ISSN 1578-8644 | nº 40 - Junio 2003 | Contacto | Ultimo Luke
"La belleza del marido. Un ensayo narrativo en 29 tangos"
arantza fernández
La editorial Lumen ha publicado en edición bilingüe el séptimo poemario de la canadiense Anne Carson, a quien la crítica califica como una de las mejores poetas de la lengua inglesa de la actualidad.

El libro impresiona por muchísimas razones pero a todas ellas las aúna el arriesgado propósito de esta escritora que desborda talento. Anne Carson se pone y nos pone a prueba con una sala de espejos donde se bailan tangos que deslumbran. La voz poética quiere saber, y como el título indica, escribirá para indagar un ensayo en el que narra el comienzo de una historia de amor y su deterioro. Una historia común de amor, en el que la esposa, aun a sabiendas de los engaños del marido, lo sigue amando; un relato ordenado que expone un itinerario sentimental moderno abocado a la ruptura continuada y sostenida de reencuentros fallidos. La desilusión y el resentimiento, de los que se hace partícipe a los amigos y al lector, no son suficiente para romper el encantamiento de la belleza. Porque ésta es la certeza y por tanto, la tesis del ensayo: un reconocimiento a la extrema sabiduría de Keats: “Beauty is Truth”.

Hasta aquí la descripción de lo que podría considerarse como una composición cuyo mérito es la reflexión del hecho amoroso a partir la diestra voz poética que encarna una esposa culta y dolida. Este hecho quizá ya hubiera sido suficiente para que el libro de Anne Carson mereciera más de una reseña. Pero “La belleza del marido” va mucho más allá, es como el tango “un baile que no se puede dejar de bailar”.

Comencemos por las dedicatorias deliberadamente “imperfectas”, más adelante rectificadas y finalmente asumidas como “una rendición” a Keats. Prosigamos con las citas del mismo autor que preceden a los poemas y nos dan la clave para entenderlos, y se convierte así el poema en parte de la cita, y no a la inversa. Anne Carson se complace en algunas de éstas en mostrar el error, o cuando menos la duda, reflejados en las tachaduras de los manuscritos del romántico inglés. La equivocación es en consecuencia materia poética, tanto como lo es el humor y la ironía que rezuman los títulos de las composiciones. La esposa se interroga acerca de la dominación que produce el deseo:”…Como consigue alguien /tener poder sobre otro? Es una pregunta algebraica solías decir…”. Y para el lector el tango se presenta como un baile de matemática imposible.

Carson ya había investigado en “ Eros the Bittersweet” la concepción del Eros en la literatura y la filosofía clásica. Ahora con “La belleza del marido” intenta una nueva aproximación para la que se nutre de la irracionalidad de los románticos y de las audacias de Marcel Duchamp. Con éste establece una filiación en el primer poema cuando revela al lector su intención:
“Propongo simplemente una analogía.
Un retraso
<<Emplear “retraso” en lugar de cuadro o pintura: un retraso de vidrio, como decimos un poema en prosa o una escupidera de plata.>>
Dijo Duchamp
refiriéndose a la novia desnudada por sus solteros
que se partió en ocho pedazos durante el trayecto del Museo de Brooklyn
a Connecticut (1912).
¿Qué es lo que se está retrasando?
El matrimonio, supongo…
Mira la palabra
cómo brilla”

En los versos los pasos mal dados se repiten, los bailarines estrechan sus cuerpos pero la mirada sólo tiene una determinación: no encontrarse dentro del baile trágico.

En la “Belleza del marido” se cita a filósofos y literatos que se mezclan con absoluta naturalidad con las palabras de parientes y amigos. El amor y el tiempo trascurren para que el primero pueda ser observado partiendo de una alienación deliberada puesto que, al fin y al cabo, se trata de un “ensayo”. En el poema XXIX titulado “Impura como soy ( manchas de comida y vergüenza y todo el resto) también lo son mis conclusiones que te huelen en la puerta y vacilan” se encuentra la metáfora de lo que ha sido la raíz del poemario: “esos manuscritos iluminados de la Edad Media en los que ahí donde el escriba/ ha cometido un error de copia/ el iluminista rodea el error con un círculo de rosas y llamas” . No es banal que Carson eligiese muchísimas veces las palabras de “Otón el grande”, una de las piezas teatrales de Keats consideradas como “mala” por los críticos del teatro inglés. De hecho, esta obra fue descrita por Julio Cortázar con unas líneas que bien pudieran servir para el torpe baile del matrimonio que protagoniza los 29 tangos de Carson: “mediocre teatro, máquina vehemente y tumultuosa …(que busca) llenar con agitación escénica una parvedad de caracteres y una continua incertidumbre psicológica”. Además Cortázar afirmaba el fracaso de “Otón” como teatro, al tiempo que animaba a descubrir el brillo de la belleza que albergaban sus versos, su sala de espejos para el baile.

En ese último poema XXIX se encuentran también las palabras del amigo Ryan “el destino es mi cebo y el cebo es mi destino” versión última de “Beaty is Truth and Truth is Beauty”, y un consejo: “Hold the Beauty”.

Keats y Cortázar hubieran escrito exactamente lo mismo: “Retén la Belleza”, ese verso que sin embargo es de Anne Carson.