Sección: CINE
Serie: ---
Título:
Desaliñada: un entremés alegórico
Autor: Luis Arturo Hernández
e-mail: luisar@espacioluke.com

nº 25 - Febrero

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(A propósito de Desaliñada, cortometraje de Gustavo Salmerón, 2001)

“Modifican un cerdo con gen de espinaca” (leído en la prensa, 25-I-2002)

La rara originalidad de Desaliñada, primer cortometraje de Gustavo Salmerón, radica en que la cinta, entre juguete cómico y lenguaje naïf, se inserta en una fecunda tradición cultural, ignorada en tiempos de realismo naturalista, que es la categoría de lo grotesco.

La historia de amor trágico entre un pescado –Lucio- y una ensalada –Mª Francisca de la Huerta- entronca directamente con el género alegórico de lo carnavalesco castellano: del expresionismo medieval –La historia de pasión de Don Melón de la Huerta y Doña Endrina de la Rama o el mismo combate de Don Carnal y Doña Cuaresma- a las piezas del teatro cómico menor del Siglo de Oro, como los entremeses –nunca mejor dicho- de carácter alegórico –no en balde la semilla de este corto es un pieza teatral-, con un estilo que religa los senderos bifurcados de la gastronomía y el erotismo y tiene su expresión plástica y emblemática en el Manierismo de los cuadros del pintor italiano Arcimboldo.

La cámara cinematográfica se interna en la cámara frigorífica –que es cámara nupcial, cámara mortuoria y cámara privada- para sorprender la vida secreta de unos alimentos encarcelados, que están en capilla. Con la indiscreción de una cámara oculta, el cámara descubre un universo animado en el sueño despierto de una cámara de luz negra, hasta que, tras la revisión del Dr. Brócoli, el camarero los conduzca al comedor de la muerte.

LA ENSALADA, SALADA

Lejos de la fábula con moraleja, que hubiera hecho aconsejable el cine de animación, la peripecia de una ensalada -que, forzada por la emigración, parecía venir a comerse la ciudad y tendrá que volver al pueblo, una vez muerto el amor de su vida, el lucio Lucio, antes de ser deglutida en gazpacho-, se presenta desde una mirada humorística –a la vez fresca y tierna- a partir del doble sentido del lenguaje que permite la personificación y la comicidad de situación –no muy alejado del ejemplar Sirenas, de León de Aranoa-, que en ocasiones recuerdan al ingenuismo de las breves narraciones alegóricas de Los reyes de la huerta y el Bestiario, Zoopatías y zoofilias o El nuevo bestiario de Javier Tomeo.

OÍDO, COCINA

Exponente cinematográfico de la dieta mediterránea, Desaliñada cultiva el género de la alegoría del azar de la existencia sometida al antojo y a los apetitos de un comensal –Don Rafael, en oficios de Don Carnal-, o al capricho de una Doña Cuaresma, especial –por lo que lleva de especias-, ingenioso pero sin caer en el género cómico de sal gruesa –pese a terminar en salmuera-, con seres que hacen de tripas corazón en su conducción a través de un comedor largo y recto como un intestino grueso en el corto de Salmerón.

La heterogénea convivencia de distintos reinos de la Naturaleza –pasión contra-natura de animal y vegetal- encarnada en una sexualidad bufa, junto a la escatología, ya sea en la alegre materia del excremento –endoscopia del viaje al final de la metabolización-, ya en la muerte preñada de vida –descuartizamiento de Lucio y trituración de “Paquita”, o los funerales de su hermano Acelgo, en estado vegetativo, tras ingerir el “santo óleo”-, o la identificación del microcosmos de las células con el macrocosmos de las estrellas –la cámara transmutada en microcospio y telescopio, al ritmo de un bolero: “Espérame en el cielo, corazón, si es que te vas primero...”- por encima del espantapájaros-psicoanalista, confirman su injerto en el tronco estético de lo grotesco –tal y como lo caracterizara el formalista ruso Bajtin-, y ha de lograr acaramelar al crítico cinematográfico más cítrico.