nº 48 - Marzo 2004 • ISSN: 1578-8644
Ahopetik
"¿Cómo suena el sonido?"
alfonso garcía de la torre
¿El sonido tiene color? ¿Qué formas adopta? ¿Posee sabor? ¿A qué huele?... Yo no lo sé. Así como la visión depende neurológicamente de factores espaciales, la percepción auditiva se basa en cuatro temporales: altura, intensidad, timbre y duración. Todos ellos son interdependientes y los utilizamos para definir tanto un sonido concreto como un fragmento musical, sea cual sea su duración. Resulta complicado expresar con palabras algo que no se ve, que no se puede palpar ni oler, y que encima no está fijado en el tiempo.

Los físicos quieren ser objetivos y solventan el problema con mediciones exhaustivas y terminología incomprensible para la mayoría. En muchas ocasiones la experiencia real vivida contradice la exactitud de las máquinas. Por su parte los músicos intentan aproximarse elucubrando sobre uno de los factores más complejos:
el timbre. De entrada algunos dirán que esta es la cualidad característica de un sonido, la que permite identificarlo gracias a la combinación de diversas variables acústicas. Otros muchos se columpian en una subjetividad exasperante que hace dudar a todos.

Podemos utilizar multitud de adjetivos para calificar la experiencia sonora. Si nos fijamos en
la altura del sonido tendremos en teoría atributos unidimensionales: agudo-grave. En el caso de la intensidad oscilamos también entre dos opciones: fuerte-débil. La duda surge cuando nos referimos a un sonido alto-bajo: altura o intensidad. Por otra parte si observamos otras culturas empezaremos a cuestionar algo que en occidente nos parece tan claro: en Africa se utilizan otras asociaciones perceptivas relacionando lo auditivo con lo visual, y al definir la altura del sonido nos hablarán de grande-pequeño ó gordo-delgado.

El timbre es una característica multidimensional de la percepción sonora y los adjetivos para describirlo proliferan: fino-basto, oscuro-brillante, suave-duro, compacto-disperso, abierto-cerrado, limpio-sucio, denso-hueco, apagado-luminoso, aspero-suave, etc. Todos aportan más y más adjetivos: sólido, retumbante, brillante, uniforme, lleno, duro, dulce, pesado, seco, claro, abierto, cortante, transparente, preciso, leve,... y así hasta el infinito. Visualmente solemos identificar las cosas concentrándonos en alguna característica muy concreta (que les pregunten a los calvos). Sin embargo para calificar la experiencia sonora utilizamos de inmediato una apreciación global, sin atender a los matices ni fijarnos en los detalles. Asociamos toda una experiencia a una única palabra.

El color del sonido, el de los números, el de las palabras, el de las letras,... La sinestesia es un fenómeno que se produce cuando un estímulo sensorial crea una percepción en otro de los sentidos. Personalidades artísticas como los compositores Alexander Scriabin y Olivier Messiaen o el escritor Vladimir Nabokov eran sinestésicos. Y no se trata de una alucinación mental, sino de una propiedad que poseían sus cerebros y que los demás perdimos en la primera infancia. ¿Seguimos con Kandinsky?.


Pintura de Kandinsky