ISSN 1578-8644 | nº 40 - Junio 2003 | Contacto | Ultimo Luke
"La secta de los asesinos de la baraja"
luis arturo hernández

Barajando un mazo de cartas se puede conseguir que vayan saliendo en un enfilamiento más o menos simétrico. Claro que las combinaciones así hacederas son limitadas i de humilde interés. Pero si en vez de manipular naipes, se manipularan palabras, palabras imponentes i estupendas, palabras con entorchados i aureolas, entonces ya cambiaría diametralmente el asunto.

Jorge Luis Borges y otros, Proclama ultraísta

Mientras el denominado “asesino de la baraja” de Madrid, en un alarde de casticismo, echa mano del naipe español para su juego macabro, otro psicópata, en esta ocasión un asesino en serie, Bush, acude a la baraja francesa para rematar su juego de destrucción masiva, con los 55 hombres a quienes está echando el wanted, levantando un laberinto de naipes de arena que más bien se diría el vecindario cara vista de 13 Rue del Percebe.

No hay nada de extraño, sin embargo, en esa concepción de la muerte como un juego –de riesgo-, pese a la sospecha de frivolidad por parte de los cándidos bienpensantes de Occidente –de occidere, morir, por cierto-, pues desde tiempo inmemorial la gramática de la fantasía que es el Tarot ha jugado con esa relación, sin constituir ludopatía alguna.

Y menos aún que las figuras s/electas constituyan la casta dominante de esa iracunda satrapía iraquí, cuando desde la Antigüedad oriental, el naipe ha sido expresión y espejo de cada sociedad, con sus reyes –de hecho la palabra “naipe” parece provenir de naib, rey en la India-, señores de la guerra o escuderos en las figuras y pueblo llano en cartas
-o fichas- sin caracterizar, como corresponde al propio sistema de estamentos o castas.

No se ha hecho, por tanto, lejos de desvirtuar el juego como aseguran los puristas –y hay cientos de barajas con los más variados motivos en el Museo de Naipes de Vitoria-, más que volver a los orígenes y reconciliarse con las fuentes -del Tigris y el Éufrates- de la cartomancia, devolviendo a esos en apariencia inocuos cartoncillos intercambiables la condición de reflejo -y espejismo- de la inicua pirámide del terror de la dictadura iraquí.

GRAN CASINO ROYAL o VOLVER A LAS FUENTES

Pero donde el croupier que da las cartas –la Casa (Blanca) siempre gana-, pegándoles a todos palos –a Dios rogando y con el mazo dando- vuelve a equivocarse cegado por su provincianismo es en haber escogido la baraja francesa, la baraja del Amor y la Cortesía con su Reina de Corazones -acaso por incluir a la Dama Negra, la Madrina de la guerra bacteriológica-, desechando la española, más misógina –como corresponde a la sociedad del Islam-, con sus caballeros y sus sotas o efebos –más conocidos como “putas”: quien hambre pasa con pan sueña-, y sus palos de espadas -alfanjes o cimitarras-, de copas -o cálices de la sangre derramada del cordero-, y del oro –negro-, y del palo -y tente tieso-.

Y no deja de ser una burla del Destino que, en este juego de baraja –de baraka, suerte en árabe-, el tahúr del Oeste –paciencia y seguir barajando-, haga pareja con el “paraca” británico y, de convidada de piedra, doña Ana de Palacio, en ese castillo –o Palacio- de arena movediza, metiendo baza en muy contadas ocasiones –callar y dar tabaco-, dando el pésame –nuestra más sentida Condoleezza-, con sus profecía de portera, echadora de cartas que leyera el futuro inmediato en el reportaje o el espionaje con aterrorizadoras manifestaciones diplomáticas, cada vez que aterriza en Barajas: “la suerte está echada”.

EL TOQUE DE AL-QAEDA o AL QAEDA DA UN TOQUE

Y ante el juego sucio de un jugador de ventaja, tramposo y logrero -¿dónde estaban las armas de destrucción masiva? A ver, ¿dónde?-, a uno, que ha pretendido sacudirse de encima la secular actitud antinorteamericana, tan acomplejada como envenenada de resabios totalitarios y prosoviéticos, se lo impiden los vecinos, y los norteamericanos.

De modo que, ahora que Arabia Saudí y su secta wahabí está ya en la lista de espera de Al-Qaeda –toque de queda antiFahd- y la representación diplomática yankee se lleva lo que queda en ese feudo de la dinastía del diplodocus saudí –hasta aquí llegó Riad- se abre la veda contra la dictadura de Arabia, siguiendo el orden –de búsqueda y captura- alfabético –bético o penibético, sin irse por los cerros de Úbeda-, tal y como ya lo hacía aquel índice de libros prohibidos titulado Historia de la Literatura Fascista Española o, más recientemente, el orden alfabethético de Eurovisión, y nos plantaremos mientras no abdique el rey del Petrodólar, y no denunciaremos más ejecuciones sumarias en el globo mientras no sea abolida la pena de muerte –con la circunstancia agravante de la coartada de la Ley, para más inri- en algunas de las autonomías que regenta el rey del Dólar US.

Y aquí, mientras los cargos –judiciales- “electos” y los batashunos -y esos batasotros- vuelven a la carga dejando -o justificando- muertos -o mutilados-, y la kale borroka –o bronca callejera- hace borrón y cuneta nueva, el cantante Raúl entusiasma a sus fans con nuevo disco titulado As de corazones. ¿Aunque no habría sido más acertado As de oros?