eugenio Granell. El absurdo como herramienta de la ironía también me tira, y ahí hay un maestro joven que brilla especialmente, Alejandro Cuevas, con “La peste bucólica”. El surrealismo me interesa por su libertad, por su aportación a la transgresión de las formas. Pero no sigo por ese camino, digamos, tan específico.

¿Me equivocaría al definir “Museo del divorcio” como un catálogo de greguerías sobre las rupturas matrimoniales? ¿Qué opinas de las relaciones hombre-mujer a largo plazo? (sinceramente, no sé cómo sobrevivió tu mujer a la lectura de “Viaje por las ramas”)

Las relaciones amorosas siempre deberían ser a largo plazo. Es sólo un problema físico no poder culminarlas de este modo con dos, tres o sesenta parejas.

Gracias a la novela “Un turista, un muerto” empezaste a trabajar como crítico en El cultural de El Mundo. ¿Cómo fue esto?

Bueno, eso es una suposición mía, porque coincidió la llamada de El Cultural con la aparición de la novela. Supongo que fue azaroso que necesitaran un crítico de viajes y que se fijasen en mí. Hasta es posible que ignorasen que en mi novela me dedicaba a enviar turistas al patíbulo.

Sé de buena tinta que durante una buena temporada compartimos los servicios de una “superagente” literaria de Barcelona, y también sé que ambos prescindimos de la agencia al ver que poco o nada hacían por nosotros. ¿Cómo piensas buscar editor para tus novelas? ¡Aprovecha este espacio!

Pues buscaré editor con mucha calma. Editores pequeños, que están en esto porque les gusta la literatura, y que saben lo que hacen. Editores que previamente sepa que tienen un criterio fiable.

Definición no anatómica de “Las ingles celestes”:

Es el primer libro que me publicaron, un libro escrito, dicen, en estado de gracia. Un poema de amor en prosa y una reivindicación del latín y la muerte como efecto del amor.

¿Te sientes cómodo como articulista?

Con las columnas me siento como… ¿una marrana en un charco?

Desde aquí invito a nuestros lectores a que lean el “Test para editores” incluido en el libro “La bailarina rusa” – link- . ¿Cómo es Román Piña como editor? ¿Qué tipo de libros ofrece La Guantera?

Libros sin perfil. Pero libros muy creativos: relatos, poemarios… textos para lectores curtidos, y para lectores espontáneos. Libros como el de Fernández Mallo, Creta Lateral Travelling, una joya, o la novela Pobre Tía Gertie, de David Allen: autores maduros y marginales, simplemente voces por descubrir.

Poco sabemos del poemario “Café con Amazonas”... ¿Cómo definirías tu poesía?

Narrativa, divertida, rítmica. Vivida.

Lo cual no quita para que en cierto recital poético en Madrid, tiempo atrás y a petición de David Torres, te arrancases a cantar yódels, encajándolos en un poema que nos habla de los campos de exterminio. Amante de la provocación, a ti, ¿qué es lo que te provoca?

Hay que tender a que nada te provoque. Incluso a que nada te llame. A mí me provocan esas situaciones en que se me pone muy a tiro ponerme provocador, por ejemplo: decirle a Joaquin Palau, editor de Destino, que es una desfachatez pedirle al ayuntamiento de Palma 30.000 euros para publicar la novela ganadora del Camilo José Cela.

El hecho de vivir en Mallorca, alejados del run run cultural de la península, ¿es un inconveniente o una ventaja? ¿Cómo vives la insularidad?

Es un inconveniente para cultivar relaciones que pueden allanar el camino de tus libros. Es una ventaja para la fuerza y la pureza de la obra a la que te entregas.

Qué es la Bolsa de Pipas. Cómo nace. Adónde va. Quiénes son tus fichajes más recientes.

Es una revista literaria de creación editada en papel, bimestral, de bolsillo, de 32 páginas. Nace hace diez años como colección de plaquetes, y a partir del nº 18 se convierte en revista. Va a seguir ofreciendo a autores y lectores un escaparate de literatura fresca, y una muestra de lo que a mí más me interesa en literatura: humor, diversión, riesgo, desfachatez. He podido fichar estos años a autores cuya onda me gusta especialmente: Iwasaki, Vallvey, Rodríguez Criado, Luis Alberto de Cuenca, David Torres, Ernesto Maruri, Alejandro Cuevas, y muchos otros. Son más de doscientos los que han publicado fragmentos en la Bolsa. Quisiera fichar a Rafael Reig, a todos los escritores cuyos libros en el mercado entiendo muy recomendables, y a tantísimos desconocidos que esperan su oportunidad de estrenarse.

Háblanos de tus proyectos más inminentes.

Publicaré en unos meses mi primera novela en catalán, “Som lletjos” (“Somos feos”). Es una novela corta con un niño de 14 años por protagonista: una historia más sobre la pérdida de la inocencia.

Recomiéndanos, sin entrar en tus motivos, un libro, un músico, una película, un plato y un destino vacacional.

Libro, “Diario”, de Palahniuk. Músico, Jaime Tugores. Una película, “Big fish”. Un plato, cualquiera de la cocina de Abraham García. Y para las vacaciones Benidorm, por supuesto.

Recomiéndanos a un amigo escritor. Y esta vez sí queremos conocer los motivos.

Antonio Toribios. Es un leonés que ha ganado varios premios de relatos y acabo de publicarle un libro en La Guantera de La Bolsa de Pipas, “Tu nombre y otros nombres”. Tiene grandes ideas y una escritura impecable. Es un primer libro muy maduro.



Román Piña Valls es licenciado en Filología Clásica por la universidad de Valencia. Hasta hace poco trabajaba como profesor de griego en un instituto - ahora trabaja para Cultura- y también colabora como columnista en El Mundo y el Día de Baleares, y como crítico literario en El Cultural. Román Piña dirige desde 1995 la revista literaria "La Bolsa de Pipas", cuyo décimo aniversario tuvimos ocasión de celebrar recientemente. Editor de obras de impacto, también ha sido jurado en los premios literarios Ciudad de Palma. Como autor, ha escrito las novelas tituladas "Las ingles celestes", "Un turista, un muerto", el poemario "Café con amazonas" y dos libros de relatos, "Museo del divorcio" y "La bailarina rusa". Con la novela "Viaje por las ramas", Román ganó el VI premio Desnivel de literatura de Montaña, Viajes y Aventuras.

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