nº 46 - Enero 2004 • ISSN: 1578-8644
"Los lazos del número"
arantza fernández
Vuelve a sorprender Eli Tolaretxipi con una arriesgada propuesta que supera con creces las expectativas que se crearon con la publicación de Amor muerto naturaleza muerta ( Bassarai, 1999). En aquel libro la poeta y traductora se apropiaba de la plasticidad de la pintura, de la fisicidad de los materiales de la escultura, para hacer nacer con ellos la piel de la voz de un habla sorprendente, los nervios de una nueva textura poética sugerente y extraña.

Ahora, con Los lazos del número ( Bassarai, 2003) vuelve la escritora a dar vida a un universo inquietante en el que la revisión de la palabra literaria, los sueños y la descripción del entorno cotidiano, sirven para dar cuenta de la concepción que de la condición humana y de la realidad tiene Eli Tolaretxipi.

Y UNO

Los lazos del número ( Bassarai, 2003) es un título extraído de Las olas y la expresión que figura en una de las tres citas que abren este poemario estructurado en tres partes. En ese texto de V. Woolf, la niña Rhoda no entiende nada de la clase de matemáticas, sólo es capaz de percibir los números como formas, como una figura que construye lazos que contienen el mundo del que se siente excluida. A partir de aquí el poemario que comentamos se estructura en una llamativa organización cuyo eje es el tres y que viene a resolverse en una enseñanza desafiante. Una organización formal deliberadamente resaltada para que se evidencie la farsa en que vivimos porque, una vez finalizada la lectura del libro, la racionalidad queda expuesta al pairo como algo vano e inútil para entender la realidad : el número es incapaz de contener el mundo, de servir para su orden y de ser útil para su explicación, luego al principio y al final – ya que el orden no importa – es la desazón de la razón, el malestar del número que zumba , el ruido perenne de la maquinaria.

Y DOS

Tiene la Literatura la sencilla y sorprendente facultad de engendrar literatura. Y tiene este arte devotos que le dedican su vida y no entienden del mundo más que desde sus libros, y tiene este mundo personas de hueso y otras de papel. Y según la lógica de Los Lazos del número, el mundo literario contiene al mal llamado mundo real y no sólo es aquél tan verdad como éste sino que incluso es más verdad que éste. Piglia escribió sobre R. Arlt, quien es citado por Eli Tolaretxipi, Piglia es poetizado por la escritora en alguna de sus composiciones y el lector lee la cita de Arlt: - ¿ Encontró placer en la posesión?/ No. Pero volviendo a lo primero: leía de todo. Así quedamos avisados de que esta literatura nace también del océano de la literatura y de que existe una cartografía de los fondos marinos en Los Lazos del número. Cada lector lee su libro – dice Tolaretxipi - porque cada lector reconoce - o no -, las estelas que delatan la ruta del resto de los navegantes. Y la poeta compara, corta, recorta, tacha, pinta por encima de los itinerarios. La poeta se oculta, y cuanto más se oculta, más emerge ella misma. Más “otros” y cada vez más ella.

Entonces en este archipiélago de poemas la lectura se hace sueño ya soñado, se convierte en poemas para prosas ajenas: versos para La casa inundada del escritor músico Felisberto Hernández, para la Invención de Morel , ojos – palabra para la obra y vida del pintor Reverón - quien confeccionaba muñecas a tamaño natural - ; o versos para el retrato junto a un pez de Cortázar, quien fue, junto a Italo Calvino , un reivindicador de la figura del autor de Las hortensias, aquel músico escritor que describía muñecas/personaje del mismo tamaño natural que las que fabricaba el pintor Reverón. Además Los Lazos del número se anudan en poemas que hablan de poemas ajenos y explican los propios, en metáforas que retratan a algunos escritores.

Luego al principio y al final – ya que el orden no importa – es la razón del verbo, el amarre de la letra que reverbera, el eslabón perpetuo que Tolaretxipi reivindica al tiempo que lo esconde, una corriente subterránea.

Y TRES

Los poemas contienen un sujeto poético en una habitación donde lee libros y mira fotografías. Además sueña, y además ve, siente la cotidianidad que le circunda.. Con esos tres elementos se arma uno de los trajes de Los lazos del número.

Hay un tiempo detenido como en las instantáneas observadas que las palabras resuelven en un tono sentencioso, hay un tiempo cronológico en movimiento, una enfermedad y un hospital, un incendio y un asesinato. Los poemas formas pasillos con una vuelta más, y una revuelta más, un torbellino que gotea desde el piso de arriba. Los poemas se titulan con números que inquietan .Y hay un ansia de fuga de ese lazo que it holds the world in it, que contiene el mundo en el que lo vivido o lo imaginado tienen el mismo rango de importancia. Hay un tres para ser indagado más allá de ese”padre” o de esa “madre”, más allá de las pesadillas. Hay el mismo malestar que en Mulholland Drive, la misma certeza de estar viviendo un sueño pegajoso del que no vamos a despertar.

El otro no es para conocerlo dice la tercera cita de R. Barthes y Tolaretxipi nos condena. Nos encadena a la verdad más grande, a que el otro, sea el amor, el mundo, el conocimiento, es inaprehensible. Con versos en los que los puntos de vista varían, y los objetos, animales y personas operan con la misma importancia poética, se nos obliga al desasosiego de lo clarividente: la evidencia de estar en los lazos del número.