ISSN 1578-8644 | nº 45 - Diciembre 2003 | Contacto | Ultimo Luke
Mirando hacia otra parte
"El último caso de Pepe Carvalho"
vicente huici
“ Venga, jefe, que ya es hora de que se despierte” oyó Pepe Carvalho mientras le llegaba una vaharada de café recién hecho. Abrió el ojo izquierdo. Biscuter, agachado frente a él, le ofrecía una taza de la que salía un hilillo de humo. “ ¡ Ánimo! ¡ Apúrelo que tiene que ir a por la Charo!” . “ ¿A por la Charo?” saltó Carvalho abriendo el ojo derecho. “ Sí, a por la Charo, que hoy es jueves” se ratificó Biscuter cabeceando comprensivamente.

Carvalho se incorporó como pudo en el sofá y se tomó el café de un trago. Cuando Biscuter se retiró, se levantó y se estiró. Después, se asomó a la ventana ajustándose los pantalones. Barcelona se extendía a sus pies cubierta por una neblina casi navideña. Volvió sobre sus pasos y revolvió con unas tenazas las cenizas calientes que habían quedado en la chimenea. A continuación, giró sobre sí mismo para enfrentarse a la biblioteca. Inclinando la cabeza a un lado y a otro, se desplazó lentamente a lo largo de la línea de las baldas y, de pronto, se detuvo y cogió un libro. “ Así que La Literatura en la construcción de la sociedad democrática ” dijo en voz alta mientras arrojaba el volumen sobre las brasas.

En ese momento sonó el teléfono. Biscuter fue a cogerlo, pero Carvalho se le adelantó. “ Diga” dijo con voz tronante. “ ¿ El señor Carvalho?” preguntó una voz amable. “ Depende”. “ ¿Cómo que depende?” “ Pues que depende para qué”. “ ¡Ah ¡ Ya! ¡ Sí! Mi nombre es Andrea Camilleri y soy siciliano…” . “ El asunto promete” dijo Carvalho más animado. “ Bueno, no se trata de lo que usted piensa…” . “ Yo no pienso nada. Cuénteme”. “ Le suena a usted un tal Manuel Vázquez Montalbán? “. “ Por supuesto, precisamente acabo de echar a la hoguera uno de sus libros”. “ ¿ De echar a la hoguera…?” . “ Es una vieja costumbre, no tiene la menor importancia”. “ Ya, ya. Bueno el caso es que ha muerto”. “ ¡ Ah! ¡ Vaya!”. “ Sí, le han encontrado difunto en el aeropuerto de Bangkok”. “ Curioso lugar para encontrar a alguien palmera”. “ Sí, eso mismo pienso yo. La versión oficial dice que ha sido debido a un ataque de corazón…” . “ Y usted, ¿ qué dice?”. “ Yo tengo mis dudas, pero creo que ha sido asesinado”. “ Esas son palabras mayores”. “ Bueno, le interesa el caso, ¿ sí o no?”. “ Lo pensaré, déjeme usted su teléfono”. Carvalho apuntó en la solapa de un viejo sobre el teléfono de Camilleri y se despidió sin mayores cumplidos.

“ ¿ Quién era, jefe?” dijo Biscuter desde la cocina. “ Nada, un siciliano que quería que investigara la muerte de un escritor en un aeropuerto de las chimbambas” . “ Pues, oiga, jefe, eso promete” continuó Biscuter asomando la cabeza por la puerta. “ Sí, puede ser. Ya veremos. A decir verdad estoy un poco cansado. No sé, quizá sea este mi último caso. ¿ Cuándo hay que ir a por la Charo?” . “ Antes de que oscurezca” respondió Biscuter perdiéndose de nuevo en la cocina.