ISSN 1578-8644 | nº 41 - Julio / Agosto 2003 | Contacto | Ultimo Luke
Emergentes
"Santiago Sierra: la última patochada"
inés matute

Considerado por algunos como un auténtico explotador, Santiago Sierra tiene un buen currículo de acciones polémicas; ¿Unos cuantos ejemplos? Contratar durante dos semanas a un indigente y meterle en un hueco bajo tierra, a siete dólares la hora, para la realización de unas fotografías. O pagar 20 dólares a 10 personas por masturbarse frente a una cámara de vídeo. O pagar a 200 personas para ser teñidas de rubio, cosa que hizo en la anterior bienal de Venecia. Según él; "Perverso no es masturbarse, teñirse o tatuarse la piel. La perversión está en el hecho de comprar cuerpos, voluntades, tiempo". Sierra confiesa que su arte parte de unos principios primarios que le han llevado a la mercancía como objeto fabricado. Esa mercancía genera lucha de clases y conflictos: "Tenemos la sensación de que las cosas ocurren sólo en el telediario; hay un desplazamiento de clases sociales donde unas se han posicionado y otras aún no".

El Pabellón Español en la Bienal de Venecia 2003 está vacío. Sus puertas han sido tapadas con muros de ladrillo. Su interior es el almacén de los desechos de esa «obra». Esta es, sin más, la obra que Santiago Sierra ha presentado para el Pabellón Español. Según su comisaria, la obra, sin nombre propio, tiene tres intenciones o planteamientos: «Muro cerrado», «Palabra tapada» y «Mujer con capirote». En la primera “intención”, Sierra construye muros que muestran que las fronteras no se han abolido sino que se han consolidado. En su interior, sólo quedan los restos del trabajo de construcción del muro, el desorden y el abandono. En la segunda, se tapa la palabra España con plástico negro, acción que provocará reacciones sentimentales, lecturas ideológicas y evaluaciones estéticas. Por último, el pasado 1° de mayo, Sierra encerró a una mujer, tocada con un capirote, en el interior del controvertido pabellón. Pretendía mostrar la humillación de la disciplina, pero, ¿lo consiguió?

Esta es la voz de los entendidos. Como veréis, hay gustos para todo:

Piedad Solans, historiadora de arte y comisaria: “El problema no está en el alcance político de la obra de S. S, ni siquiera en su grado de violencia. Está en que su obra es tan pobre de registros, evoca una sintaxis tan obvia, que no difiere de una acción de Green Peace. Eso sí, responde a la función que la sociedad quiere darle al arte actual”.

Jose Manuel Broto, pintor: “Este tipo de arte sociológico es interesante, pero yo prefiero la Sociología directamente. Hay un dirigismo de los directores de museo, críticos, comisarios y otras gentes del mundillo, que lo único que buscan es ver ratificadas sus teorías. También hay una superestructura que domina el momento actual y que se ve en las bienales; luego vas a las ferias comerciales, tipo ARCO, y se sacan cuadros. La gente quiere objetos, no arte conceptual”.

Joan Morey, artista: “Definitivamente, el pabellón español es el mejor. Tras ver lo de Sierra, todo lo demás te parece de los 80, todo te parece jauja. Su pieza es concreta, sintetizada, y sus matices políticos le dan fuerza”.

Biel Amer, crítico de arte: “ En esos momentos algunos artistas utilizan el arte para hacer crítica; que la gente se sorprenda no deja de ser ridículo. Tenemos aún una visión burguesa del arte. Que se monte una polémica porque un señor haga esto es ridículo. Lo importante es lo que quede o no después, si lo que hace le hace artista”

Menéndez Rojas, pintor: “ Como propuesta me parece bien intencionada, pero si quieres que la gente reflexione y se produzcan cambios hay que trabajar en otra dirección. Si sólo se obtiene el cabreo, es un fracaso. Para algunos el arte parece hecho para remover conciencias, para otros, algo que ayuda a vivir. Para mí, el arte es trascendente”

Juan Antonio Horrach, galerista: “Al arte no le puedes poder límites, la polémica no es garantía de nada, pero distinguir si una propuesta es un engaño o no está en la coherencia del artista, y yo creo que Sierra la tiene”

Carlos Barrantes, fotógrafo: “Si ni se habla del tema que él denuncia, estamos ante un acto fallido”.

Yo misma, sin ir más lejos: “ Progresía desnortada, Intelecto-cinismo, Ministerio de Cultura esquizoide, perversión de los poderes, epatar por epatar. Ni es bello, ni me conmueve, ni me dice nada, pero hay que ser valiente para decir que este tipo de obras son un tributo a la gilipollez y asumir la posibilidad de que la tachen a una de paleta. Si esto es arte remarcable, yo soy domadora de pulgas”.

¿Cómo lo ves tú?