ISSN 1578-8644 | nº 41 - Julio / Agosto 2003 | Contacto | Ultimo Luke
Con el tiempo en brazos
"Mañana"
ana marquez
En boca de mi padre “mañana” era también una palabra andando. Así controlaba de un golpe la impaciencia infantil y se otorgaba un compás de espera socorrido. Veinticuatro horas tras las que “mañana” sería otra vez el futuro pelado y poco más. Cuando yo era niña todo lo bueno (el viaje, el juguete ansiado, el cumplimiento de tal o cual promesa) sólo llegaría mañana. La espera siempre fue esa insulsa “criatura alada que se posa en el alma” de la que nos hablaba Dickinson, quien debía saber mucho de porvenires en perenne lejanía.

Mañana. En los intersticios de mi subconsciente se me ha enquistado esa palabra con su halo de expectación siempre en camino. Pero a mí nunca me gustaron las estrellas. Esa poesía de lo inalcanzable. Y ya no espero para mañana el impulso que nació destinado a obligarme a vivir hoy. Con todas sus consecuencias.

Mañana no es una palabra andando, es una piedra con su silencio. Las promesas y su espera cumplida no llegarán después de la noche si no clavamos HOY, en esta tierra firme del presente, algo más que esperanza.