ISSN 1578-8644 | nº 44 - Noviembre 2003 | Contacto | Ultimo Luke
ENTREVISTA
"La poesía y tú. Kepa Murua: Poeta y Editor "

inés matute

¿Qué te molesta más, la actitud de ciertos críticos o la desorientación de algunos lectores?

Lo que me molesta es la ignorancia y la pretensión de saber de todo sin saber en realidad de nada. Los críticos bastante tienen con sobrevivir escribiendo reseñas y otras cuestiones relacionadas con el mundo de los libros. En cuanto a los lectores, se ve que les atrae más el mundo del libro que el de la literatura en sí. No se trata de una desorientación, sino una consecuencia por una falta de sensibilidad y educación que afecta a todos: escritores, críticos y lectores.

¿De cuál de tus trabajos te sientes más satisfecho y cuál defraudó tus expectativas de acogida?

Cuando publiqué Cavando la tierra con tus sueños pensé que la crítica destacaría su modernidad y se fijaría en algunas claves poéticas que hacen de ese libro algo muy diferente a lo que se acostumbra a leer en España. Pero apenas tuvo eco y en la única reseña que publicó un medio nacional lo definieron como un libro con una voz poética narrativa, cosa que no es ni por asomo. ¿Un libro del que esté satisfecho? Cardiolemas me sigue sorprendiendo, parece que todavía hay cosas en él que se me escapan de las manos. La publicación de este libro por lo demás, habla a favor de su editor, Fernando Saénz, ya que es una apuesta de riesgo. Cardiolemas tiene magia y no es un libro comercial.

¿Por qué un editor que publica poesía en euskera no escribe sus poemas en euskera, dominándolo como lo dominas?

En Bassarai no publicamos libros en euskera. No obstante hemos traducido libros para difundir una literatura como la vasca que pese a su calidad no se conoce fuera de sus fronteras. En cuanto a mí, lo he explicado a menudo. Mis estudios y lecturas fueron en castellano, por lo que podríamos decir que esa lengua me eligió con libertad. Sé que sorprende, pero no como al principio, cuando esta elección me pasó factura a título personal y profesional, puesto que también en Euskadi se reconoce la literatura que los autores vascos escribimos en castellano. Profundizar en estas cuestiones sería hablar de política, y no es mi intención confundir literatura con política.

Hace unos meses entrevistábamos a Javier Cánaves, último premio Hiperión, y él mencionó que alguien le había proporcionado un patrón de oro para la elaboración de un buen poema, pero no lo compartió con nosotros (y entiendo que esa habría sido la respuesta más interesante de toda la entrevista). ¿Compartirías con nosotros dicha fórmula?

Tener un patrón no sirve, como tampoco vale escribir el mismo poema. Si lo tuviera, dejaría de escribir. La fórmula es la duda, la pregunta, la constatación del silencio como elemento integrador del poema. La poesía descubre el mundo de las palabras en busca de una contemplación dirigida a la comunicación con el lector o en última instancia, a la del poeta tras algo que en principio se desconoce previamente con palabras. Pero nunca es una fórmula fija para escribir ni para interpretar el mundo.

Hace poco comentábamos que los jóvenes poetas de hoy en día poseen una voz que se escucha con fuerza en todas partes. Nosotros, en nuestra primera juventud, no contamos con el apoyo de los medios, y nos costó mucho crecer como personas y como artistas. ¿Qué opinas de esta generación “ ignorada”, en qué nos hemos convertido?

No tuvimos oportunidades, cierto, las puertas se habían cerrado y nos desplazaron de los ámbitos de poder, de elección, de responsabilidad. En el mundo del libro, de la posibilidad de publicar con continuidad. Éramos una generación que no existía, pero pudimos sobrevivir. Hemos madurado, hemos aprendido a conocer nuestros límites, pero por otro lado hemos creado infraestructuras que nos han permitido sacar la cabeza para mostrar que tenemos cosas que decir. Ahora cuando aparecen los libros con nuestros nombres y se constata el reconocimiento generacional por ejemplo, por lo menos no decimos tonterías como tantos. Tantos años de silencio nos ha servido para reivindicar una personalidad que se reconoce en sus actos y creaciones.

