Sección: LITERATURA
Serie: Leer a oscuras
Título:
Guardar como: una casa propia
Autor: José Lezama
e-mail: jlezama@espacioluke.com

nº 25 - Febrero

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(Reseña de Miamor.doc, de Concha García)

Vaivén entre el recuerdo y la imaginación, entre el placer y el deseo o entre el pasado reciente y el futuro próximo, el primer relato en prosa de la poeta Concha García oscila entre la recreación poética de una historia de amor y el prosaico contrapunto de la vida cotidiana en la ciudad, que sirve de estímulo a una reflexión sobre su universo emotivo.

Prosa de poeta, Miamor.doc es una construcción poemática estructurada en secuencias breves a través de las cuales la narradora-autora –a través de un yo ficcionalizado donde se reconocen rasgos biográficos de la autora que contribuyen a reforzar la verosimilitad: actividad universitaria, conferencias, presentaciones de libros o congresos de poesía- va desgranando las cuentas de un rosario de pasión homoerótica y a medias entre diario del corazón y soliloquio poético que apunta al conocimiento, y que hace de la narrataria un tú lírico, en un diálogo imaginario que fluctúa entre la evocación del des/amor de H. –y aquí Amor se escribe con H.- y la incondicional entrega sexual de G. – mejor, punto G-.

INTERIORES o LA VIDA ESTÁ EN LOS INTERSTICIOS

Donde Virginia Woolf postulara para la mujer “Una habitación propia”, la narradora de Miamor.doc cifra ya su autonomía como amante y poeta –y su círculo de relaciones es igualmente literario: amante novelista, rival editora- en una casa propia –“Mi casa es mi cuerpo-”, en los interiores como expresión de intimidad que proyecta en el exterior –la gente o la ciudad, p.135-, en los pliegues de la memoria, en las hendiduras de la piel, en los recovecos de la mente, en sus grietas preferidas, con minuciosidad masturbatoria y la lucidez del placer de la escritura, porque la viuda –parafraseando a Peter Handke-está en los intersticios

MARZO ES UN MES MÁS CRUEL TODAVÍA

“En Praga me encontré con un viejo amor”.Concha García

Crónica de una semana de Marzo –entre la soledad y el amor/odio hacia el teléfono-, Miamor.doc es una emocionada declaración de amor lésbico –“Me gustaría atravesar el armario y salir a otro lugar”, entre otras significativas referencias a “salir del armario”-, un monólogo íntimo, en prosa sáfica, desde un punto de vista exclusivamente femenino –“Quien padece el mal sabe que está atrapada”, pág. 117- y que desde un ritmo pautado, cortante y sonante –“Sabiduría es contar (con) poco”- fantasea con ciertos dúos poéticos en diálogos imaginarios, y se deja arrastrar por párrafos asociativos de ritmo semántico, paralelísticos, anafóricos, que organizan el compás de espera y desesperación de “la” yo narradora entre variaciones sobre el tema y recurrencias del rema –pág. 115-, a medias entre el sueño y el ensueño, en esa duermevela en que los fantasmas infantiles –Infierno, vampirismo- van dando forma al doloroso desamor y al olvido inútil del amor frustrado.

SE CUENTA LO QUE SE PIERDE o EN AMOR EL OLVIDO PONE LA SAL

“Te pintaré solitaria/ en una urna imaginaria/ de un daguerrotipo viejo,/ o en el fondo de un espejo,/ viva y quieta,/ olvidando a tu poeta”. Antonio Machado

Y no son gratuitas las referencias al Machado de los heterónimos, a cuento del primer relato de una poeta en prosa consciente de la pluralidad del yo –y la alusión en el texto a Pessoa lo corrobora-, de su desdoblamiento en el tiempo y el espacio –la iconografía del espejo consolida esta evidencia-, de la personalidad escindida entre la Escila y Caribdis del cuerpo y la mente –por H. o por G.: llámala H-, que busca el autoconocimiento entre referencias culturalistas–el psicoanálisis- y los estímulos habituales de tabaco y alcohol.

En ese autoanálisis a través de la escritura que esboza una teoría sobre el olvido –pág. 131-, la especulación divagatoria va asociada a la imagen del espejo y la reflexión sobre la traición –págs. 70-71- o los celos y el re/celo –pág. 56- discurre paralela a los reflejos especulares que multiplican o cuartean la identidad del yo que recae proyectándose en el espejo retrovisor de H., luna alabeada de una bola de cristal que anticipa el final abierto.

Miamor.doc recrea el pulso entre la memoria escrita del deseo y el olvido prescrito por la razón de la voz narradora que compone su texto intentando “suprimir” y “eliminar” lo seleccionado por la emoción, para volver a “rehacer” la escritura, reconstruir el pasado a base de aproximaciones sucesivas, con la ayuda de los “archivos adjuntos” de las cartas –el epistolario con una H., sin aspiración alguna-, antes de archivar la historia y cerrar el documento, dar carpetazo al pasado sentimental y guardar como Miamor.doc ese relato de una narradora femenina que, como Juana Palomo, “yo me lo guiso, yo me lo com”.