ISSN 1578-8644 | nº 43 - Octubre 2003 | Contacto | Ultimo Luke
CINE: Sueños en la caverna
"Fuegos de artificio
"
alex oviedo

Eugène Ionesco

Eugène Ionesco

Eugène Ionesco

Tengo la suerte de acudir a las salas con una frecuencia semanal, muchas veces sólo por la necesidad de verme reflejado en otras vidas, de sucumbir ante los problemas, desilusiones, alegrías, misterios, pasiones o apatías de unos personajes hechos de luz, creados por la pluma de un guionista y movidos por la batuta de un director. Sin embargo, desde hace unos meses me cuesta ir al cine. O mejor dicho, me cuesta encontrar una película de la que salga satisfecho. Y como hoy nos sentimos raramente abiertos a la confesión diré que siento especial lástima por lo que las productoras vienen realizando últimamente con el cine made in Hollywood.

Mis ojos, que han sido educados por las creaciones exportadas desde las Américas, se han sentido en la necesidad de cerrarse para dormitar en algunas de las últimas proyecciones a las que he asistido. Admito que no soy dado a películas indias o iraníes (creo haber visto suficientes como para preferir otros ritmos mucho menos oníricos); pero sí es cierto que he disfrutado con algunas joyas chinas, bostezado con películas coreanas que buscaban la modernidad y sólo hallaban somnolencia, reído como un niño ante los personajes de algunas cintas españolas, enojado por el hermetismo gélido de obras suecas e incluso sorprendido por la planificación visual de producciones francesas (y eso pese a seguir creyendo que los franceses no hacen cine sino alguna clase de arte postmoderno visualmente irritante que mi incultura no es capaz de entender). En cualquier caso, ha sido casi siempre el cine americano el que ha desatado mis más oscuras pasiones, el que me ha guiado por los caminos que me han hecho amar el séptimo arte.

En el reciente cine americano, sin embargo, sólo descubro artificio, falsedad, repeticiones clónicas, engaño envuelto en papel de regalo, promoción desaforada, ausencia total de ideas, aburrimiento acelerado, vistoso y digital dirigido al olvido o al consumo rápido para quienes les daría igual ver una película que un programa de “Gran Hermano”.

Los últimos desastres ejecutados por algún jugador de mus de la promoción han sido dos películas vendidas a precio de oro pero con un valor cercano al estaño.

En “Enemigos”, una película al servicio de Antonio Banderas y Lucy Liu, todo es despropósito a ritmo de música heavy, todo mentira planificada para que creamos que las escenas tienen algún sentido. Fuegos artificiales con un guión de dos páginas y frases de tres palabras soltadas con desgana y sin credibilidad.

El caso de “La liga de los hombres extraordinarios” podría ser aún peor si tenemos en cuenta de que parte de un exquisito comic de Alan Moore, con una historia que sólo se le podría ocurrir a un maestro, pero que ha sido perpetrada por un director incapaz, un ilusionista del desacierto, un vendedor de aire. Imágenes aceleradas para que no veamos sus errores y su vacuidad, efectos al estilo “Matrix” que adormecen a los monos, un Mr. Hyde más parecido a Hulk que a cualquier personaje verdaderamente trastornado… En definitiva, otro producto que mañana ya habremos almacenado en los baúles del olvido.