Sección: OPINION
Serie: ---
Título:
Éxodo, mentiras y cintas de vídeo
Autor: Luis Arturo Hernández
e-mail: luisar@espacioluke.com

nº 24 - Enero

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Unos conquistadores, arrastrados ellos mismos por el torbellino rápido del tiempo, se entretienen en hacer morder el polvo a millones de hombres. (...) ¡Esperad, en nombre del cielo, todavía un instante, y vosotros y vuestros enemigos y yo y las margaritas, todo eso va a concluir!

Xavier de Maistre, Expedición nocturna alrededor de mi cuarto

AL QAIDA QUIEN CAIGA, SEÑOR ALCAIDE

Según los noticiarios de alcance, se plegó el tabanque ambulante del tiro del pimpam-pún del fotomatón de Agfanistán con instantáneas únicas: el abstemio Johnny Walker –que profesó en religión como Abdul Hamid-, acusado de practicar el talibanismo entre las tribus pastunes – el titular: “Un yanqui en la cohorte del mulláh Omar”-, enfrentado a su alter ego, Johnny Spann; Omar, el Príncipe de los Creyentes, despidiéndose entre salvas de ordenanza y ¡sálvese quien pueda!, para darse el piro, después de atiborrarse a mansalva los bolsillos de la chilaba en el banco, a escape en una motocicleta, y envuelto en una nube de polvo que deja chicas las del tubo de escape, poniendo pies en polvorosa como un “Correcaminos” -¿o era el “Coyote”?- en una viñeta digna de ser inmortalizada por algún dibujante de TBO: -¡Abur! ; y los luctuosos talibanes confundiéndose entre la población kandaharí, los lobos disfrazados con pieles de cordero pastún en desbandada –“que viene el Cordero” (de Dios, que quita los pecados del mundo), en versión inversa del cuento del “pastorcillo mentiroso”-; se hacen nuevas recolectas de kaláshnikov para los parias y desheredados -sin armamento- de la Tierra, tras la diáspora de la población afgana que alcanza los cinco millones de desplazados -a quienes les deberán reconstruir el país, devastado, las ayudas humanitarias de los países cómplices de los bombardeos-.

ÉXODO, MENTIRAS Y CINTAS DE VÍDEO o SIN NOTICIAS DE BEN

Ben Laden, el yerno del mulá sigue en estado críptico, terrorista por tierra, aire y mar –a la carga, hoy, con sus cargueros-bomba- bajo los aterradores bombardeos celestiales –¿quien a hierro mata a hierro termina?- de cortamargaritas –la cortarrápid que deshoja margaritas antes de criar malvas- en Tora Bora, al compás que marca el péndulo del Big Ben de Londres –Bin, Ben-, el mayordomo británico del Lord de los Siete Mares, y los hijos del multimillonario Sir Laden pedaleando por los puertos de las Montañas Blancas sin saber que las bicicletas son para el verano y los Reyes Magos vienen de Occidente.

Y, entretanto, se agiganta la leyenda de un Cid Laden –como la de Ben-Hur en su día- “desfacedor de entuertos” que ha de ganar batallas después de muerto – o de tuerto-, ya sea merced al anuncio de su suicidio ritual –y edípico- a manos de su hijo mayor, ya sea con la revelación de su culpabilidad mediante un secreto de confesión grabado en vídeo -¿pero no repudia el Islam el culto a los iconos?-, rebobobinado por occidentales dados ahora a la semiología y la semitología, al diagnóstico–di agnóstico, dilo- de la mitología oriental en una palabra, patriotas a la caza de brujas tras las huellas de Al Qaeda con la popular tonadilla de “la manguera”: Al Qaeda dónde está..., dónde está Al Qaeda..., Al Qaeda se perdió..., ¡No perdamos el control...!

COMO REGUERO DE PÓLVORA o DEL POLVORÍN AL POLVORÓN

El Ramadán se ve abocado a la Navidad –a Belén pastunes, a Ben Laden chiquillos-, y más de un marine encogorciado –hip, hip- rapeará –hip-hop- el gori-gori por Rip Laden -¡Rip, Rip, Hurra!- en una “noche de paz, noche de amor”, tras depurar la comitiva de la sura tribal invitada a la toma de posesión del nuevo presidente Hamid Karzai y antes de lanzarse a destruir el Paraíso yemení –El Edén del kat- y exterminar al hombre de Adén.

La indisciplina juvenil de la Intifada delata la crisis de Autoridad–Nacional-Palestina: otro gallo le cantara al terrorista Arafat –“Rais los mata bien muertos”- entre las ladillas de Ben Laden, que no con toda su banda -de Gaza y Cisjordania-, eso si es que el propio Laden no se esconde en la cueva del Belén, entre el “mulá” y el “bey”-, acosado por la fuerza de/la/Tora de un hebreo que se niega a dejar asistir a un musulmán a la cristiana “Misa del Gallo”–algunos hombres no doblan las rodillas cuando hablan, como Sharon, antes de romper el hielo y asestarle la puntilla a su enemigo-; en Nigeria se dilapidan las fuerzas del Islam lapidando a pobres mujeres acusadas de adulterio; la teocracia alauí se encocora con el pastel saharaui y la izquierda europea, española -y vasca, en particular-, ataviada siempre con el keffieh palestino, sueña en su medersa -o Madrassa- con trocar la Internacional por el Imagine, con transmutar a John Lenin en Vladimir Illich Lennon.