ISSN 1578-8644 | nº 42 - Septiembre 2003 | Contacto | Ultimo Luke
Perfiles
"Paul Celan"
blanca gago

La vida de este grandísimo poeta alemán empezó en el pequeño pueblo de Czernowitz en el año 1920. Hijo de una familia de ascendencia judía, abandonó su casa en 1938 y se trasladó a Francia para estudiar Medicina. Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial hubo de regresar a su país, donde comenzó los estudios de Filología Románica. Pudo salvarse de la persecución nazi, pero sus padres fueron deportados en 1942 y murieron poco después. La memoria de Paul Celan, su identidad, sus anhelos, quedan marcados, pues, por la historia, igual que sucede con toda una generación de jóvenes escritores alemanes que inician su trayectoria literaria durante la época del fascismo alemán y, en parte, ya durante la República de Weimar. Paul Celan se convirtió en uno de los mayores representantes de la literatura de posguerra, y su obra fue decisiva para la vida literaria de la República Federal hasta bien entrados los años sesenta.

Tras el holocausto, los escritores, y en especial los poetas, recurren a la subjetividad más aislada como forma individualista de huir del presente, y así la literatura se convierte en un refugio. Por aquellos años, Theodor W. Adorno llega a decir que “escribir un poema después de Auschwitz es una barbaridad”, pero lo cierto es que hubo un grupo de líricos alemanes que, atendiendo a la obra de Gottfried Benn y tomándola como referencia, intentan superar a través de la poesía un pasado lleno de crueldad inhumana y sufrimiento. Es así como Celan exterioriza su dolor, casi de forma alucinatoria, con un lenguaje concentrado de una gran fuerza expresiva poética que, a lo largo de los años, va encasillándose cada vez más frente a la realidad externa.

En uno de sus primeros, y quizá el más conocido poema, “Die Todesfugue” (La fuga de la muerte, 1945), Celan presenta la realidad del fascismo y de los campos de concentración que le tocó vivir con toda su crudeza y amargura, un pasado que sabe revivir y actualizar con su lenguaje característico, cifrado, compuesto de metáforas de una fuerza extraordinaria. Es un poema contra el olvido, contra la inevitable caída en el silencio tras los recientes acontecimientos históricos. La poesía de Celan trae, así, a la memoria aquello que en sí mismo es indescriptible: el terror y la barbarie de los campos de concentración.

Pero no es hasta 1947, en Viena, cuando publica su primer volumen de poesía, Der Sand aus den Urnen. En él se aprecia ya lo que constituirá el problema existencial del poeta: el encierro en sí mismo para no sucumbir ante la realidad amenazadora.

Con el tiempo, al observar los intentos simbólicos de reconciliación judeo-alemanes, Celan escribe una poesía que se afirma en su negación de esta posibilidad horrorosa, y así aparecen sus últimas y numerosas colecciones de poemas: Mohn und Gedächtnis (Amapola y memoria, 1952) o Sprachgitter (Rejas del lenguaje, 1959). La parquedad léxica y la limitación en el uso de imágenes y metáforas convierten la lírica de Celan en un hermético laberinto, una esfera de ambigüedad, que constituye la propia meta del poeta.

En 1970, harto de la convivencia diaria con el horror del recuerdo, Paul Celan se suicida en las aguas del Sena, dejando tras de sí una obra que resulta necesaria para el conocimiento del dolor humano y la crueldad histórica, una obra intransigente y exigente con el lector, que nunca se puede apartar, y que en español publicó la Editorial Trotta en 1999 con el título Obras Completas, traducidas por José Luis Reina Palazón.