ISSN 1578-8644 | nº 41 - Julio / Agosto 2003 | Contacto | Ultimo Luke
Ventanal de arenas
"Mineralidad: Variaciones a propósito de Andrés Sánchez Robayna"

santiago rodríguez guerrero-strachan

“Deseo y sed y transparencia/ bajo el destino de la luz”. Enuncia Andrés Sánchez Robayna en estos dos versos acaso una poética. Bajo el signo del vaso, que es el de lo transparente, de lo cristalizado y de lo que si mira, siendo transparente, es mero vehículo distorsionante de la luz, a veces espejo de la mirada. Mirada límpida o refleja, el vaso, y por esto es deseo, deseo del otro o deseo de uno mismo: Narciso no se entiende sin la mirada. En nuestro caso la mirada es clara, está llena de luz, cruza el espacio – o el tiempo – de un extremo a otro. En esa luz, la mirada es transparencia; vuela sin ser notada y llena el espacio, lo petrifica, lo hace cristal: luz transparente inmovilizada en el tiempo y solidificada en el espacio común de la vida.

La luz marca el destino de la vida; vida que se resume en deseo – que es deseo de sí, de perseverar en el ser –, sed – acaso otro deseo más fisiológico, de agua, de mundo –, y transparencia: la vida que se vive sin ser notada y sin que a uno lo noten: ser sutil como el aire, como la luz, como el agua encerrada en el vaso, que está sin dejarse notar.

“El tiempo te pronuncia”: En el grafito, en el trazo escrito, huella de algo en el tiempo, este te va haciendo suyo, te va destiñendo o tornándote sepia; en el tiempo te pierdes para hacerte él, para unirte de algún modo a su ser que es un no ser porque es eternidad o desaparición. El tiempo te pronuncia y cada vez que lo hace eres menos tú hasta que al final no eres o eres solo tiempo que te ha pronunciado o vivido.

“Toda la luz girando sobre sus hombros”: la figura humana es, una vez más, el centro del cuadro. Del paisaje desolado en que solo comparecen luz, playa agua, y bañista. Corpóreo el cuerpo se adensa en un lugar donde predomina lo sutil. El cuerpo atrae la atención de los otros. El cuerpo es un signo inscrito en el inmenso papel que es la naturaleza desnuda. Naturaleza mineral solo rota por el agua y el cuerpo: frialdad y calor, los opuestos que se distribuyen sobre ella.

El cuerpo es el centro del centro, todo a él converge, pero también de él todo surge: por su mirada el mundo es creado, recreado, hecho inteligible y llevado más allá de su mera mineralidad ¿Qué siginificado si no tienen el horizonte y su orilla, lo lejano y lo próximo si no es respecto de algo, del punto que es la mirada, la consciencia que mira?

Agua, luz, aire, roca, el cristal, y al fondo, el cuerpo. La materialidad extremada de un universo que es escritura materializada, quietud y pensamiento, el mundo de Sánchez Robayna, en el que la sensualidad está ausente, y el mundo está representado bajo la especie de la mineralidad. Un mundo poético que no solo se enuncia sino que se pronuncia en una sintaxis y una semántica seca y densa, y a la vez despojada. ¿Qué densidad?, ¿qué despojamiento?