¿Qué novísimos están llamando tu atención en estos momentos?

“Novísimos” es una palabra que no emplearía. Podría hablar de poetas jóvenes para que el lector los descubra. Pero no voy a dar ningún nombre, muchos de ellos todavía no han acertado con lo que buscan y quieren.

¿Qué consejo le darías a un poeta desconocido? ¿Qué le dirías a un poeta consagrado?

A un desconocido, que lo intente, y si llega, por lo que sea, al abismo, que pare. A un consagrado nada, que recuerde. Y de la misma manera, que no olvide.

¿Qué tiene la colección Bassarai poesía que no tengan otras?

Una apuesta por la literatura de calidad y contemporánea. Destacamos por publicar a poetas europeos que por desconocimiento han quedado olvidados en las tendencias de moda de la literatura española. Cuesta lo suyo, pero cuando nos descubren, no nos abandonan.

En tu obra se refleja la angustia que te provoca la situación – violentamente prolongada durante treinta años- del País Vasco. ¿Qué puede hacer un intelectual ante tanto despropósito?

Si algunos intelectuales apuestan por la escena pública con todas las consecuencias, mi caso es distinto. En mis textos este entorno que tanto nos daña se refleja desde un ámbito más intimista, con la poesía por medio. Creo que podemos escribir para congelar la realidad y mostrársela con otros ojos a los lectores. Que cada uno saque sus propias conclusiones. Cuando publiqué Un lugar por nosotros, un libro que profundiza en la realidad social de Euskadi, y quizá el libro más demoledor de los que he escrito, es evidente que mi mundo se movió bastante. Son cosas que pasan, sería frustrante no atreverse a hacerlo por el miedo al qué dirán.

Entremos de lleno en tu último libro, “La poesía y tú”, un libro sorprendente. Confieso que no soy lectora de aforismos y que muchos de ellos – y no hablo de los tuyos- me parecen más una boutade que otra cosa. ¿Qué aporta al lector un aforismo?

La poesía y tú no es un libro de aforismos al uso, prefiero decir que son composiciones aforísticas donde cabe el poema breve, la sentencia de carácter lírico que incluye a su vez pensamientos, greguerías, quiebros semánticos y que en su conjunto abren una nueva vía a mi obra poética publicada. Me imagino que aporta un modo diferente de leer, de pararse, de pensar, de verse mezclado entre las ideas y sensaciones que el escritor transmite con sus palabras.

¿Qué te impulsó a dar el paso del poema al aforismo?

No hay una distancia ni una ruptura, todo es uno. Mientras escribía los poemas, crecía en paralelo un cuaderno de pensamientos poéticos que con el tiempo quedó en La poesía y tú.

¿Qué perfil crees que tiene un lector de aforismos? ¿Acaso el lector compra tus libros, independientemente del género, buscando al autor?

Dicen que es un lector preparado, que le gusta la filosofía, la literatura. Yo no me atrevería a tanto, pues existen numeroso libros de autoayuda camuflados como aforísticos o filosóficos con muchos lectores. En mi caso, intuyo que interesa la obra de un autor capaz de escribir un libro diferente, donde de la misma manera se reconoce su voz.

“ Un manifiesto poético es un eco de disonancias siempre bellas. Ahora cualquiera es capaz de escribir uno” ¿Puedes comentarlo?

Todo está ahí. Éste surge del aburrimiento del poeta al leer tantos manifiestos que no aportan nada.

“Levantarse y palpar el sexo antes de la primera higiene es darle un título al día con inspiración fatalista” “Me atrevo por fin: escribo para no masturbarme”. ¿Dónde acaba el escritor lúcido y sincero y empieza el exhibicionista?

