ISSN 1578-8644 | nº 35 - Enero 2003 | Contacto | Ultimo Luke
Leer a oscuras
"Aquellos días perdidos"
josé lezama
Aquellos días perdidos.
María Teresa Espasa.
Página Cero Ediciones,
Valencia 2002.

Libro extraño, sorprendente, directo el de María Teresa Espasa, una poeta con una obra personal donde la memoria y el recuerdo juegan por descubrirse con libertad mediante el lenguaje poético. Versos logrados, poemas extensos, con un tono coloquial, con una atmósfera envolvente, cargados de una nostalgia humana que el lector reconsidera a primera vista con su lectura.

Aquellos días perdidos es un viaje con el corazón atrapado en el tiempo. Un tiempo que se reconvierte en presente cuando la poeta juzga con palabras lo que es incuestionable: nos hacemos mayores, perdemos a nuestros seres queridos, nos quedamos solos, nos enfrentamos a la vida como la poesía se pelea con el silencio mediante el arte del pensamiento y la palabra.

El primer capítulo, Señas de identidad, recorre una peculiar biografía que vive en torno a la identidad de la autora. Si el paisaje interior se descubre en Paseo del saladar, en Bajo la sombra del Montgó es el paisaje exterior que no merece el olvido porque el recuerdo lo envuelve todo: la luz, la presencia de una amiga, el olor de la montaña, el cielo azul que nos acompaña en el sueño.

Como no hay marcha atrás en este dilema que enfrenta a la poesía con la vida, inevitable la llegada de Los versos más tristes, el capítulo más logrado del libro, con una serie de poemas que reclaman para sí la humildad y la ternura, la despedida, alguna que otra interrogante, alguna que otra duda todavía que cuestionar con palabras y confesiones que la autora descubre en un presente continuo.

El último capítulo del libro, por si acaso titulado Penúltimo intento, busca la consolidación de la poesía ten ese presente mientras se escribe y se vive. Con gesto cómplice se llama a la memoria para que se apropie del deseo, a la poesía para que retenga el placer vivido, porque ese es el itinerario donde memoria y olvido descubren un gesto atravesado en el tiempo. El de la vida cuando se vive y el de la poesía cuando siendo vida se transforma en recuerdo.