ISSN 1578-8644 | nº 41 - Julio / Agosto 2003 | Contacto | Ultimo Luke
“El poder de los sin poder” revisitado
agustín vicente
Hace muchos años Vaclav Havel escribió un breve ensayo titulado “El poder de los sin poder”, en el que mantenía que, efectivamente, aquellos que vivían sometidos bajo el régimen comunista tenían en sus manos un poder: el de vivir en la verdad. Según su análisis, decir la verdad y vivir de acuerdo con ella, honestamente, en un mundo como el creado por el delirio comunista, que necesitaba de una realidad fingida, era en sí mismo revolucionario. El mundo ha cambiado mucho desde que Havel escribió aquel ensayo, y el propio Havel también. El cambio más reciente observado en el mundo es el de una paulatina desaparición de las realidades fingidas, y, con ello, del poder de los sin poder, cuya arma de “vivir en la verdad” se va volviendo estéril, ya que todo el mundo nada hoy en día en la verdad, o parece a punto de hacerlo, con una apreciable tranquilidad de conciencia.

Se hizo una guerra en Irak con una excusa: la de las armas de destrucción masiva. No las había, seguramente, pero no importa: se admite que no era sino un pretexto, una razón “burocrática”, que lo que se quería era ocupar Irak por controlar la región. Lo reconocen quienes tomaron la decisión y quienes la secundaron, y quienes no lo hicieron, o incluso se opusieron, pasado el plazo vuelven al redil sin escandalizarse ni sorprenderse de estar ellos mismos ahora amenazando a Irán. Se miente en un primer momento, tal vez por la costumbre, como si se tratara de un juego, pero enseguida se reconoce la verdad, bastante antes de que sirva para algo vivir en ella. El poder es tan grande, parece, que no hay razón para construir realidades fingidas, y con ello el poder se hace aún más grande, si es que Havel tuvo razón en algún momento.

Quizás todo esto (lo que hacen los EEUU, lo que hace Europa, lo que hace nuestro Gobierno, y no sólo con el asunto de Irak) quiera decir que se nos considera ya maduros. En una versión cuando menos curiosa del mito de la caverna, después de pasar un tiempo sospechando, y viendo sombras de la realidad como papeles desclasificados después de una cantidad apreciable de años, estamos saliendo por fin al mundo en el que se nos cuenta la verdad sin mayores problemas. Y claro, quedamos deslumbrados ante tanta cara dura... y encima nos vemos desnudos y sin poder, por mínimo que sea.