ISSN 1578-8644 | nº 44 - Noviembre 2003 | Contacto | Ultimo Luke
CINE: Sueños en la caverna
"Reinventar el clasicismo
"
alex oviedo

Eugène Ionesco

Eugène Ionesco

Pocas parejas habrá en el cine internacional que se complementen con tanto éxito como los hermanos Joel y Ethan Coen. Director uno y productor otro, han sabido aunar con eficacia sus personalidades individuales para convertir cada película en garantía (casi asegurada) de buen cine.

Es difícil hoy en día (y más aún en ese Hollywood vacío que vende alpaca con baño de oro) hablar de cine con mayúsculas, de filmes redondos y exquisitos en los que uno sólo ha dejarse llevar por la maestría de un director. Los Coen demuestran en cada nueva incursión cinematográfica que no se dejan influir ni por modas, ni por estilos, ni por una forma convencional de entender el cine. Y son sus gustos por la extravagancia, lo surrealista y lo anormalmente cotidiano las bases de todas sus películas. “Crueldad Intolerable” también posee alguna de estas características, aunque lo haga de forma más refinada, con una sutileza pareja al mundo de los grandes abogados que intenta retratar.

He tenido la suerte de revisar en la última semana dos de las grandes películas de estos hermanos: por un lado esa despiadada recreación de la supervivencia y el despropósito que nos describe “Fargo” (hay críticos que la valoran como una comedia de brutalidad neorrealista, pero me sobrecoge cada uno de sus momentos como para reírme de ellos); y por otro, esa reconstrucción del viaje de Ulises a través de la América profunda que es “Oh Brother!”, una road movie histérica que no sólo es capaz de dejar un buen sabor de boca sino que además muestra sin pudor un estilo de vida y lo desmenuza con ojo crítico. Hay en ambos casos personajes pintorescos, casi grotescos, hay surrealismo con dosis de verosimilitud. Pero hay sobre todo ganas de narrar y mostrar visualmente historias distintas, incluso aunque para ello tengan que desmenuzar a los clásicos o revisarlos para traerlos a la actualidad.

“Crueldad intolerable” tiene acaso un tono más ligero, como si hubieran decidido construir una comedia menor. Pero no nos engañemos. Si hay algo que caracteriza a los Coen es la demostración de que estamos ante dos autores que se sirven de cualquier excusa para analizar y criticar la sociedad americana, para contar historias llenas de sentido y para, en último caso, hacernos reír, disfrutar, gozar. Y “Crueldad Intolerable” no es una comedia cualquiera, sino que se asoma a las mejores “screewball comedies”, y nos trae un regusto a cine clásico, del bueno, del que se cimentaba en guiones imposibles pero perfectos, en actores y directores brillantes.

Los protagonistas se convierten en el pilar que sustenta el argumento: Él, un George Clooney en estado de gracia, concebido a imagen de Cary Grant, y magistral en la representación de ese abogado matrimonialista embebido de sí mismo pero carente de estímulos que lo hagan avanzar. Ella, una Catherine Zeta-Jones que llena la pantalla con su sola presencia, convertida en una caza-maridos despiadada y genial, llena de matices y de recursos, que da la réplica a su contrincante masculino en una lucha de sexos ferozmente divertida.

Y entremedio, unos secundarios de lujo (Geoffrey Rush y Billy Bob Thorton), elementos indispensables de ese engranaje que conforma una gran película al estilo del mejor Howard Hawks.