nº 48 - Marzo 2004 • ISSN: 1578-8644
"Poesía para ver"
arantza fernández
Un día vendré a conocerte
porque tu arte y tu
alegría, lo sé, me esperan
en algún lugar desde siempre

J. B.

Aparentemente el espacio natural de la poesía es el silencio. En él, las palabras se disfrazan de voz, y a sus anchas recorren este escenario al servicio de la deleitación sonora. Aparentemente, la materia de la que se nutren los juegos poéticos, es una materia mágica que sorprendentemente dota de música a las pompas de jabón que son los versos. Aparentemente, si el prestidigitador es bueno, puede conseguir hipnotizar a la audiencia y, tan sólo con el timbre de su aliento, suspenderla en el aire. Aparentemente, la poesía es para oír.

Y sin embargo cuando nos acomodamos en el teatro y se abre el telón y aparece el gran mago/poeta Joan Brossa, la poesía es paloma para el ojo, un texto/imagen que alimenta y en ocasiones escuece, pero que nunca defrauda. Poesía visual, poemas objeto, divertimentos y denuncias , carnaval y política, diseño y poesía. Efectivamente, la poesía de Joan Brossa es poesía para ver. Y para protestar y para reír . Poesía que dan ganas de tener, de tocar y de hacer. Confeti risueños para los amigos, pero china certera de tirabeque contra los rancios franquistas.

Artista inclasificable a quien se ha relacionado con Mallarmé, Apollinaire, Duchamp, Breton, y por supuesto, con la obra de los dadaístas y el arte conceptual. Autor de trabajos que se vinculan a menudo con el arte pobre , era Joan Brossa un hombre humilde que con materiales humildes y escasos, componía “suites”, es decir, escribía imágenes que eran música para ver. O un escultor de ideas, o un ingeniero de minas en la mina del abecedario. Anticlerical y antiburgués, se aficionó a la prestidigitación cuando su padre cobró en “especie” un trabajo realizado para el empresario Agapito Borrás. El pago consistió en una de sus famosas cajas de magia, lo que parece que resultó con el tiempo, la semilla de su gusto por los espectáculos parateatrales y la admiración por su amado Fregoli, aquel transformista italiano del que Brossa dijo: “ Fregoli obtenía la máximo con lo mínimo. Buena lección para los poetas”.

Aparentemente los telones se alzan en los teatros. Aparentemente. Porque cuando se trata de un duende como Brossa la entrada al patio de butacas puede encontrarse en cualquier otro lugar. Es cuestión de magia.
Así pues, señores y señoras, estén donde estén, si lo desean pueden asistir a la representación. Quedan ustedes invitados. Sólo tienen que hacer un clic en las letras azules. Así de simple, ya se sabe que es una cuestión de magia.

http://www.joanbrossa.org/obra/brossa_obra_poetica.htm

Y al termino del espectáculo dedíquenle dos versos que él escribió para Fregoli:

Acepta esta elegía de aplausos
.......y guárdame la butaca más allá del tiempo.

Web de Joan Brossa