Sección: ARTE
Serie: Del interés del arte por ...
Título:
Del interés del arte por el estudio
Autor: Kepa Murua
e-mail: kepa@espacioluke.com

nº 32 - Octubre

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¿Cuánto tiempo necesita el artista para encontrar el arte en el acontecer de las cosas? El silencio es abismo, el tiempo traición. El artista sueña con un tiempo que no se cuente por días o meses, por un tiempo que no tenga horas capaces de congelar el conocimiento que delira ante la incomprensión del arte por las necesidades del artista. El estudio es pobreza, es humildad ante el nombre, es repetición, es escuchar el sonido de un mazo inexistente que nunca está conforme del todo. ¿Cuántos son capaces de aguantar lo que exige el tiempo detenido ante la nada insalvable? Es repetición de alucinaciones, reiteración de dificultades, proliferación de dudas, oración incontestable ante las embestidas del conocimiento. ¿Cuántos desisten en los primeros compases de la creación que encumbre el falso éxito? ¿Cuántos asisten con desconcierto a la incomprensión de la sociedad? El porvenir de un hombre ante la insignificancia de las cosas inservibles es realmente cuestionable ¿O es que el artista ha pensado en el arte sin un beneficio inmediato? En la sociedad el arte no mira a la gente, incluso en épocas de silencio no se entiende con el artista en un primer instante. La exigencia de saber, el inconveniente de no renunciar, la permanencia intermitente que concede el estudio de las cosas inservibles hasta que la luz brilla en los ojos del artista, y más tarde, también de la gente, no es algo que se logre de inmediato. Confundir aprendizaje con evasión, conocimiento con modernidad, es recorrer la superficie de las cosas. La dificultad estriba en buscar respuestas a una interrogante que existe mientras dura el aprendizaje. Eterno dilema del saber, eterna traición que convierte al hombre en artista, el recorrido demuestra que el tiempo se alinea con el movimiento y que las cosas en sí tienen su propia importancia. El estudio de la naturaleza, el análisis de un color, el peso de la materia en un plano distinto al boceto, la utilización de una palabra, y no otra, para explicar lo inexplicable, el juego de la forma, el entendimiento del espectador, la ubicación del artista y la utilidad inmediata del arte no llegan de la noche a la mañana a las manos del creador. Pero cuando aparece es inevitable que el artista recuerde el recorrido con pasión, confesando que apenas sabe algo que no aprendió con el silencio, y que lo que sabe, es poco si lo comparamos con el goce de buscar lo inexplicable en cosas que apenas tenían sentido cuando el artista comenzó a estudiar al hombre sin saber adónde se dirigía.