ISSN 1578-8644 | nº 45 - Diciembre 2003 | Contacto | Ultimo Luke
"Plica"
luis arturo hernández

Es cosa bien sabida que el secreto de los datos personales del concursante se protege mediante el sistema de plica, pliego -o sobre cerrado-, que cela la identidad del participante -en particular en premios o certámenes artísticos-, y que sólo se abre o se despliega en caso de resultar agraciado el susodicho.

Más allá del concurso que requiera en las bases acudir a pecho descubierto, nadie se explica, sin embargo, que tal requisito sea imprescindible, junto al de la presentación de copia duplicada, triplicada -o multiplicada-, cuando buena parte de los grandes galardones -muy en especial, los literarios- están asignados de antemano, y los presuntos implicados -eso está cantado- gozan de las mieles del triunfo primero -y de las hieles del éxito, después- con una completa complicidad de los miembros del jurado de la entidad convocante.

La farsa se complica cuando se rompe el anonimato de todos los aplicados concursantes, bien para hacer el censo de los autores presentados -de los que se pueden herborizar, ya de paso, ideas que permanecían inéditas-, bien por sana curiosidad -valga el adjetivo explicativo-, bien por mor de descubrir las señas de identidad del replicante de algún autor más -o menos- implícito -en el caso especial de los plagiarios o amigos de la propiedad intelectual ajena-.

Tras el suplicio de una identidad que no despliga las alas del remitente -o se estrella en las arenas de un premio desierto-, el suplicante optará un buen día, descartado el derecho a réplica y más aún la apertura de un suplicatorio contra su ninguneo, por replegarse, renunciar a ese juego de la papiroplexia -solar, o sueño eterno de su ombligocentrismo- y plegarse a alguna oferta de autoedición en/cubierta, justificarse redactando el pliego de descargos de su explícita falta de reconocimiento o colgar sus pliegos de cordel en Internet