Sección: LITERATURA
Serie: Cartas del Norte
Título:
Mario Mendoza: Satanás
Autor: José Luis García
e-mail: 22luis22@teleline.es

nº 29 - Junio

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Mario Mendoza
Satanás
Premio Biblioteca Breve

Avanza con paso firme el Biblioteca Breve en esta su segunda andadura, decidido a reverdecer los laureles de antaño y a descubrir nuevos valores literarios que sean capaces de empañar a sus antecesores. No lo tienen fácil, es cierto, no resulta sencillo. O dicho de otro modo la compañía de monstruos de la talla de Guillermo Cabrera Infante, Mario Vargas Llosa o Juan Marsé, por citar sólo a algunos de los anteriores ganadores, puede resultar asfixiante. Pero lejos de amilanarse, dicha compañía resulta más un reto que un escollo. El Biblioteca Breve ha dado y dará grandes nombres, y buen ejemplo de ello son los casos de Jorge Volpi, Gonzalo Garcés, Juana Salabert o el reciente ganador, Mario Mendoza, autores que aún no han alcanzado la madurez que se les debe exigir, pero que ya han unido definitivamente sus nombres a aquellos que en los años sesenta nos deslumbraron con su literatura. Escritor de tan sólo tres novelas y un libro de relatos, conviene decir que el colombiano Mario Mendoza no ejerce como tal aún cuando su novela, Satanás, se enmarque dentro de la dinámica de violencia que diariamente riega las calles de Bogotá, y por tanto resulta lo más alejado al realismo mágico de sus maestros, en lo que parece el definitivo punto y aparte de la narrativa de Latinoamérica. Los hechos descritos en Satanás suceden en Bogotá, pero podrían perfectamente haberlo hecho en cualquier ciudad europea lo que da un poco idea de su carácter universal. Es cierto que compartimos con su autor la complicidad de la verosimilitud de los mismos y el que éstos sean absolutamente reales, tanto como el nombre del protagonista principal, Campo Elías, quien decide en un momento de su existencia su particular bajada a los infiernos acompañado involuntariamente de María, Andrés y el Padre Ernesto, los otros tres actores de la obra. ¿Por qué?. Porque los tres encarnan al mal, los tres se comportan como el Doctor Jekyll o Mister Hyde, que tanto monta monta tanto, y los tres son conscientes en un momento de sus vidas de que están condenados a expiar una interminable culpa mas allá de su propio destino. Desde el punto de vista técnico, la estructura de la novela la componen cuatro capítulos iniciales que a modo de carrusel narrativo un tanto congestionado (da la sensación de que algunas descripciones, la crisis del cura con el exorcismo, la del pintor que no puede evitar descubrir el mal en los rostros de sus modelos..., están hinchadas gratuitamente) dan paso al diario del asesino, quien en el capítulo cinco y a modo de eje de toda la obra intenta explicar el por qué de su conducta, para finalmente y en forma circular cerrar la historia en los capítulos seis al diez. Es por eso que a pesar de su consistencia arquitectónica, y de que Satanás pretenda a través de los cuatro personajes acosados por fuerzas malignas de muy diversa índole de los que sobresale por encima de todos Campo Elías a modo de Ángel Exterminador, retratar una sociedad en decadencia perpetua, la obra no llegue a alcanzar el clímax que se debe exigir a todo un Biblioteca Breve. Muy representativa de la vitalidad literaria de Sudamérica, parece un thriller, pero no lo es. Parece una novela políaca, pero no lo es, porque es más que todo eso. Correctamente narrada, intrigante en exceso y con un gran hallazgo, a mi modo de ver lo mejor de las 280 páginas como es la creación del personaje central, conviene decir que seguramente a juicio de muchos Satanás habría que enmarcarla dentro de la capacidad que tienen los colombianos para estigmatizar sus temores y reconvertir la violencia en algo metafísico en donde el MAL, con mayúsculas, se convierte en un punto modular. Sería correcto dicha reflexión, pero más aún sería el ampliarla al contexto de cualquier territorio, de cualquier ciudad en la que la que sea posible apreciar la antesala del MAL precisamente a partir del desplome de la razón y de la crisis de sus valores fundamentales. Y eso, queramos o no, está al orden del día. Por ello Satanás aparece por encima de todo como una novela de plena vigencia intelectual en tiempos de indecisión, en la que muchos descubriremos que el MAL siempre acecha donde menos esperamos, a veces a la vuelta de la esquina.