No soy un escritor exhibicionista con el “yo” por delante a todas horas, ni empleo técnicas propias del voyeur escritor como lo hace W. Genazino en Mujeres cantando suavemente. Tampoco creo que la sinceridad debe ser un rasgo literario a valorar. La lucidez podría valer en cambio como un rasgo de la personalidad en cualquier campo de la existencia, pero me asaltan muchas dudas sobre esta definición ligada al mundo de la escritura. Evidentemente hay días que me considero todo lo contrario, porque entre otras cosas no soy un poeta las 24 horas del día.

“Dios es la primera botella de vino y el infierno su último mostrador”. Dios, siempre Dios. Unas veces con mayúscula y otras en letra chica. ¿Está tu Dios- dios en la última playa?

La utilización de la palabras “dios” en minúscula se da en otros libros anteriores a éste, pero no es una idea original ni exclusiva de Kepa Murua. Numerosos escritores y artistas lo escribieron de la misma forma, aunque yo lo adopto leyendo la poesía de Jorge Oteiza.
Como el poeta no tiene nada, lo que de verdad me gusta es pasear por la playa y no pensar en nada.

“Tengo miedo del mañana porque no me interesa y puedo estar desprevenido”. Pues mira, no te creo. Te conozco lo suficiente como para saber que tú te manejas por la vida con prudencia pero sin miedo...

Cuando hablo de estar desprevenido es porque necesito estar concentrado en los proyectos que tengo entre manos como escritor y editor. Inevitablemente como el futuro no está claro, quizá de esta sensación de inestabilidad que tenemos los que participamos en este espacio de la literatura, surge ese aforismo tocado por la biografía sentimental del poeta.

¿Por qué se dejó morir Pier Paolo?

Por amor que se confunde con sexo, porque estaba cansado. Algunos aforismos que hablan de amor y de muerte pertenecen al mundo que otros escritores como él intentaron descubrir en sus textos.

“La poesía y el beso, dos lunares de miedo a peso. El beso y la poesía, cráteres del último universo”. A veces se te escapa el poetazo...

Muchos aforismos son poemas en miniatura con una depuración formal evidente. Otros son secuencias directas del lenguaje que descubren en una línea, en una estrofa, reflexiones elaboradas que el lector deberá completar con sus sensaciones.

“Los intelectuales deberían morir dos veces para no levantar cabeza”. ¿Cuántas veces deberían morir los críticos? ¿Y los jurados de los premios literarios?

Creo que en el libro se dan algunas pinceladas de este mundo con una visión directa.

“Un limón como pisapapeles es un seno cortado por un milagro pobre”. Esto me conduce a uno de mis poemas favoritos, la “Oda al limón” de Pablo Neruda. ¿Qué poetas influyeron en el joven Kepa Murua?

Poetas como Bécquer y Lizardi. De hecho, el título del libro sigue la estela del célebre dicho de “la poesía eres tú” de Gustavo Adolfo Bécquer, aunque luego ese “tú” se convierte en tantas cosas, que al final uno se olvida de las primera intenciones.

¿Dónde está tu siguiente poema, entre los dedos o entre las cejas?

Me imagino que entre las manos. Hay días que lo memorizo en la cabeza hasta que lo llevó al papel, no necesito escribirlo como antes. También en los ojos, porque un poeta mira donde nadie mira o ve las cosas que nadie ve, aunque todos miren al mismo sitio.

¿Dónde están los poemas que ya has escrito?

En cuadernos, todavía queda alguno en los cajones de la casa. Me da mucha pereza volver a ellos.

Alguna vez te he comentado tu obsesión con la palabra “cuchillo”. Ahora te ha dado por fatigar la palabra “último”, y también la palabra “derrota”. ¿No será que te estás haciendo viejo?

¿Viejo? No lo creo. Las que se repiten son palabras que apuntalan un libro, como un ritmo necesario para reconducir la música obstinada de los versos en un poemario unitario. Es como el jazz, tienes dos notas claves para improvisar. En el intento está la magia.

Cierra esta entrevista con una palabra que no sea “Fin”.

La palabra “principio”, la última que nos salva de la derrota.